Los procesos políticos se enriquecen y se ensanchan con la participación de las mujeres, al mismo tiempo que ganan en honestidad y transparencia, concluye un estudio realizado por la Unión Interparlamentaria Mundial (UIP).
Con la intervención femenina, la política se vuelve más sensible a las necesidades de la población, en particular de las mismas mujeres y de los sectores más marginados de la sociedad, dice el estudio distribuido este lunes en Ginebra, sede de la UIP, y en Nueva York, con motivo de la celebración el miércoles del Día Internacional de la Mujer.
A pesar de esa constatación, la representación de la mujer en las jefaturas de estados solo ascendía a mediados de 1999 a 3,7 por ciento (Guyana, Irlanda, Letonia, Panamá, San Marino, Sri Lanka y Suiza).
Por la misma época, las jefas de gobierno sólo eran 1,6 por ciento (Bangladesh, Nueva Zelanda y Sri Lanka), en tanto las parlamentarias se elevaban a 13 por ciento.
La investigación de la UIP se basa en un cuestionario presentado a 187 mujeres políticas de 65 países, representantes de grupos de distintas ideologías.
Los autores del trabajo puntualizaron que, por un lado, la igualdad de género está incorporada a la legislación.
En cambio, las actuales barreras y dificultades que las mujeres afrontan en la política evidencian con claridad que los principios de paridad e igualdad en una democracia continúan siendo obstaculizados por un conjunto de normas y prácticas consolidadas, que han sido dictadas en ausencia de las mujeres.
Pero la culpabilidad por esos obstáculos no debe ser atribuida únicamente a los hombres, aclara el estudio. Las mujeres también pueden ir contra sus intereses cuando actúan cegadas por el afán del provecho y de las ambiciones personales, o confundidas por el divisionismo de los políticos.
Sin embargo, una mujer política de Europa occidental afirmó que las mujeres son menos antagonistas que los hombres y más inclinadas a formar consenso.
El trabajo de la UIP estableció que las mujeres pueden reconocer claramente las transformaciones que obedecen al mero hecho de su presencia en la escena política o son el resultado de su acción política individual o colectiva.
Todos esos elementos, afirmó, contribuyen a la lenta construcción de una democracia fundada en la igualdad de género.
Entre las principales consecuencias de la irrupción de la mujer en la política figura la evolución profunda, aunque lenta, de la cultura política como se evidencia en en el lenguaje y en las costumbres.
Una mujer de América del Norte entrevistada para la encuesta verificó que "se ha producido una eliminación virtual del lenguaje sexista".
"Antes solía haber incidentes en nuestro parlamento donde las legisladoras eran llamadas 'prostituta', 'perra', 'nena'. Una parlamentaria fue acogida con burlas cuando planteó el tema de la violencia contra la mujer", afirmó.
Pero la misma entrevistada estimó que "los hombres son más cuidadosos. Su actitud ha cambiado. Ahora hay más moderación, menos pasión y mayor objetividad".
La presidenta de la UIP, Najma Heptulla, de India, confirmó que existe mayor participación de las muejeres en todos los niveles de toma de decisiones y también un compromiso mayor de los gobiernos para eliminar la discriminación de género del sistema político.
El movimiento feminista ha ganado impulso en todo el mundo y es alentador observar que los hombres han comenzado a aceptar a las mujeres como socias igualitarias en el progreso de la civilización, dijo Heptulla.
El estudio determinó que los logros alcanzados por el trabajo político de las mujeres se observan, en especial, en los sectores de la seguriadd social, de la igualdad de género, de la lucha contra la violencia y el abuso contras las mujeres y los niños, en el empleo, los servicios o el ambiente.
Aunque en menor medida, gracias a la participación de la mujeres se registran asimismo avances en el control de armamentos y en la solución de conflictos.
Los testimonios recogidos por la encuesta muestran a mujeres convencidas de que contribuyen a la política con perspectivas y valores diferentes a los que aportan los hombres. De esa manera, perfeccionan y extienden el proceso, haciéndolo más democrático, dijo el documento.
El estudio verificó que para las mujeres queda pendiente un interrogante, que también debe preocupar a los hombres: ¿Cómo se puede conciliar de la mejor manera la política con la vida familiar?
De las mujeres parlamentarias entrevistadas, 73 por ciento (138 casos) eran madres. Un total de 34 de esas legisladoras eran responsables de la atención de sus hogares y del cuidado de una o dos personas ancianas, en tanto otras cinco tenían a su cargo personas discapacitadas. (FIN/IPS/pc/ag/dv ip/00