(Arte y Cultura) SRI LANKA: Falta de fondos conspira contra bibliotecas públicas

El precio de los libros en Sri Lanka los hace inaccesibles para muchos ávidos lectores que dependen de las bibliotecas públicas, pero la calidad del servicio de esas instituciones es muy baja por falta de recursos.

Hay una biblioteca pública por cada 37.000 habitantes, en un país cuya población asciende a 18 millones, la mayoría de los cuales saben leer y escribir.

La gran mayoría de las bibliotecas están a cargo de municipalidades u otros organismos públicos, excepto algunas mantenidas por misiones diplomáticas como la del Consejo Británico.

Las cuotas que deben pagarse para acceder al servicio son muy bajas, y las instituciones, carentes de fondos, están mal equipadas y dirigidas. Muchas de ellas funcionan en edificios viejos y con problemas de ventilación, y hay escasez de bibliotecarios calificados.

La Asociación de Bibliotecas, una organización no gubernamental con sede en Colombo, creada en 1969, ofrece un curso de tres años que da acceso a un diploma en bibliotecología y ciencias de la información, pero esa capacitación no es obligatoria y sólo 300 personas se han graduado.

"La politización en aumento del sistema y la falta de comprensión de los burócratas son los mayores obstáculos para mejorar el nivel", señaló un portavoz de la Asociación, quien aseguró que los bibliotecarios no son contratados por su competencia sino por su filiación política.

Las bibliotecas públicas ofrecen a menudo libros en dos o en tres idiomas, no sólo en cingalés, el idioma oficial y de la etnia mayoritaria, sino también en tamil, idioma de la principal minoría étnica, y en inglés, pero muchos bibliotecarios sólo conocen el cingalés.

Sin embargo, hay una gran demanda de textos en inglés a causa de la creciente globalización económica cultural, sobre todo entre empleados del sector privado.

El precio de una novela ronda tres dólares, y la mayoría de las personas recibe salarios de unos 40 dólares mensuales, que no les permiten comprar libros.

La Biblioteca Pública de Colombo, mantenida por el consejo municipal de esa ciudad, es la más grande y mejor equipada de Sri Lanka, pero está destinada en forma exclusiva a propósitos de investigación y archivo.

Funciona en un edificio moderno y contiene unos 750.000 libros en cingalés o en inglés, pero muchos de ellos son inadecuados. Por ejemplo, sus diccionarios ingleses y enciclopedias fueron impresos en la primera mitad del siglo XX y pertenecen a un archivo.

Las bibliotecas mejor provistas de Colombo son las del Consejo Británico y el Servicio de Información de Estados Unidos.

El Consejo del Servicio Nacional de Bibliotecas, que cuenta con un presupuesto anual de 60.000 dólares, sólo se ocupa de la biblioteca pública de Colombo.

Otras bibliotecas públicas diseminadas en el país tienen presupuestos escasos con los cuales no pueden comprar libros importados en inglés, que por lo general son muy caros e inaccesibles para la mayoría de los lectores.

Bibliotecarios han acusado al gobierno de no emplear los fondos destinados a las bibliotecas para comprar libros sino para adquirir otros bienes, incluyendo vehículos. "En la actualidad los burócratas no leen, y no comprenden el valor de los libros", lamentó un funcionario.

Existe gran interés del público en áreas nuevas como la informática, pero muy pocas bibliotecas públicas están en condiciones de satisfacer esa demanda. La de Colombo es la única biblioteca pública que brinda acceso a Internet a sus socios, pero sólo dispone de una terminal para 135.000 personas.

La biblioteca pública de Colombo mantiene un servicio móvil de préstamo de libros, que incluye a las comunidades pobres y busca promover hábitos de lectura entre niños y niñas, pero ese servicio está limitado a la ciudad y sus suburbios.

Sólo 10 por ciento de las 10.312 escuelas públicas cuentan con bibliotecas. Las de aldeas tienen menos de 100 libros, la mayoría de ellos en cingalés o tamil.

El año pasado el gobierno prometió contratar a 4.000 graduados en bibliotecología como bibliotecarios escolares, pero aún no lo ha hecho.

No hay bibliotecas en las escuelas de zonas del norte y el este del país afectadas por la guerra civil entre fuerzas del gobierno y la guerrilla independentista tamil, como Jaffna, Mannar, Vavuniya y Mulaitivu, pese a que todas ellas, salvo Mulaitivu, ya están bajo control del gobierno.

La biblioteca municipal de Jaffna fue quemada por grupos antitamiles. La agresión expresó el temor de muchos cingaleses a ser dominados por los tamiles, que tienen en promedio mejores niveles de educación. Ese temor es una de las raíces del conflicto étnico.

El único consuelo para los amantes de los libros en esas zonas es que las cosas no van mejor en el sur. El gobierno asegura que la educación es un área prioritaria, pero el servicio de bibliotecas aún es inadecuado en todo el país. (FIN/IPS/tra- eng/sg/an/ego/mp/cr/00)

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