ASIA: Reunión de banco regional crea paranoia en Tailandia

Fuerzas de seguridad detuvieron a varios activistas en esta ciudad de Tailandia para interrogarlos, en señal de lo que los críticos llaman "paranoia" de las autoridades en vísperas de la reunión anual del Banco Asiático de Desarrollo.

Desde que las protestas masivas de organizaciones no gubernamentales (ONG) paralizaron las reuniones de la Organización Mundial del Comercio, que tuvieron lugar en noviembre en Seattle, los gobiernos que hacen de anfitriones de encuentros similares se han vuelto muy cautelosos.

En la provincia nortailandesa de Chiang Mai, anfitriona de la reunión del Banco del 6 al 9 de mayo, las fuerzas de seguridad crearon una atmósfera de temor entre las numerosas ONG del lugar.

Agentes de inteligencia rondan las calles en busca de gente que, a su criterio, podría crear problemas. También recurrieron a la intervención de teléfonos, lo que forzó a algunas organizaciones a suspender sus tareas, según activistas.

Muchos residentes abandonaron la ciudad hasta que se tranquilice la situación, luego de la reunión del banco regional, con sede en Manila.

Del otro lado de toda esta "atención" se encuentran disidentes, estudiantes, refugiados y organizaciones de birmanos que trabajan sobre cuestiones relacionadas con Birmania y otros grupos considerados "sensibles" para el Banco, como los opuestos a las represas.

"El gobierno está ciertamente nervioso, en especial por los grupos birmanos que se oponen a la construcción de represas sobre el río Salween, en Birmania", declaró un activista de los derechos humanos de Chiang Mai.

Pero los temores del gobierno son infundados, porque la mayoría de los grupos birmanos y ambientalistas de Chiang Mai trabajan de manera informal y por lo tanto no desean llamar la atención, afirmó el activista.

Sin embargo, si decidieran protestar, estarían en su derecho de hacerlo en una Tailandia democrática, señaló.

La polémica propuesta del gobierno tailandés de construir una serie de represas sobre el río Salween, que fluye a lo largo de la frontera entre Tailandia y Birmania, fue respaldada por el Banco Asiático de Desarrollo, que proveyó los fondos para los estudios de factibilidad.

Los activistas sostienen que los diques destruirán preciosas zonas de bosques tropicales además de desplazar a numerosos miembros de la minoría étnica shan en Birmania, muchos de los cuales luchan por la independencia de Rangún.

El Banco siempre ha sido blanco de críticas de los grupos ambientalistas de la región por su activo apoyo a grandes proyectos de energía, a los que consideran ecológicamente perjudiciales. Más de 25 por ciento de los créditos del Banco se destinan al sector de la energía.

Grupos birmanos establecidos en Chiang Mai temen que la represión de sus miembros en los últimos meses tenga por objetivo silenciarlos antes de la reunión del Banco.

El mes pasado, autoridades de inmigración detuvieron a Moe Thee Zun, ex presidente del Frente Democrático de Todos los Estudiantes Birmanos, bajo el cargo de uso de pasaporte falso en viaje a Estados Unidos para una conferencia.

Anteriormente, Max Ediger, un conocido defensor de la democracia en Birmania, también fue detenido en Bangkok junto con un grupo de estudiantes birmanos que trabajaban en su ONG, llamada Asuntos de Birmania.

"El arresto de alguien tan respetado como Max Ediger, quien ha trabajado en Tailandia durante años, es una fuerte advertencia para todos los grupos relacionados con Birmania", previno un activista que trabaja con refugiados birmanos.

Gran parte de la llamada paranoia del gobierno respecto de los grupos de disidentes birmanos en el norte de Tailandia se relaciona con la crisis de rehenes del pasado enero, cuando un grupo de rebeldes karen tomó un hospital en Ratchaburi, a 100 kilómetros de Bangkok.

La crisis terminó con la muerte de los rebeldes por fuerzas de seguridad tailandeses, sin que resultara herido ningún rehén, entre ellos cientos de pacientes.

Desde entonces, fuerzas de seguridad tailandesas reprimen actividades rebeldes a lo largo de la permeable frontera con Birmania.

Así mismo, las autoridades demostraron una creciente intolerancia hacia refugiados de grupos étnicos minoritarios como los karen, karenni y shan, que luchan contra la junta militar de Birmania.

Aunque los disidentes birmanos y activistas extranjeros se mantengan alejados de Chiang Mai, numerosas ONG tailandesas planean celebrar en esta ciudad un Foro del Pueblo del 3 al 5 de mayo, antes de la reunión anual del Banco.

Las ONG acusan al Banco de destruir los sistemas ecológicos de la región con sus proyectos, en especial la construcción de represas, además de debilitar los derechos laborales tan difícilmente conquistados y respaldar a las multinacionales a expensas de las pequeñas y medianas empresas.

"El Banco Asiático de Desarrollo es el enemigo de Tailandia", afirmó Somkiat Pongpaiboon, del Instituto Rajabhat de Nakhon Ratchasima, en el noreste de Tailandia.

"El enfoque del Banco sobre las reformas consiste en privatizar o liquidar todas las empresas públicas y el sistema de salud y educación", agregó. (FIN/IPS/tra-en/tag/ral/mlm/dv/00

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