Los niños son uno de los grupos más afectados por el hambre en Corea del Norte, y esto inevitablemente trajo como consecuencia un aumento de la población en edad escolar que no asiste a institutos de enseñanza.
Dieciocho por ciento de los menores de cinco años y 30 por ciento de los menores de un año padecen desnutrición, según los últimos informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esto amenaza con provocar "discapacidades de por vida" a gran parte de una generación.
La ONU solicitó en diciembre a sus países miembros que otorgaran 330 millones de dólares en ayuda alimentaria a Corea del Norte en el año 2000.
Obtener alimentos para la supervivencia diaria es la principal preocupación de muchos menores en este país asiático de 21 millones de habitantes.
"Tuve suerte y conseguí un saco de arroz aquí", dijo orgulloso un niño norcoreano de 10 años tras cruzar la frontera del norte con China. "Este saco alimentará a mi familia por una semana al menos", agregó el niño, cuya historia fue exhibida por la televisión surcoreana.
El gobierno admitió que la situación es muy difícil pero arguyó que hace todo lo posible, en un informe preparado para una conferencia de Asia-Pacífico sobre educación, este mes.
La conferencia, celebrada en Bangkok, Tailandia, realiza una evaluación de fin de década de la iniciativa "Educación para Todos", lanzada en una conferencia mundial en 1990 y que abarca tanto a la alfabetización de niños como de adultos.
Las inundaciones que azotaron al país en 1994 causaron daños por 145 millones de dólares y afectaron a 5,2 millones de personas residentes en 145 condados, según el informe.
Durante las inundaciones, 4.120 jardines de infantes (30 por ciento del total) y 2.290 escuelas primarias y secundarias resultaron destruidos o severamente dañados, y el Estado no tiene fondos para recuperarlos, agrega el documento.
El informe de Pyongyang trata sobre la situación de la educación en Corea del Norte a la luz de los objetivos fijados bajo la iniciativa Educación para Todos.
Obviamente, un gobierno que apenas puede satisfacer las necesidades básicas de su población no puede cumplir adecuadamente con los servicios básicos.
Además de los daños físicos y otros, las inundaciones y la hambruna de los últimos años mataron hasta tres millones de norcoreanos, se estima.
Pyongyang admitió que le faltan suministros para alimentar a los niños pero aseguró que permanece comprometido desde 1972 con el aumento del gasto público en educación para lograr la enseñanza libre, universal y obligatoria durante 11 años para todos los niños.
El informe repasa los logros numéricos en materia de educación a través de las décadas, pero esas cifras no dicen todo, advirtieron analistas.
"El problema es la calidad de la educación, especialmente tras las inundaciones, que dejaron a muchos estudiantes sin poder salir de su casa y con poca comida. También hay numerosos programas de capacitación laboral colectiva que absorben mucho tiempo de estudio", observó Han Man-gilof, del Instituto para el Desarrollo de la Educación, con sede en Seúl.
Antes de agosto de 1945, sólo había una o dos escuelas secundarias en cada provincia, y admitían apenas a dos por ciento de los que terminaban la escuela primaria. Sesenta y cinco por ciento de los niños en edad escolar no concurrían a la escuela, y 80 por ciento de la población adulta era analfabeta, dice el informe.
Actualmente, destaca, hay en Corea del Norte 27.017 guarderías, 14.167 jardines de infantes, 4.886 escuelas primarias (para 1,6 millones de estudiantes), 4.722 escuelas secundarias (para 2,2 millones) y más de 300 universidades y escuelas universitarias, adonde asisten 1,9 millones de estudiantes.
Pero el hecho es que muchos niños hambrientos han permanecido en sus hogares en los últimos años, en lugar de concurrir a la escuela.
No obstante, muchos expertos señalan cambios positivos en la actitud de los norcoreanos.
"Los norcoreanos están cada vez más curiosos por los cambios en el mundo exterior, y ya no quieren seguir ciegamente las normas colectivas de una sociedad cerrada", señaló Han.
Además, Corea del Norte abrió los ojos a una educación antes considerada "elitista", que ofrece a estudiantes con talentos especiales una capacitación especial en computación, matemática, ciencia y lenguas extranjeras en escuelas secundarias.
Internet también penetró en Corea del Norte, aunque mucho más lentamente que en su vecina del sur.
"La educación sigue siendo el pilar fundamental del que dependen la prosperidad y el destino futuro de la nación", destacó el presidente Kim Jong-Il. (FIN/IPS/tra-en/amy/js/mlm/ed-dv/00