CULTURA: Veintidós academias resolverán dudas sobre el castellano

Veintidós academias de la lengua castellana elaborarán en un plazo de dos años un diccionario de dudas sobre el idioma, a partir de un acuerdo firmado hoy en esta capital por la Real Academia Española (RAE) y la compañía Telefónica.

El convenio fue suscripto en la sede de la RAE por su director, Víctor García de la Concha, y por el presidente de la transnacional española Telefónica, Juan Villalonga, en presencia de representantes de 19 academias de América Latina y el Caribe y de las de Estados Unidos y Filipinas.

La elaboración de ese "Diccionario normativo de dudas", dijo de la Concha, no registrará todas las variantes lingüísticas del mundo hispanohablante. En cambio examinará las dudas que a diario se plantean los usuarios del español corriente, "la lengua que todos empleamos, o aspiramos a emplear, cuando sentimos la necesidad de expresarnos con corrección".

Porque, dijo Ofelia Kovaci, presidenta de la Academia Argentina de Letras, "las lenguas son organismos vivos destinados a satisfacer las necesidades de los hablantes de nombrar, expresarse, comunicarse, y deben ser flexibles para la creación intelectual y literaria".

Kovaci, quien habló en representación de todas las academias de fuera de España, agregó que deben ser motivo de especial preocupación "los extranjerismos que cada día irrumpen en el mundo hispanohablante", y ofrecerse "de manera consensuada e inmediata la respuesta adecuada a cada caso".

Esa inmediatez la proporcionará la participación de Telefónica que, con el apoyo de su empresa en España y sus filiales en otros países, aportará los medios para interconectar a todas las Academias y para ofrecer el diccionario por Internet en la misma medida en que se vaya elaborando.

El director del español Instituto Cervantes, Fernando Rodríguez Lafuente, comprometió su apoyo a la iniciativa y destacó que la lengua, "ese bien generoso, libre y crítico, se ha convertido en un recurso económico esencial en la vida moderna".

Es más, añadió, "en la era de la sociedad global las lenguas son las que facilitan o impiden el acceso a fuentes de información y de intercambio que se multiplican, como en el cuento borgiano, hasta el infinito".

"La lengua ha pasado a ser un requisito imprescindible para el crecimiento en todos los órdenes", sostuvo Rodríguez Lafuente.

Y, en ese plano, subrayó que el español es el idioma oficial de una veintena de naciones, uno de los tres que habitualmente se consideran oficiales y de trabajo en múltiples organismos internacionales y "la más homogénea -dentro de su fertilísima tradición de unidad y diversidad- entre todas las grandes lenguas internacionales, y una lengua en expansión por todo el planeta".

Villalonga expresó que su compañía, al suscribir el acuerdo, cumple con su obligación de contribuir para que el idioma español esté presente en Internet en proporción a su presencia en el mundo. Porque, indicó, se está viviendo "la revolución lingüística más importante de nuestra historia".

Kovaci recordó que en el siglo XIX, muchos americanos suponían que la independencia política debía acompañarse de la lingüística, "utopía que creían derivaría de la lectura de pensadores de otras lenguas".

Otros temieron entonces que la lengua se fragmentara por las diferencias, y ambas preocupaciones se reflejaron en la obra del venezolano Andrés Bello, autor de la Gramática Castellana.

En la época de Bello, prosiguió la lingüista argentina, las amenazas a la unidad de la lengua y a su tradición se combatían con la educación, la gramática y los libros. Pero "hoy, muchos estudiosos consideran que los medios de comunicación orales y escritos son los que 'hacen y deshacen' la lengua, y poco puede la escuela ante esos medios poderosos".

Ahora bien, puntualizó, "los medios masivos, como la radio, la televisión y los demás medios electrónicos, pueden tanto difundir errores o generar dudas idiomáticas como contribuir a la unidad de la lengua".

Esa unidad, matizó Kovaci, debe mantenerse con firmeza "respetando las diferencias propias de cada país o región".

Esas diferencias son, a su juicio, naturales y lógicas "en una lengua que se extiende en un área geográfica tan amplia, que abarca tantas naciones con características históricas, sociales y culturales peculiares".

Para ella, "es asombroso comprobar cómo ha podido mantenerse en el tiempo la comprensión recíproca de los hablantes, principalmente en la lengua culta".

En su intervención, Kovaci no pudo dejar de referirse a las telenovelas o "culebrones", cuando recordó observaciones del académico Gregorio Salvador.

Al difundirse en España esas series televisivas, Salvador advirtió que los jóvenes de la ciudad española de Burgos calificaban unos zapatos de chéveres (término venezolano para decir que algo es muy bueno) o el de los aplazados en un examen, aludiendo como se dice en Argentina a los estudiantes que no aprueban, siendo que en España se los denomina suspendidos.

También notó Salvador que muchos españoles rescataron el verbo platicar, por conversar, usual en México y olvidado en España, hasta que llegaron los culebrones.

Esa riqueza y unidad en la diversidad del castellano lo convierten en un gran capital. Por eso, Rodríguez Lafuente concluyó afirmando que al vivir y depender la sociedad de la información de las lenguas, aquellas naciones que se expresan en español parten con ventaja.

La ventaja "de contar con uno de los idiomas imprescindibles en ese nuevo mundo en el que apenas comenzamos a adentrarnos. Por ello, la apuesta por el español y por su difusión universal es la mejor inversión de futuro". (FIN/IPS/td/ff/cr/00

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