Una cruzada de fe con amenazas de excomunión desató en México la jerarquía católica contra religiosos y laicos que, con argumentos históricos en mano, ponen en duda las supuestas apariciones en 1531 de la virgen de Guadalupe, símbolo de los católicos de este país.
Los máximos jerarcas de la Iglesia, que alientan la canonización del índigena Juan Diego, a quien se le habría aparecido la virgen y luego impregnado su imagen en una tela, llamaron a los fieles, que este fin de semana conmemoraron los 468 del presunto milagro, a defender la creencia.
"Si María no se apareció, si Juan Diego no existió, entonces nuestra prédica no tiene sentido ni la devoción de ustedes (los católicos) tampoco. Como testigos de Dios resultaríamos el Papa Juan Pablo II y nosotros unos embusteros", dijo Norbetro Rivera, arzobispo primado de México.
Alrededor de 10 millones de personas -unas de las cifras más altas en la última década- visitaron sábado y domingo la basílica de Guadalupe, donde se exhibe el cuadro de la virgen.
Son unos embusteros y mentirosos los que duda del milagro, fue el comentario común que se escuchó entre los fieles, entre quienes se cuentan conocidos empresarios, políticos y artistas.
La polémica se desató hace dos semanas, luego que se conoció que el ex abad de la Basílica Guillermo Schulenburg, junto al arcipreste y al bibliotecario de ese templo, enviaron una carta al Vaticano en la que piden analizar con detalle la canonización de Juan Diego, pues no existen evidencias históricas de su existencia.
No fue la primera vez que Schulenburg, quien estuvo como abad de la basílica hasta 1996, por más de 30 años, cuestiona el "milagro guadalupano", pero tampoco fue el primero.
En los últimos cuatro siglos algunos historiadores y religiosos pusieron en duda el milagro, lo que sin embargo no frenó el fervor y la creencia.
Si Juan Diego es canonizado, como se espera, Schulenburg se excomulgará a sí mismo y quedará fuera de la iglesia, dijo Rivera, tras cuestionar la calidad moral del ex abad. Mientras, el embajador del Vaticano en México, Justo Mullor, pidió al prelado "convertirse" y dejar la creencia en paz.
"Es preocupante que el tema se maneje como un dogma de fe y que cualquier cosa en contra o que no responda a cierta línea se aborde como si se estuviera cayendo en herejía", dijo el sacerdote Manuel Olimón, profesor de la Universidad Pontificia de México y presidente de la Comisión Nacional de Arte Sacro.
Se "lincha" injustamente a Schulenburg, lo que es muy irresponsable de parte de la Iglesia, pues el ex abad y otras personas sólo hemos pedido mayor cuidado y estudio sobre Juan Diego y el milagro, añadió Carlos Warnholtz, arcipreste de la basílica.
"Si Schulenburg hubiese vivido en el siglo XVI, los oficiales del Santo Oficio ya lo habrían arrestado, torturado y condenado a la hoguera", comentó el escritor Homero Aridjis.
La virgen de Guadalupe es considerada el centro de la religiosidad de México, el segundo país del mundo, luego de Brasil, con el mayor número de católicos. La basílica levantada en honor a la imagen de la madre de Jesucristo, es, según la iglesia local, la más visitada del mundo.
El objetivo de la Iglesia mexicana es lograr el próximo año la canonización de Juan Diego, beatificado en 1990 con el argumento de que se trataba un "culto inmemorial" en México.
Dentro de las normas de la Iglesia, beato es el "fiel difunto", cuya vida fue ejemplar en la práctica de las virtudes religiosas. La beatificación tiene sólo alcance nacional, pero usualmente es un paso hacia la canonización, la cual es de carácter mundial.
Nada parará la canonización, asegura la jerarquía católica local. Sin embargo, religiosos encargados de seguir el tema afirman que la carta enviada por Schulenburg, en forma reservada al Vaticano, frenó el proceso.
Nadie sabe con certeza quién hizo pública la misiva del ex abad, pero analistas como Fernando Ortega sostienen que fue el mismo arzobispado, que tendría interés en tener el control económico absoluto de los ingresos que obtiene la basílica de Guadalupe.
Los documentos que usa la Iglesia mexicana para conseguir la canonización de Juan Diego no tienen mayor sustento científico, dijo Olimón, de la Unversidad Pontificia.
El sacerdote Francisco Miranda, del Colegio de Michoacán, institución académica vecina a la capital, piensa algo similar.
Los textos presentados al Vaticano para sustentar la canonización del beato parten del "prejuicio" de que el culto a Juan Diego no hubiera podido existir si el milagro no fue un hecho real, apuntó.
Los documentos de historiadores y religiosos que menciona a Juan Diego y el milagro "guadalupano" corresponden a un siglo después de ocurridos los supuestos hechos. Antes, ni siquiera en los documentos que dejó el arzobispo a quien Juan Diego reportó el presunto milagro hay menciones de los hechos.
Más allá de la polémica, está una fe cimentada con el tiempo y que difícilmente morirá aunque todos los hechos históricos parezcan en contra, opinan los obervadores.
Los defensores del milagro sostienen que en los últimos años encontraron nuevos documentos que no dejan dudas sobre la existencia de Juan Diego, pero se han negado a mostrarlos ante los historiadores. (FIN/IPS/dc/dg/cr/99