Marruecos considera que la decisión de la Unión Europea (UE) de limitar el ingreso de tomates procedentes de este país es una represalia porque Rabat no renovó un acuerdo de pesca con el bloque europeo.
"La decisión de la UE es una reacción a la no renovación del acuerdo de pesca y anuncia una serie de medidas para presionar a Marruecos", declaró la Asociación de Exportadores Marroquíes de Verduras y Frutas (ASPEM).
El gobierno se negó a renovar el acuerdo de pesca de cuatro años, que caducó en noviembre, porque, argumentó, la flotilla europea dominada por España está agotando sus cardúmenes. Rabat insistió que es necesario hallar nuevas formas de intercambio con la UE.
El ministro de pesca Thami Khyari sostuvo que Marruecos perdió unos 3.500 millones de dólares y más de 60.000 empleos como consecuencia de los convenios que comenzó a negociar con la UE en 1998.
ASPEM calificó de "indecente" la decisión de la UE que exige un permiso a la importación de tomates marroquíes y pidió al bloque que "demuestre más sabiduría" a la hora de manejar las disputas económicas con este país del norte de Africa.
Actualmente hay unas 3.500 toneladas de tomates marroquíes detenidos en los puertos europeos, a la espera de una "visa de ingreso". La demora podría costarle 60 millones de dólares a Marruecos, precisó la ASPEM.
"Si Europa mantiene su decisión, los productores de tomate enfrentarán una situación desastrosa al final de la temporada", o sea en marzo, explicó Lahoucine Tarrji, de la asociación.
El gobierno denunció que la decisión de la UE es contraria al principio de libre comercio y advirtió que recurrirá al arbitraje de la Organización Mundial de Comercio.
El funcionario Mohamed Nacer, del Ministerio de Agricultura, dijo que la decisión europea fue dictada por la presión española para obligar a Marruecos a reconsiderar la renovación del convenio de pesca.
"Marruecos no se rendirá ante este tipo de presión y no aceptará intento alguno de perjudicar sus intereses", declaró.
Aunque Marruecos argumenta que el permiso requerido no se justifica en el caso del tratamiento preferencial que otorga la UE a los productos marroquíes, los representantes europeos sostienen que la medida es "lícita".
Lucio Guerrato, director de la delegación europea en Rabat, dijo que el permiso tiene el fin de "que Marruecos respete las cantidades fijadas por un acuerdo bilateral de 1994". Ese convenio establecía la cifra de 130.000 tomates en el lapso entre noviembre y marzo.
"Marruecos superó largamente esa cantidad. En este caso, (Rabat) se debe someter a las condiciones que se aplican a otros países", señaló, negando que haya relación alguna entre el permiso exigido y la negativa del país a renovar el acuerdo de pesca.
Pero algunos economistas marroquíes creen que la disputa actual con la UE sólo es el comienzo del reto que implica la globalización para este país, que no estaría preparado.
"Otros productos marroquíes deberán obtener el permiso para ingresar a los mercados mundiales. Si Marruecos no se apresura a adaptar la economía a la de otros países competidores, terminará en el rincón del perdedor", dijo Mohamed Lahouili, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Mohammed V, de Rabat.
El permiso será utilizado por algunos países como un arma para impedir el ingreso de productos extranjeros, explicó.
El gobierno adoptó la política de promover la competitividad de las firmas marroquíes. Pero economistas como Abdelhak Karafi sostienen que "no será de gran utilidad en ausencia de una estrategia de fuertes reformas económicas y sociales".
Según Karafi, la economía, que hasta el momento no logró un crecimiento sostenido de seis por ciento anual, no se puede clasificar como "emergente", como afirma el gobierno.
"La débil y fluctuante tasa de crecimiento apenas convierte a Marruecos en uno más de los países en desarrollo", sostuvo.
El ministro de Finanzas Fathallah Oualalou pronosticó ante el Parlamento que el crecimiento económico descenderá este año a uno por ciento del producto interno bruto como consecuencia de la sequía que afectó al país el año pasado.
Para Karafi, la crisis de los tomates debe ser una señal de alarma para Marruecos. "Debemos curar los males de nuestra economía y estar preparados para la nueva época que se aproxima", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/na/mn/aq/if/00