La economía de América Latina y el Caribe se estancó este año, pero el 2000 tendrá una notoria recuperación con un incremento del producto regional de 3,5 por ciento, según el informe anual presentado hoy por la Cepal.
José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), destacó el buen desempeño este año de América Central, el Caribe y México, en contraste con las recesiones registradas en América del Sur.
La tasa de 0,0 por ciento registrada en 1999 para el producto interno bruto (PIB) latinoamericano reflejó caídas pronunciadas en los países de la Comunidad Andina (CA) y también, aunque en una medida menor, del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Los mayores crecimientos del PIB correspondieron a pequeñas economías centroamericanas y caribeñas, con 7,5 por ciento en Costa Rica, 7,0 por ciento en República Dominicana y Trinidad y Tabago, y 6,0 por ciento en Cuba y Nicaragua.
Las recesiones correspondieron a Venezuela y Ecuador, ambos con caídas del PIB de 7,0 por ciento, Colombia (5,0), Argentina (3,5), Uruguay (2,5), Honduras (2,0), Chile (1,5) y Jamaica, con una baja en su producto de 1,0 por ciento.
Venezuela, Ecuador y Colombia son parte de la CA, junto a Bolivia y Perú, que registraron en 1999 tasas de crecimiento modestas, de 1,0 y 3,0 por ciento respectivamente.
Argentina, Uruguay y Chile corresponden al área del Mercosur, donde Brasil, la mayor economía regional, creció este año sólo 0,5 por ciento, mientras en Paraguay el PIB de 0,0 por ciento evidenció el estancamiento de su economía en 1999.
México, la segunda economía de América Latina, tuvo en 1999 un crecimiento del PIB de 3,5 por ciento, tasa que refleja el efecto positivo de la expansión de los Estados Unidos, principal resorte también de los repuntes en Centroamérica y el Caribe.
El PIB regional de 0,0 por ciento en 1999 es el peor de la década, luego del crecimiento de sólo 1,1 por ciento en 1995, por efecto del "tequilazo" mexicano, y de 2,1 en 1998, preámbulo del impacto pleno que alcanzó este año la crisis financiera internacional.
Con el crecimiento de 3,5 por ciento previsto para el 2000, el promedio anual del PIB latinoamericano en esta década se situará en 3,2 por ciento, superior al modesto 1,0 por ciento de los años 80, caracterizados como "la década perdida para el desarrollo".
No obstante, este registro será inferior a los promedios de 5,1 por ciento de la década de los 50, de 5,7 por ciento en los 60 y de 5,6 por ciento en los 70, según destacó el informe presentado por Ocampo.
"La década de los 90 es la década de Chile", dijo Ocampo, al destacar que este país, pese a la recesión de este año, tiene el mejor PIB de la región, con un promedio de crecimiento anual de 6,0 por ciento entre 1991 y 1999.
El balance general del año que finaliza indica para América Latina y el Caribe una nueva baja en la tasa regional ponderada de inflación, que será de 9,5 por ciento, luego de 10,3 en 1998 y 10,4 por ciento en 1997.
El único caso grave de desborde de los precios es el de Ecuador, con una tendencia anual inflacionaria en torno a 53 por ciento, en tanto Brasil tendrá un repunte inflacionario, pero menor al esperado tras la devaluación del real en enero.
La defensa del tipo de cambio por la vía de los altos intereses influyó en la baja inflación, pero al mismo tiempo influyó negativamente en el comercio internacional y en el empleo, señaló el secretario ejecutivo de Cepal.
El economista colombiano señaló que el porcentaje de ocupación de la fuerza de trabajo disminuyó de 53,7 por ciento en 1998 a 52,5 en este año, en tanto la tasa regional de desempleo aumentó de 8,0 a 8,7 por ciento.
En el mapa laboral de la región se observa, como consecuencia de la crisis, un deterioro en la calidad de los empleos y un incremento constante de las ocupaciones informales, que corresponden generalmente a subempleo y desocupación disfrazada.
Desde la perspectiva internacional, el crecimiento nulo de América Latina este año se debió, entre otros factores, a una transferencia neta de recursos externos negativa, pese a un aumento de la inversión externa.
El financiamiento externo se hizo más inestable y más caro, por los plazos e intereses, para los países de la región, que debieron enfrentar también caídas generalizadas en los precios de las materias primas, con excepción del petróleo.
Otro rasgo precupante en el análisis de Cepal fue la caída del comercio intrarregional, que de casi 20.000 millones de dólares en 1998 descendió ahora a menos de 15.000 millones, sobre todo en las áreas de la Comunidad Andina y del Mercosur.
El ajuste en el comercio exterior se dio sobre todo por la vía de contraer las importaciones, gracias a lo cual se logró disminuir el déficir comercial de la región, de 51.123 millones de dólares en 1998 a 19.700 millones en 1999.
Ocampo señaló que una de las lecciones que deja este año es la necesidad de flexibilizar y agilizar las políticas cambiarias, luego de que varios países, entre ellos Brasil, Chile y Ecuador, tuvieron que optar por devaluar o desmontar otros instrumentos de control.
En una visión más estratégica, el secretario ejecutivo de Cepal indicó que las economías sudamericanas requieren de un mayor nivel de especialización y tecnificación para superar su extrema dependencia del comercio de materias primas.
El buen desempeño de México y las pequeñas economías centroamericanas y caribeñas refleja positivas políticas de estímulo a la producción manufacturera bajo formas de maquila (armadurías) y zonas francas de inversión y comercio, dijo Ocampo. (FIN/IPS/ggr/dg/if/99