El Ejército de Chile reiteró hoy, en la víspera de la investidura presidencial del socialista Ricardo Lagos, su respaldo al ex dictador Augusto Pinochet, cuyo posible procesamiento por crímenes contra los derechos humanos está pendiente de una resolución de los tribunales.
El general Ricardo Izurieta, comandante en jefe del Ejército, pronunció un discurso calificado de "desafiante" por observadores políticos en una ceremonia por su segundo año al mando de la institución, realizada en el Regimiento Esmeralda, de la ciudad de Antofagasta, 1.200 kilómetros al norte de Santiago.
El pronunciamiento castrense tuvo lugar una semana después de que las Fuerzas Armadas tributaran a Pinochet una recepción de héroe a su regreso a Chile tras 503 días de arresto en Londres, una actitud que el presidente Eduardo Frei calificó indirectamente de "provocación", el miércoles.
Frei, un demócrata cristiano, entregará el cargo este sábado a Lagos, un socialista moderado, en el tercer relevo presidencial desde marzo de 1990, cuando finalizó la dictadura que Pinochet encabezara desde el cruento golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Este tercer gobierno de la centroizquierdista Concertación por la Democracia heredará como uno de sus desafíos mayores las demandas de juzgamiento de Pinochet, senador vitalicio desde marzo de 1998, contra quien se tramitan 72 querellas criminales, a cargo del juez Juan Guzmán.
El magistrado elevó el lunes a la Corte de Apelaciones un pedido de desafuero (retiro de la inmunidad parlamentaria) de Pinochet, para procesar al anciano general retirado de 84 años por los crímenes de la llamada "caravana de la muerte", una misión militar especial que mató e hizo desaparecer a prisioneros políticos en 1973.
El Consejo de Defensa del Estado resolvió el martes hacerse parte en ese proceso y su presidenta, la abogada Clara Szczaranski, dijo el miércoles que la entidad alegará ante la Corte de Apelaciones de Santiago a favor del desafuero del ex gobernante de facto.
El Ejército seguirá apoyando al general Pinochet, quien sufrió "una injusta y prolongada" detención en Gran Bretaña, dijo Izurieta, agregando que la institución luchará para que "la historia sea escrita con la verdad de los hechos".
Izurieta recibió el 10 de marzo de 1998 el bastón de mando del Ejército de manos del propio ex dictador, quien comandó la principal rama de las Fuerzas Armadas por casi 25 años, desde que el presidente Salvador Allende lo nombrara el 23 de agosto de 1973, tres semanas antes de ser derrocado.
El ministro de Defensa, Edmundo Pérez, señaló el jueves que aún no ha recibido explicaciones de Izurieta por el recibimiento tributado a Pinochet hace una semana, luego de que el ministro del Interior británico, Jack Straw, liberara a éste por razones humanitarias, interrumpiendo el juicio para extraditarlo a España.
Straw fundamentó su decisión en informes médicos sobre un acentuado deterioro físico y mental del anciano general, pero los cuestionados análisis perdieron credibilidad por el buen estado de salud que mostró Pinochet a su llegada a Santiago.
Tanto el gobierno como las organizaciones humanitarias y los partidos oficialistas reprobaron la "parafernalia" con que los militares y la derecha acogieron al ex dictador, recordando que durante su prolongado arresto en Londres no logró demostrar inocencia en los cargos por crímenes contra la humanidad que le formuló el juez español Baltasar Garzón.
La crisis creada por la recepción a Pinochet hizo fracasar un acuerdo negociado arduamente en la Mesa de Diálogo cívico-militar sobre derechos humanos, establecida en agosto de 1999 por iniciativa del ministro Pérez, en la cual participan abogados defensores de víctimas de la represión dictatorial.
Frei recibió el miércoles de manos del titular de Defensa un voluminoso informe sobre los trabajos de la mesa e hizo un llamado a continuar el diálogo sobre derechos humanos "por encima de las provocaciones", en alusión al recibimiento de los militares al ex dictador.
La Corte de Apelaciones de Santiago se pronunciará posiblemente dentro de un mes sobre la revocación de la inmunidad parlamentaria de Pinochet, quien dispondrá de un equipo de abogados defensores que serían remunerados por cuenta del Ejército.
Izurieta se manifestó también en su discurso por mantener, aunque con medidas de perfeccionamiento, el servicio militar obligatorio, rechazando así las demandas de organizaciones sociales y sectores políticos de centro e izquierda para que la conscripción sea voluntaria y se admita la objeción de conciencia como eximente. (FIN/IPS/ggr/ff/hd ip/00


