INDIA: Agricultores mueren de hambre por falta de tierras

Los habitantes del llamado "cinturón del hambre", en el estado de Orissa, India, carecen de alimentos y no tienen dinero porque perdieron sus tierras y la ley les prohíbe comerciar productos del bosque comunal.

Muchos agricultores marginales y sin tierras de la región, que comprende los distritos de Nuapada, Bolangir, Koraput y Kalahandi, dependen del bosque para sobrevivir.

Recolectan leña, derriban árboles para cultivar, o venden lo que allí encuentran, como flores del árbol de Mahua, que son la materia prima a partir de la cual se fabrica el licor típico de la región.

Pero la legislación prohíbe estrictamente que los pobladores vendan los productos de los bosques. Y además, el mercado paga muy poco por esos bienes, lo cual empeora la situación de la gente.

"Históricamente, los pueblos tribales de la zona han sido marginados desde el siglo XIX", comentó el doctor Fanindam Deo, profesor del Colegio Khariar, a pocos kilómetros del pueblo.

El rigor de las leyes coloniales de forestación y la llegada de gente de otros lugares hizo que los pobladores locales se fueran quedando sin sus tierras comunales y sin recursos naturales, explicó.

Las inundaciones recurrentes de este siglo quizá tengan razones ambientales, puntualizó el profesor Artabandhu Mishra, de la Universidad de Sambalpur, al oeste de Orissa.

Las inundaciones dañaron gravemente las finas capas de tierra alimentada de agua de lluvia que pertenecían a los granjeros marginales.

"La dependencia de los bosques representa un mecanismo de retroceso para la gente pobre", señaló Mishra. La deforestación con fines comerciales, y no de autoabastecimiento, y el control centralizado de los bosques, dejaron a los pueblos de la zona al desamparo.

Los pobladores no tienen derecho a almacenar, transportar o vender por su cuenta ningún producto del bosque. Por lo tanto, los comerciantes monopolistas "legales" compran flores de Mahua a dos o tres rupias el kilo, cuyo precio en el mercado es de 6,5 rupias.

El mercado local es controlado por inmigrantes de otros estados. En Kantabanji, el pueblo más cercano al bosque, el cartel de comerciantes compra productos agrícolas muy baratos y los vende a precios altos.

La cebolla, por ejemplo, se compra a 1,5 rupias el kilo durante la temporada, y se vende a 6 rupias, unos pocos meses más tarde, en el mismo lugar, porque los pobladores de la zona no tienen manera de almacenarla.

Las tribus locales suelen hacer trueques con los productos del bosque para obtener provisiones. Gomti Majhi, una mujer de mediana edad cuyo marido murió de hambre durante la inundación de 1996 en Orissa, recolecta flores de Mahua del bosque o de granjas privadas, para cambiarlas por sal.

Los pueblos de la región parecen incapaces de romper el círculo vicioso del hambre porque nadie les brinda herramientas para fortalecerse, alegan los activistas de organizaciones no gubernamentales. La respuesta de las autoridades ante la situación es inadecuada.

El ex jefe del pueblo Maholkot se quejó de que la carta que le envió a las autoridades sobre la "muerte por inanición" de Mahji, el marido de Gomti, fue ignorada hasta que un diario informó sobre el asunto, y la prensa regional lo secundó.

"Entonces vinieron y me trataron mal por haber recurrido a la prensa", recuerda Sabar, el ex jefe tribal.

Las causas de la pobreza superan lo ambiental, según Sabar. La mayoría de los pobladores posee una extensión de tierra de entre 0,2 y 0,8 hectáreas. Los que no tienen tierra se ven obligadas a emigrar a otros estados en busca de trabajo.

Suele ocurrir que deban vender sus tierras a precios ínfimos en un año de inundaciones, señalan los activistas. Casi 60 por ciento de las parcelas de la localidad de Amlapali son usufructuadas por personas de otros pueblos.

La pobreza que se prolonga en el tiempo provoca desnutrición y mala salud. Los médicos explicaron que una de las causas de las enfermedades que afectan a los pobladores de la región es la mala alimentación, además de la malaria.

Las emigraciones en masa de gente que se traslada de este cinturón al oeste de Orissa para trabajar una temporada en otro lugar causan un impacto grave sobre la salud.

"Los trabajadores que emigran vuelven con enfermedades diferentes, después de vivir en condiciones insalubres y antihigiénicas", explicó el doctor S.S. Panda, funcionario de Salud Pública, del distrito de Bolangir.

La diarrea y la desnutrición de los trabajadores que emigran y vuelven, y la de sus hijos, son un problema grave, advirtieron los médicos. Los partos suelen complicarse porque las madres no reciben atención durante el embarazo, agregó el doctor Panda.

Gomti recuerda que tuvo que pagar 50 rupias para que le dieran una inyección prescripta por el médico para disminuir la fiebre. En Maholkot, dividida en dos por un río, no hay clínicas de Salud Pública.

Pero la atención médica no es la solución mágica, ya que no puede curar las enfermedades causadas por la pobreza heredada de generación en generación. (FIN/IPS/tra-en/mm/an/ceb/aq/he/hd/99

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