Bolivia disminuyó la vacunación infantil entre 1997 y 1998, y la mortalidad de niños y niñas menores de cinco años bajó algunos puntos pero sigue siendo la más alta de América del Sur, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Estos datos fueron incluidos en el informe Estado Mundial de la Infancia 2000, presentado esta semana por el Unicef, en el cual se indicó que Haití es el único país de América que supera a Bolivia en mortalidad de niños y niñas menores de cinco años.
El informe señaló que la cobertura de vacunación contra el sarampión en Bolivia cayó de 98 por ciento en 1997 a 51 por ciento en 1998.
Los menores de un año beneficiados por la vacunación contra la poliomielitis disminuyeron de 82 por ciento a 33 por ciento en el mismo período.
La vacuna triple contra la difteria, el tétanos y la tos ferina fue aplicada en 1998 sólo a 42 por ciento de los menores de un año. En 1997 se aplicó a 82 por ciento de ellos.
La vacuna antituberculosis fue recibida en 1998 por 85 por ciento de los menores de un año, y en 1997 la habían recibido 93 por ciento de ellos.
La inmunización contra el tétanos a mujeres embarazadas cayó de 75 por ciento en 1997 a 27 por ciento en 1998.
El ministro de Salud, Guillermo Cuentas, admitió el drástico descenso de la cobertura de vacunación señalado por el Unicef, a partir de datos del propio gobierno boliviano.
Cuentas dijo que el país no debe esperar tener en un año los indicadores de naciones ricas como Suiza.
"Todo es un proceso, y en salud pública los procesos son parte de estadios epidemiológicos. Hay que tener un mínimo criterio técnico para erradicar una enfermedad", respondió el ministro a periodistas locales que le pidieron explicaciones sobre la situación del país en materia de inmunización.
Cuentas reconoció que el gobierno del presidente Hugo Banzer no podrá cumplir con su reiterada promesa de erradicar el sarampión en el año 2000, y afirmó que esa meta podrá alcanzarse en el 2002.
El Unicef ubicó a Bolivia en el puesto 57 en mortalidad infantil. El año pasado estaba en el lugar 51. También disminuyó el nacimiento de niños con bajo peso, de 12 al 5 por ciento.
Entre 1997 y 1998 aumentó el número de madres que amamantan a sus bebés, de 53 a 61 por ciento.
El consumo de sal yodada por parte de los niños y niñas también mejoró, de 90 por ciento en 1997 a 92 por ciento en 1998.
Pese a la evución positiva de algunos indicadores, las autoridades y representantes de la sociedad civil advirtieron que no se han registrado avances significativos en la salud de los niños y niñas.
Cuentas sostuvo que el escaso descenso de la mortalidad infantil se debe a una "barrera cultural sumada a la barrera geográfica de Bolivia, que tiene pequeñas comunidades muy dispersas en el área rural".
La presidenta de la Comisión de Política Social de la Cámara de Diputados, Elisa Zúñiga, afirmó que los seguros básicos de salud no atienden en forma adecuada a los niños y niñas del campo.
"Debemos alegrarnos por el adelanto que hemos tenido en las ciudades, pero el Ministerio de Salud debe imprimir mayor agresividad en las provincias y el campo", señaló.
La Defensora del Pueblo, Ana María de Campero, opinó que las alcaldías y prefecturas (gobiernos departamentales) son responsables del descuido en la atención de la salud de la infancia.
"Con muy pocas excepciones, en el campo de los derechos de la niñez y la adolescencia, el trabajo de las alcaldías y las prefecturas es un desastre", declaró De Campero, elegida por el Unicef como una de las 52 personas del mundo que se distinguieron este año por sus esfuerzos en favor de los derechos de la niñez. (FIN/IPS/ac/mp/hd he/99