El socialista Ricardo Lagos se convertirá este sábado en el tercer presidente de Chile desde el fin de la dictadura en 1990, para dirigir hasta 2006 los destinos de un país que aún no logra culminar su proceso de transición a la democracia.
Desde el jueves comenzaron a llegar a Santiago gobernantes y otros líderes políticos de América Latina y Europa invitados a la ceremonia en la sede del Congreso Legislativo en Valparaíso, donde el mandatario saliente, el demócrata cristiano Eduardo Frei, entregará la banda presidencial a Lagos.
Este país, gobernado entre septiembre de 1973 y marzo de 1990 por el dictador Augusto Pinochet, es ahora sede de una cita democrática que será acompañada por fiestas y actos culturales para saludar la instalación del primer gobierno del nuevo milenio.
Entre las 150 personalidades extranjeras que asistirán a este acontecimiento histórico están el príncipe Felipe de Asturias, de España, y los presidentes Fernando de la Rúa, de Argentina, Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Andrés Pastrana, de Colombia, Gustavo Noboa, de Ecuador, y Jorge Batlle, de Uruguay.
También estarán presentes los primeros ministros Massimo D'Alema, de Italia, Antonio Guterres, de Portugal, y Helen Clark, de Nueva Zelanda, al igual que los presidentes Miguel Angel Rodríguez, de Costa Rica, y Carlos Flores, de Honduras.
El presidente de Perú, Alberto Fujimori, canceló a última hora su viaje a Chile, debido a los problemas internos que enfrenta en su campaña para una nueva reelección. Otra ausencia importante en el ámbito latinoamericano es la de Hugo Bánzer, presidente de Bolivia.
El presidente cubano Fidel Castro, invitado a los actos de instalación del nuevo gobierno, se abstuvo de viajar, y envió en su representación al vicepresidente Carlos Lage, quien negó que la ausencia de Castro obedeciera a una demanda presentada en su contra en Chile.
Lage calificó de "ofensa" la demanda entablada por la ex ministra de Justicia de la dictadura de Pinochet, Mónica Madariaga, que busca inculpar a Castro como responsable del asesinato del entonces intendente de Santiago, el general Carol Urzúa, cometido en 1983 por un grupo armado de extrema izquierda.
El interés internacional en torno a la investidura de Lagos refleja la atención con que se sigue en el exterior el proceso político chileno, reflejado últimamente en el impacto que causó el retorno al país del ex dictador Augusto Pinochet tras su prolongado arresto en Londres.
También es objeto de interés el hecho de que el nuevo presidente chileno será el segundo mandatario socialista en la historia de este país, pero en un escenario muy diferente al del gobierno de Salvador Allende, que se instaló en noviembre de 1970 y fue derrocado mil días después, el 11 de septiembre de 1973.
Al contrario de Allende, que tuvo como aliados principales a los comunistas, Lagos encabeza una coalición de centroizquierda conformada en los años finales de la dictadura por corrientes socialistas, demócratacristianas y socialdemócratas.
La ceremonia de juramento del nuevo mandatario se celebrará a partir de las 14.30 GMT en el salón de honor del parlamento en Valparaíso. Desde allí, Lagos viajará más tarde a Concepción, 515 kilómetros al sur de Santiago, desde donde hará su primer discurso como presidente a las 19:30 GMT.
Más tarde volará a Santiago, donde será objeto de un multitudinario recibimiento en el trayecto desde el aeropuerto de Pudahuel hasta el remozado palacio de gobierno de La Moneda, desde cuyos balcones pronunciará un saludo al pueblo en las primeras horas de la noche.
Con Lagos prestarán juramento sus nuevos ministros y viceministros. El nuevo gabinete incluye a cinco mujeres en cargos ministeriales, encabezadas por la canciller Soledad Alvear, y ocho viceministras, una presencia sin precedentes en la historia del país.
Los festejos por la instalación del nuevo gobierno continuarán el domingo en todo el país y tendrán como actividad central una gran fiesta de la cultura en el Parque Forestal de Santiago, en la ribera sur del río Mapocho.
Lagos recibirá de Frei un país en tren de recuperación económica luego del duro impacto de la crisis internacional durante 1999, que provocó una caída de 1,3 por ciento en el producto interno bruto.
El nuevo gobierno, al parecer, ha logrado neutralizar las desconfianzas de los gremios de empresarios, que dialogaron esta semana con Lagos acerca de su política económica, que no prevé cambios sustantivos al modelo de mercado y de apertura al exterior vigente en el país.
Los mayores desafíos para el nuevo presidente estarán en el frente político, donde deberá completar una transición inconclusa a la democracia, caracterizada por la persistencia de instituciones autoritarias heredadas de la dictadura. (FIN/IPS/ggr/mj/ip/00


