La lucha por la tierra en la densa selva amazonica, que abarca parte de Brasil, Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela, derivo en varios incidentes violentos en los ultimos meses.

Grupos de indigenas fueron desalojados mediante amenazas con armas de fuego en Roraima, cerca de Venezuela, hace cuatro meses. En agosto, campesinos sin tierra fueron masacrados en el estado brasileno de Rondonia, y en las ultimas semanas comenzaron los disparos en las minas de oro de Surinam.

Muchos de estos episodios fueron provocados por la invasion de buscadores de oro y de grandes empresas de Indonesia y Malasia a las partes mas remotas de la Amazonia, para extraer carbon, oro y madera.

Otros conflictos fueron iniciados por campesinos pobres en busca de tierras para cultivar, mientras fuerzas de seguridad gubernamentales emprendieron sangrientas batallas para desalojar a estos campesinos y grupos indigenas. La comunidad de los indios yanomamis fue la mas perjudicada por las invasiones.

Un grupo de buscadores de oro brasilenos mataron hace dos anos a 20 yanomamis en el alto Orinoco, lo cual provoco una fuerte reaccion de protesta internacional pero pocas acciones concretas.

Actualmente, la violencia continua en Venezuela, senalan Marcus Colchester, del Movimiento Mundial para los Bosques Tropicales, y Fiona Watson, de Supervivencia Internacional, en un reciente informe llamado "Venezuela: Violacion de Derechos Indigenas".

"Se han recibido informes de matanzas de wayuus y yupkas en el noreste del pais, por parte de militares y policias", dice Colchester en su informe.

Empresas estatales dedicadas a la explotacion de carbon y a la extraccion de petroleo arrebataron tierras a los wayuus y los yupkas en Sierra de la Perija. Los yupkas y los baris tambien perdieron tierras en manos de campesinos y rancheros pobres que invadieron el territorio desde la vecina Colombia.

Algunos proyectos de desarrollo en otras partes de Venezuela tambien causaron muertes, desplazamientos y enfermedades a los pueblos indigenas. Las tierras de las comunidades pemon, kapon, kari'na y lokono, cerca de la frontera con Guyana, fueron transformadas en concesiones madereras.

Estas perdidas no son nuevas para los pemon, desplazados mas de una vez en los ultimos 15 anos, debido al establecimiento de industrias de aluminio, hierro y acero, con el apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.

Colchester y Watson destacaron que estos incidentes ocurrieron a pesar de una ley creada por Venezuela para prevenirlos, en base a convenciones de la Organizacion Internacional del Trabajo. Ambos autores apelaron recientemente a esta organizacion para investigar el fracaso de Venezuela en la aplicacion de esta ley.

Este ano la violencia sorprendio a otros grupos de la Amazonia como los maroons, descendientes de esclavos africanos que escaparon de sus amos hace 350 anos y establecieron sus propias sociedades en zonas aisladas.

El grupo de maroons que habita en Nieuw Koffiekamp, en el norte de Surinam, fue atacado a tiros por guardias de seguridad que trabajan para la compania minera canadiense Golden Star, segun informes de organizaciones locales de derechos humanos como Moiwani '86.

"Nuestro personal tiene ordenes estrictas de utilizar la fuerza solamente en defensa propia", declaro Peter Donald, gerente general de operaciones de Golden Star en Surinam, en respuesta a cartas de protesta.

Golden Star, que tambien es accionista de la mina de oro Omai, en Guyana, es objeto de presiones desde que un derramamiento de cianuro procedente de la mina afecto en agosto los rios del lugar.

En muchos de estos conflictos, los gobiernos locales apoyan a las empresas privadas. Gary Branashute, antropologo de la Universidad George Washington, afirmo que el gobierno de Surinam envio policias para respaldar a las fuerzas de seguridad de Golden Star.

Tambien se acuso a fuerzas gubernamentales de atacar a los macuxi, un grupo de 12.000 indigenas que viven en Brasil, cerca de la frontera con Venezuela.

"El ejercito ha asumido 'poderes exclusivos' sobre el area, y siempre esta del lado de los miles de buscadores de oro y otros inmigrantes que invaden la tierra de los macuxi", informo el Consejo Indigena de Roraima.

Tambien se informo que ciertas empresas madereras invaden las tierras de la comunidad arara, cerca de Belen, en el Nordeste brasileno, con ayuda del gobierno local.

Tanto la tierra de los arara como la de los macuxi esta oficialmente protegida por la Constitucion brasilena de 1988, que establecio la creacion de 557 areas protegidas sobre 11 por ciento del territorio del pais, para los 320.000 indigenas que lo habitan.

Politicos y empresarios brasilenos argumentan que es injusto asignar tanta tierra a los grupos indigenas, que constituyen menos de uno por ciento de la poblacion total, de 160 millones.

Pero activistas sociales senalan que el problema en realidad consiste en que 10 por ciento de la poblacion posee 80 por ciento de la tierra. Se estima que dos millones de familias estan a la busqueda de tierras para cultivar.

Estos campesinos sin tierras tambien sufrieron ataques. Hace dos meses el ejercito fue acusado de matar y herir a decenas de campesinos pobres en Rondonia, en la frontera con Bolivia. (FIN/IPS/tra-en/pc/yjc/ml-lp/en/95

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