CUMBRE SUR: El FMI debe desaparecer, dice Fidel Castro

El presidente de Cuba, Fidel Castro, afirmó hoy frente a decenas de jefes de Estado y de gobierno reunidos en esta capital que el FMI debe desaparecer y ser sustituido por una entidad que ofrezca estabilidad real a la economía mundial.

Ante delegaciones de los 133 países del Sur en desarrollo integrantes del Grupo de los 77 (G-77), Castro culpó al FMI (Fondo Monetario Internacional) de "imprevisión"y "torpe manejo" de la última crisis financiera mundial, desatada en junio de 1997.

En su opinión, el FMI impone cláusulas de "condicionalidad" que paralizan las políticas de desarrollo social de los gobiernos, además de crearles graves problemas internos e impedirles obtener los recursos necesarios cuando más lo requieren.

"Para el tercer mundo es de vital importancia hacer desaparecer esta siniestra institución y la filosofía que representa, y sustituirla por un órgano regulador de las finanzas internacionales que funcione sobre bases democráticas y sin poder de veto para nadie", afirmó.

El FMI integró, junto con el Banco Mundial y países del Norte industrial, un paquete de asistencia de miles de millones de dólares para los países del sudeste asiático en los que se desató la crisis en junio de 1997. Sin embargo, la crisis se extendió luego a Rusia y América Latina y el Caribe.

Numerosos expertos han atribuido la crisis a la apertura y escasas regulaciones de los mercados asiáticos, antes elogiados por su acelerado crecimiento económico, a los capitales especulativos de corto plazo.

Para el gobernante cubano, las naciones del Sur requieren un organismo que no sea "defensor exclusivo de los acreedores ricos, que no imponga condicionantes injerencistas y permita regular los mercados financieros para frenar la especulación desbordada".

Al respecto, consideró como alternativa la imposición de un impuesto de uno por ciento mínimo a las transacciones financieras especulativas, que permitiría crear además un fondo de más de un millón de dólares anuales para promover el desarrollo "verdadero, sostenible e integral" de los países pobres.

Castro lanzó su propuesta en la sesión inaugural de la reunión de jefes de Estado y de gobierno de la denominada Cumbre Sur, iniciada este miércoles tras dos días de trabajo de expertos y cancilleres, con representación oficial de 122 miembros del G-77.

Los países en desarrollo deben unirse y cooperar para no perecer, dijo el presidente cubano, quien comparó el planeta con un barco en que 85 por ciento de los pasajeros viajan "hacinados en bodegas insalubres, con hambre, enfermedad y desesperanza".

Este barco parece destinado a chocar con un iceberg y, si así ocurre, "nos hundiremos todos", alertó Castro.

Los países industrializados y "en especial" Estados Unidos, así como las empresas transnacionales y el FMI diseñaron en las últimas dos décadas un orden económico mundial "hostil" para el progreso de las naciones del Sur en desarrollo.

"Hace falta un Nüremberg para juzgar el orden económico que nos han impuesto, que cada tres años mata de hambre y de enfermedades previsibles o curables (a) más hombres, mujeres y niños que todos los que en seis anos mató la segunda guerra mundial", dijo.

Castro aludía a los juicios realizados en la ciudad de Nüremberg por los países triunfantes en esa contienda bélica (1939- 1945) a criminales de guerra y violadores de los derechos humanos del régimen nazi que encabezó Adolf Hitler en Alemania.

El mandatario cubano alertó, además, que los más de 2,5 billones de dólares de deuda externa de los países del Sur constituye uno de los mayores obstáculos para el desarrollo y es una "bomba de tiempo lista para estallar" bajo los cimientos de una economía mundial en cualquier coyuntura de crisis económica.

El abultado endeudamiento, cuyo servicio absorbe 25 por ciento de las exportaciones de las naciones del Sur, figura entre las preocupaciones más agudas de los estadistas del G-77, interesados en la búsqueda de una solución duradera que aborde también las causas estructurales del problema.

A juicio de Castro, hoy es más evidente que nunca que la deuda no es un problema económico sino político que exige una solución política.

"No se puede seguir ignorando que se trata de un asunto cuya solución tiene que venir fundamentalmente de quienes tienen los recursos y el poder para ello: los países ricos", acotó.

Luego de reiterar su vieja tesis de que ese endeudamiento "es impagable e incobrable", consideró que los recursos necesarios para una "solución de fondo" no son grandes si se comparan con los gastos de los países acreedores, que solo en armas y soldados gastan 800.000 millones de dólares al año.

La globalización es, según Castro, una realidad objetiva, que al ser encerrada "en la camisa de fuerza del neoliberalismo" tiende a extender la pobreza, la violación de la soberanía y el "sálvese quien pueda" en medio de la desigual competencia en el mercado.

En su opinión, la liberalización comercial ha consistido en una eliminación unilateral de instrumentos de protección por parte del Sur "sin que los países desarrollados hayan hecho lo mismo para permitir la entrada a sus mercados de las exportaciones del Tercer Mundo".

Los productos básicos, que constituyen más de la mitad de los ingresos por exportaciones de 67 países del Sur, continúan siendo "el eslabón más débil" en el comercio mundial.

Castro se refirió a los altos precios que en ocasiones alcanza el petróleo como factor de sustancial empeoramiento de la situación de las naciones que son importadores netos de ese vital recurso.

"Los altos precios benefician a los exportadores, son fácilmente soportables por los países ricos, pero desesperanzadores y destructivos, en cambio, para la economía de gran parte del Tercer Mundo", aseguró.

Ese es un ejemplo de que el trato diferenciado para naciones en condiciones desiguales de desarrollo debe constituir un principio comercial justo e imprescindible, agregó el mandatario cubano, que consideró además el Pacto de San José como "buen precedente", de lo "que puede y debe hacerse".

El Pacto de San José, firmado hace dos decenios, obliga a México y Venezuela a exportar crudo en condiciones ventajosas a un grupo de pequeños importadores de América Central y el Caribe. Dos años atrás, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no logró el acuerdo de México para sumar a Cuba al grupo de beneficiarios.

Sin embargo, Castro consideró al Pacto de San José un camino a imitar, "tomando en cuenta las condiciones particulares de uno de los países del Tercer Mundo" en similares circunstancias, aunque evitando "condicionamiento alguno por el tratamiento diferenciado que reciban".

La Cumbre Sur abordará también las relaciones entre el mundo en desarrollo y los países pobres, la globalización, el conocimiento y la tecnología y la cooperación entre naciones del Sur como herramienta clave para su desarrollo.

A la cita, que concluirá este viernes con la firma de una declaración final y programa de acción, asisten 42 mandatarios, 13 vicepresidentes y viceprimeros ministros y 67 cancilleres de países miembros del G-77, que se reúne por primera vez en sus 36 años de existencia a nivel de jefes de Estado y de gobierno. (FIN/IPS/pg/mj/if ip/00

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