PETROLEO: Suba de precios afecta planes económicos de Brasil

El aumento del precio internacional del petróleo pone en riesgo el cumplimiento de metas económicas de Brasil para este año como un crecimiento del producto interno bruto de cuatro por ciento y una inflación de seis por ciento.

Brasil depende por completo del transporte carretero, y un tercio de los combustibles que se consumen en el país provienen de importaciones. Por otra parte, la adopción de medidas para contener la inflación causada por el aumento del precio del combustible podrían obstáculizar el crecimiento económico.

El costo del petróleo "será una de las cuestiones críticas vinculadas con la inflación en los próximos meses", según Paulo Cota, jefe del más tradicional centro de seguimiento de la evolución de los precios en Brasil, el de la Fundación Getulio Vargas, en Río de Janeiro.

El gobierno mantiene bajo control el sector petrolero y autorizó el 1 de marzo a las refinerías a aumentar sus precios siete por ciento. Las autoridades esperan que el precio para los consumidores de derivados del petróleo, y en especial para transportes de cargas y pasajeros, suba sólo cinco por ciento.

Eso no sería suficiente, de todos modos, para equilibrar las cuentas, admitieron las propias autoridades. El Ejecutivo previó en el presupuesto para este año que el precio promedio del barril de petróleo fuera 22,90 dólares, y la cifra ya es casi 40 por ciento mayor en la actualidad.

Por otra parte, es difícil que se cumplan las metas fiscales acordadas por Brasil con el Fondo Monetario Internacional, que exigen un gran superávit primario, sin un importante ingreso proveniente del petróleo.

Por lo tanto, el gobierno enfrenta la disyuntiva de elevar aun más los precios del combustibles y provocar inflación, o no hacerlo y enfrentar un fracaso del plan de ajuste fiscal.

La situación ha obligado al Banco Central brasileño a no disponer una reducción de su tasa de interés, para evitar una caída de los ingresos del Estado. La tasa se mantiene en 19 por ciento desde el semestre pasado, pese a la caída de la inflación desde enero e incluso una leve deflación en Sao Paulo en febrero.

La reducción del costo financiero es reclamada por el sector productivo como una medida indispensable para que la economía del país pueda crecer por lo menos tres por ciento este año.

Además, el aumento del precio internacional del petróleo afecta la balanza comercial, y hace difícil cumplir la meta oficial de 5.000 millones de dólares de superávit para este año, que fue confirmada por el nuevo coordinador de Comercio Exterior, Roberto Gianetti da Fonseca.

Las importaciones petroleras costaron 235 millones de dólares en febrero, más del doble que en el mismo mes de 1999. Eso determinó que el saldo comercial favorable de Brasil el mes pasado fuera sólo 78 millones de dólares.

Los analistas prevén que Brasil gastará este año 7.000 millones de dólares en importaciones de petróleo y sus derivados, 60 por ciento más que en 1999, si persiste la actual situación.

El gobierno trata de evitar la alarma y asegura confiar en que el precio del petróleo bajará pronto. "No debemos basar nuestras decisiones en el cortísimo plazo, y el barril de crudo aún se negocia a 22 dólares en el mercado de futuro", arguyó el secretario de Política Económica, Edward Amadeo.

Otra amenaza externa un posible aumento de las tasas de interés en Estados Unidos que estimularía la fuga de capitales, advirtieron economistas de la Confederación Nacional de la Industria, quienes piensan, sin embargo, que Brasil podría absorber ese impacto con un limitado aumento de la inflación.

El alza simultánea del precio del petróleo y de las tasas de interés estadounidenses provocó la crisis que hizo de los años 80 la "década perdida", pero las condiciones actuales son muy distintas.

No se prevé que las tasas de interés en Estados Unidos suban tanto como en aquella ocasión y la dependencia petrolera de Brasil se redujo mucho. El país produce hoy casi 70 por ciento del petróleo que consume, y la situación era la inversa hace 20 años.

Solo el año pasado, la compañía petrolera estatal Petrobrás redujo 23 por ciento las importaciones de crudo, que bajaron a 336.000 barriles diarios, y 30 por ciento las de derivados del petróleo, que llegaron a un promedio de 304.000 barriles por día.

Lo que más preocupa es la posibilidad de trabas al crecimiento económico, que se estancó el año pasado y tuvo un débil desempeño en las dos últimas décadas. Una nueva frustración en la materia agravaría en forma peligrosa la impopularidad del gobierno, ya rechazado por una amplia mayoría de los consultados en encuestas. (FIN/IPS/mo/mp/if ip/00

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