El empate entre el candidato oficialista Ricardo Lagos y el opositor de derecha Joaquín Lavín en las elecciones presidenciales de hoy en Chile lanzó de inmediato la lucha por la segunda vuelta del 16 de enero.
El tercer cómputo entregado por el viceministro del Interior, Guillermo Pickering, sobre 90,42 por ciento de la votación, dio una estrechísima ventaja a Lagos, con 47,94 por ciento, contra 47,57 por ciento de Lavín.
La extrema polarización de los sufragios dejó con votaciones muy por debajo de sus expectativas a los otros cuatro candidatos, quienes no obstante se constituyeron en los factores que forzaron la elección definitoria del próximo mes.
Gladys Marín, candidata del Partido Comunista (PC) y otros grupos menores de izquierda extraparlamentaria, alcanzó 3,16 por ciento, Tomás Hirsch, del Partido Humanista (PH), llegó a 0,51, la ecologista Sara Larraín a 0,45 y el disidente democristiano Arturo Frei Bolívar a 0,38 por ciento.
La baja votación de los candidatos menores, que en conjunto sumaron 4,5 por ciento de la votación, demostró la alta polarización de estos comicios, reflejada también en porcentajes mínimos de votos en blanco (0,79) y nulos (2,18 por ciento).
En rigor, el triunfador de esta primera elección fue Lavín, quien alcanzó la más alta votación obtenida por un candidato presidencial de la derecha en la historia chilena de la segunda mitad de este siglo.
Desde los primeros cómputos se vio una estrecha diferencia entre los dos principales candidatos, pero Lavín fue ganando paulatinamente décimas que lo acercaron a Lagos, para rematar en el tercer escrutinio con una diferencia entre ambos de sólo 23.659 votos.
Lavín, candidato de la Alianza por Chile, una coalición de los dos principales partidos de derecha, superó muy levemente a Lagos en la región Metropolitana (Santiago) y lo aventajó además en otras cinco de las 13 regiones del país, incluyendo a Valparaíso.
Lagos, abanderado de la centroizquierdista Concertación por la Democracia, se impuso en siete regiones y alcanzó un fuerte apoyo en centros obreros del norte del país, en Concepción, tercera ciudad en importancia de Chile, y en Magallanes, en el extremo austral.
"El resultado ha sido estrecho y seguramente lo seguirá siendo", dijo Lagos, aludiendo a la reñida competencia que habrá en la segunda vuelta, donde serán indispensables para él los votos de Marín, Larraín y Hirsch, como candidatos alternativos del espectro progresista.
"Desde mañana estaré trabajando para ganar esta nueva elección y para unir a Chile", dijo el candidato oficialista en una declaración que emitió en la sede de su comando, en el céntrico Hotel Carrera, antes de que Pickering entregara el tercer escrutinio.
"Soy un demócrata y escucho la voz del pueblo. He comprendido el mensaje que hoy el pueblo ha entregado: unámonos todos", dijo Lagos, en un implícito llamado a los electores que apoyaron a otros candidatos en esta votación.
"Recuperamos la libertad para un Chile mejor y ahora construiremos un país más justo. Estoy seguro de que vamos a ganar", subrayó Lagos, recordando la trayectoria de la coalición oficialista que en 1988 derrotó al entonces dictador Augusto Pinochet en el plebiscito presidencial del 5 de octubre.
Lagos, un socialista moderado, afirmó que en la segunda vuelta del 16 de enero se definirá "el Chile que vamos a construir en el próximo siglo" y llamó a luchar por un país solidario, fundado en la confianza y la solidaridad y en que se proteja a los desvalidos.
Marín, la candidata comunista, señaló a su vez que sólo estaría dispuesta a apoyar a Lagos en la segunda vuelta si la Concertación por la Democracia modifica su política, se aleja del modelo neoliberal y hace un acercamiento hacia la izquierda. (FIN/IPS/ggr/ip/99