El crecimiento del producto interno bruto (PIB) registrado este año inyectó optimismo al gobierno de Cuba, pero expertos insisten en que se necesita más de una década de aumento sostenido para recuperar la situación existente antes de la crisis.
"Es una buena noticia, pero en mi mesa no se nota", comenta Ana Morgado, una profesora de 40 años, divorciada y con dos hijos, al escuchar que el país cerrará el año con un incremento del PIB de 6,2 por ciento, según informaciones gubernamentales.
El economista Osvaldo Martínez, presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional (parlamento), contrasta el dato con el balance regional, que despedirá 1999 con crecimiento cero, el peor desempeño de la década, mientras el promedio en el último quinquenio fue de 2,5 por ciento.
El informe anual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) situó a Cuba con un crecimiento de seis por ciento, similar al de Nicaragua y sólo superado por Costa Rica (7,5 por ciento) y República Dominicana y Trinidad y Tobago (siete por ciento).
Martínez considera que el buen resultado de la economía cubana ratifica la recuperación que viene experimentando el país caribeño desde mediados de esta década.
A diferencia de años anteriores, la reanimación abarca en esta ocasión a todos los sectores, al incorporarse la producción azucarera.
Sin embargo, los bajos precios del producto en el mercado internacional no favorecieron al sector azucarero, cuyos ingresos cayeron pese al aumento de sus exportaciones en 500.000 toneladas – 21 por ciento- respecto del año pasado, según el ministro de Finanzas y Precios, Manuel Millares.
El PIB descendió 34,8 por ciento entre 1990 y 1993, por lo que los expertos estiman que el país necesitará más de 10 años para recuperar el nivel anterior a la crisis, cuando la economía crecía bajo el paraguas de la extinta Unión Soviética y bloque socialista europeo.
La desintegración de ese bloque dejó a la isla sin las privilegiadas relaciones de comercio que durante tres décadas le permitieron mantener y desarrollar su economía, pese al bloqueo de Estados Unidos.
El PIB logró una ligera recuperación de 0,7 por ciento en 1994 y de 2,5 el año siguiente. Luego de un crecimiento de 7,8 por ciento en 1996, la tendencia revirtió nuevamente al cerrar 1997 con sólo 2,5 por ciento y 1998 con 1,2 por ciento.
Si bien los cubanos disfrutan de servicios de salud y educación gratuitos, la queja generalizada actualmente se resume en que el salario no alcanza para vivir.
La canasta básica a precios subsidiados por el Estado cuesta poco más de 60 pesos (igual a dólares al cambio oficial y 22 unidades por dólar en las casas de cambio), pero es insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias de una familia, que debe recurrir a agromercados regidos por la oferta y la demanda.
Una vasta red de tiendas en dólares, abiertas luego de que en 1993 fuera autorizada la circulación de esa moneda en la isla, completa la oferta disponible, pero Morgado alega que un litro de aceite en el "mercadito" más cercano a su casa le cuesta 2,4 dólares.
"Este año ha habido más dinero, más demanda y más productos", comenta Millares en un artículo publicado en la prensa estatal, y apunta que ésta es una de las razones por la cual muchas personas tienen la impresión de que el salario les alcanza menos que antes.
El ministro de Finanzas y Precios subraya además que, dadas las particularidades de la economía de la isla, el mercado en divisas abarca un segmento muy reducido de la población y "en modo alguno expresa una relación general de valor real entre la moneda cubana y el dólar".
Los precios controlados y subsidiados de algunos alimentos básicos y servicios esenciales como electricidad, agua, transporte, además de la gratuidad en salud y educación, marcan una filosofía de la equidad, asegura.
Esto significa que "el cubano promedio tiene un poder adquisitivo real que tendría que adicionarse a su salario nominal", si se quiere establecer comparaciones justas, expresa Millares.
El vicepresidente Carlos Lage, considerado el estratega de las reformas económicas en Cuba, descarta que la recuperación económica sea sólo "de cifras" y asegura que "hay mejoras en las condiciones de vida de la población", como menos apagones, mejoras en la alimentación y aumento del salario medio. (FIN/IPS/pg/ag/if/99