Miles de negros que lucharon en la guerra de independencia de Zimbabwe continuaban ocupando granjas de productores blancos hoy por tercera semana consecutiva, mientras la confusa reacción del gobierno aumentó la sospecha de que el presidente Robert Mugabe quiere beneficiarse con el problema.
Mugabe declaró el jueves en la televisión estatal que su gobierno no tomaría acción alguna contra los ex combatientes. Pero pocas horas después, el ministro del Interior Dumiso Dabengwa ordenó a los invasores que abandonaran las granjas para el viernes a más tardar.
Dabengwa reiteró la orden el fin de semana, pero los invasores no la acataron y la policía no tomó medidas.
La Unión Comercial de Granjeros (CFU), que representa mayoritariamente a los productores blancos, calculó que unas 200 granjas habían sido invadidas en todo el país.
David Hasluck, director de la CFU, pidió a la policía que actúe de inmediato para impedir "el creciente estado de anarquía".
Pero como Mugabe está de visita en República Democrática de Congo, donde envió 11.000 soldados para apoyar la lucha del gobierno de Laurent Kabila contra la guerrilla, y en Kuwait, seguramente los invasores permanecerán ocupando las granjas hasta que el presidente vuelva y decida qué hacer.
No obstante, como las elecciones parlamentarias se celebran en abril, analistas políticos sostienen que Mugabe no ordenará a los ex combatientes que abandonen las granjas para no arriesgar la pérdida de votos.
Mugabe perdió popularidad debido a la escasez de gasolina, diesel y queroseno, utilizado por miles de familias para cocinar, que padece el país. Debido a esta situación, el gobierno perdió un referéndum para adoptar una nueva constitución el mes pasado.
Según los analistas, es el propio gobierno que orquestó las ocupaciones de granjas con el fin de recuperar terreno político. Pero la mayor parte de la población parece oponerse a las invasiones ilegales.
Muchos coinciden en que la falta de tierras fue la razón por la que miles de negros tomaron las armas contra los colonos blancos, pero no concuerdan con la forma en que el gobiernno manejó este delicado tema.
Dos décadas después de la independencia, la tierra fértil sigue siendo el privilegio de la minoría blanca. En los pocos casos de redistribución de parcelas, los observadores señalan que no se hizo correctamente.
La mala aplicación de la reforma agraria tuvo un alto precio social y económico. Los donantes internacionales ven con malos ojos a Zimbabwe porque el proceso favoreció a algunos altos funcionarios y a la elite en el poder.
Los analistas advierten que es urgente la necesidad de corregir el programa de reforma agraria para combatir la pobreza.
Los blancos constituyen uno por ciento de los 12 millones de habitantes pero aún son propietarios de gran parte de las mejores tierras, mientras un millón de familias negras viven en parcelas estériles luego de que fueron expulsadas de sus moradas originales por los gobernantes coloniales.
Aunque muchos comprenden la ira y frustración de los ex combatientes que ocuparon las granjas, otros critican su proceder en las últimas semanas, como ocurre en la Internet.
Allí, muchos ciudadanos de Zimbabwe discuten el tema y algunos sostienen que las ocupaciones fueron provocadas por Mugabe quien advirtió en reiteradas ocasiones sobre las invasiones si se impedía un proyecto suyo para redistribuir la tierra. (FIN/IPS/tra-en/lm/sm/aq/ip/00