VENEZUELA: Tiempo de huracanes para el chavismo

Descalificaciones personales y denuncias de corrupción entre figuras del oficialismo ponen en crisis a la alianza que llevó a Hugo Chávez a la Presidencia de Venezuela, justamente cuando nace una nueva República Bolivariana basada en la moral.

El octogenario dirigente Luis Miquilena, ex presidente de la Asamblea Constituyente y máxima figura del oficialismo después de Chávez, admitió este viernes que su enfrentamiento con ex comandantes golpistas tiene un costo político.

Pero "no lo podemos evitar", dijo sobre la pugna, a la que calificó de "gresca" y "estiercolero".

Miquilena, presidente del parlamento de transición mientras la nueva Constitución entra en plena vigencia, también reveló, entrevistado por corresponsales extranjeros en Caracas, que le pidió "justicia" a la fiscalía, en una carta donde pide procesar a quienes lo han ofendido a él y al presidente.

La alianza oficialista Polo Patriótico es un movimiento aluvional que impulsó la llegada de Chávez al poder y casi eliminó de la escena a los tradicionales partidos socialdemócrata y democristiano que se habían turnado en el poder durante 40 años.

Aunque el Polo y el partido de Chávez, el Movimiento V República (MVR), no habían estado exentos de escaramuzas internas, en esta ocasión se estremece hasta sus cimientos debido a la notoriedad de los dirigentes involucrados.

Es la primera vez que la alianza oficialista se ve sometida a vientos huracanados como los que azotan a los partidos tradicionales.

Tres tenientes coroneles retirados, ex comandantes que lideraron el fallido golpe del 4 de febrero de 1992 junto con Chávez, celebraron el octavo aniversario del episodio advirtiendo al presidente que sus principales colaboradores civiles estaban contaminados por la "vieja política".

El hecho desató una guerra de descalificaciones, y uno de esos ex comandantes, Jesús Urdaneta, director de la policía política hasta hace 10 días, terminó el jueves por acudir a la Fiscalía para denunciar 46 casos de corrupción e irregularidades.

"Esto no es más de lo mismo: esto es peor de lo mismo", aseguró Urdaneta al referirse al gobierno actual.

"Estos señores, que hoy en día acompañan a Chávez, le están causando un daño irreversible al país, porque de alguna manera nuestro compañero se ha dejado envolver", dijo el ex comandante.

Miquilena, el canciller José Vicente Rangel, considerado principal portavoz político del gobierno, y el ex ministro del Interior y embajador ante la Organización de las Naciones Unidas, Ignacio Arcaya, fueron tratados de forma despectiva por los comandantes en su acto de conmemoración del golpe.

"El 'chavismo' permanece sólidamente unido", aseguró Miquilena, pero al mismo tiempo reconoció que la situación podría ser aprovechada por la oposición, desarticulada frente a las elecciones del 28 de mayo en las que se elegirá presidente, parlamentarios, alcaldes y gobernadores de acuerdo con la nueva Constitución.

"Haber participado en el golpe de 1992 no es una patente de corso para participar en el poder", dijo Miquilena, un dirigente de izquierda con vasta experiencia en la lucha política venezolana, a quien se considera uno de los mentores políticos de Chávez.

En su conversación con la prensa extranjera este viernes precisó que el golpe, con el cual Chávez se transformó en una figura política, fue el resultado de un proceso. Pero advirtió que no habría tenido mayor trascendencia si no hubiera sido por "un apoyo popular que le dio legitimidad".

Miquilena fue señalado por Urdaneta como protagonista de tráfico de influencias. "Han tratado de dañar el único patrimonio que tengo, que es el patrimonio moral", dijo el veterano político, quien aseguró que considera incompatibles los negocios con el poder.

Urdaneta, por su parte, también ha sido señalado a través de la prensa de utilizar tráfico de influencias para nombrar dos familiares en el servicio exterior, y de construirse una lujosa residencia.

Chávez ha mantenido silencio sobre la disputa durante toda esta semana, lo cual según observadores políticos ha contribuido a exacerbar la polémica.

"Estos son espectáculos peores que los del pasado", aseguró el analista de oposición Teodoro Petkoff al comentar el caso. "La situación política es delicada", afirmó en una entrevista televisada.

"El presidente tiene una papa caliente entre las manos, un problema muy grave", aseguró Petkoff.

El escándalo en el oficialismo no sólo demostró que es vunerable a confrontaciones de la "vieja política" que Chávez denuncia insistentemente como culpable de los males de Venezuela, sino que además contiene el componente especialmente sensible de la corrupción.

El gobierno de Chávez le ha declarado una guerra implacable a la corrupción, y por eso las denuncias de Urdaneta son perturbadoras. "Es patético", comentó Petkoff. (FIN/IPS/lc/mj/ip/00

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