Organizaciones ambientalistas acusan al gobierno de Estados Unidos de debilitar las normas existentes destinadas a proteger a los delfines, amenazados por flotillas atuneras en el Pacífico oriental.
Las flotillas masacraron impunemente a decenas de miles de delfines en las aguas oceánicas entre América Latina y Samoa estadounidense, donde esos peces y mamíferos marinos nadan juntos, hasta que legisladores y activistas tomaron cartas en el asunto a comienzos de los años 90.
En el pasado, cuando los delfines eran avistados, señalaban la presencia del atún y las embarcaciones pesqueras no los apartaban para evitar que cayeran en sus redes junto con los otros peces. En la década de los 80, más de 100.000 delfines resultaron muertos anualmente en el proceso.
Eso cambió cuando el Congreso estadounidense prohibió las importaciones de atún capturado con ese método.
Sin embargo, a comienzos de este mes, el Departamento de Comercio (ministerio) anunció que implementará nuevas reglas comerciales para incluir en el Programa Internacional de Conservación del Delfín, una legislación aprobada por el Congreso en 1997.
Las nuevas disposiciones, contrariamente a la política anterior, permitirán la importación de atún capturado mediante el tendido de redes que también rodean y atrapan a los delfines, siempre que un observador a bordo no aviste ese tipo de cetáceos muertos o "seriamente heridos" durante la pesca atunera.
Las normas también implementarán una nueva etiqueta para los productos con atún pescado sin dañar a los delfines.
"Con esa reglamentación, la matanza de delfines debería disminuir", dijo William Daley, secretario de Comercio. "En una atmósfera de intensa competencia de intereses hemos desarrollado un acuerdo internacional que beneficia a todo el ecosistema".
La cantidad de delfines muertos descendió notablemente de 130.000 en 1986 a menos de 2.000 en 1998, según Penny Dalton, directora del Servicio Nacional de Pesca Marina. "Creemos que el bajo nivel de mortalidad permitirá recuperar… a la población", dijo.
Pero grupos conservacionistas y ambientalistas acusaron al Departamento de Comercio de ceder a las presiones comerciales de las flotas pesqueras mexicanas, y una alianza de 10 organizaciones entabló pleito judicial contra las nuevas normas.
David Phillips, director del Instituto Internacional del Proyecto de Mamíferos Marinos Earth Island, con base en el estado de California, dijo que bajo las nuevas reglas los delfines serán cazados, acosados, atrapados en redes e incluso heridos o muertos durante la pesca del atún.
"Calificar de 'seguro' para el delfín un método que ha matado a más de esos mamíferos que ninguna otra causa en la historia es una vergüenza total", afirmó Phillips. En su opinión, el procedimiento alentará el fraude y le quitará significado al esfuerzo de protección del animal.
Defensores de la fauna marina, la Sociedad Humanitaria de Estados Unidos y el Instituto de Bienestar Animal también se unieron en agosto a la demanda judicial contra el Departamento de Comercio, ante el Tribunal Federal de Comercio Internacional, en Nueva York.
Phillips señaló que el lucrativo mercado del atún actuará como un incentivo para la cacería y muerte de cientos de miles de delfines. Más de siete millones fueron exterminados por la técnica pesquera de avistarlos y rodearlos con redes para capturar el atún que nada en sus proximidades.
A pesar de los informes sobre reducción de la mortalidad de delfines por parte de las embarcaciones atuneras de México, Venezuela y Colombia, la población de esos mamíferos no se repuso de su grave estado de devastación.
El debate sobre distintos proyectos de legislación dividió a la comunidad ambientalista en la década pasada. Greenpeace respaldó reglas de cooperación con otras naciones, como Panamá, para desarrollar programas generales de conservación marina.
Sin embargo, el instituto de Earth Island, Club Sierra, Ciudadano Público y otros grupos afirmaron que esas propuestas son débiles y acusaron a sus colegas de sacrificar a los delfines porque la ley es una "asesina legal" de mamíferos marinos.
La brecha entre los grupos se sigue ampliando mientras organizaciones más conservadoras como el Centro para la Conservación Marina y el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) apoyan el Programa Internacional de Conservación de Delfines.
Las nuevas normas y las etiquetas, según el programa, entrarán en vigor el 2 de febrero. Algunas grandes compañías atuneras y cadenas de supermercados prometieron al consumidor estadounidense que, a pesar de las nuevas reglas, solamente venderán atún capturado sin haber causado daño a los delfines.
Las firmas StarKist Tuna, Bumble Bee Tuna y Chicken of the Sea dijeron que usan una supervisión independiente para asegurar que los delfines no son atrapados por las embarcaciones atuneras.
La alianza contra las nuevas normas instó a los consumidores a usar esas marcas e ignorar las etiquetas gubernamentales. (FIN/IPS/tra-en/dk/ks/ego/aq/en/00