Congo se prepara para asistir al Foro Mundial de Educación en la capital de Senegal a partir del miércoles, pero este país centroafricano tendrá más problemas que progresos que anunciar en la ocasión.
Organizaciones no gubernamentales que trabajan con sindicatos de funcionarios y maestros, entre ellas la Asociación de Padres de Estudiantes Africanos (FAPE) y un grupo de ONG relacionadas con la enseñanza, celebraron una "semana de acción" este mes en Brazzaville para alertar a la comunidad nacional e internacional de la necesidad de garantizar la educación universal.
"El mundo estará atento a las ideas que surjan de Dakar. Será un acontecimiento importante que no se debe perder, sobre todo para un país como Congo, que aún padece las consecuencias de la guerra civil y cuyo sistema educativo está en total desorden", dijo Martin Itoua, presidente de FAPE.
La reunión de Dakar analizará cómo se ha avanzado en la implementación del objetivo "educación para todos".
Las ONG congoleñas redactaron un pedido que exige apoyo multilateral para reconstruir el devastado sistema educativo del país.
El pedido, firmado por más de 100 ONG, insta al gobierno a dar prioridad a la alfabetización y la educación de jóvenes y adultos, a proporcionar materiales de enseñanza a las escuelas y a computarizar el sistema educativo.
El documento exige mejores salarios y condiciones laborales para los maestros, un cronograma escolar, más horas de clase y mayor participación de la sociedad civil en la administración del sistema educativo.
El pedido también incluye la reducción o cancelación de la deuda externa congoleña para revertir el ciclo de pobreza y guerra.
Justin Koumba, presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT, o Parlamento Interino), declaró que la asistencia a las escuelas decae constantemente, y es peor en el caso de las niñas, agregó.
"Debemos reconocer que no estamos haciendo lo suficiente para alcanzar a miles de niños que aún trabajan en los campos o vagan por las calles de las ciudades", dijo Koumba, quien también preside la coordinación con las ONG.
"No hacemos lo suficiente para mejorar las condiciones de trabajo de los maestros, que trabajan en aulas abarrotadas a cambio de salarios patéticos", aseguró.
Según un informe de FAPE y Unicef, escrito en 1999, la asistencia escolar descendió a 78,9 por ciento en 1998, cuando antes era de 100 por ciento.
La guerra y sus consecuencias también incrementaron la tasa de analfabetismo a 24,9 por ciento. La alfabetización entre los hombres es de 83,1 por ciento y para las mujeres es de 67,2 por ciento.
Koumba reafirmó la necesidad de la educación básica para todos los niños.
"Lo más importante que podemos hacer por estos niños, a quienes prácticamente les falta todo, es darles una educación básica adaptada a sus necesidades. Es su derecho y es nuestro deber", declaró.
También reconoció que la educación probablemente sea el medio más efectivo de controlar el crecimiento demográfico, reducir la mortalidad infantil, eliminar la pobreza y fomentar la democracia, la paz y el desarrollo sustentable.
"Demasiadas recomendaciones, muy poca acción", comentó Romuald Okoti, maestro de una escuela primaria. (FIN/IPS/tra-en/lm/sz/sm/aq/ed/00