EEUU: Ayuda a rebeldes de Sudán divide al gobierno

El gobierno de Estados Unidos no se decide a aplicar una ley que le permite enviar ayuda alimentaria directa a los grupos rebeldes que combaten en el sur de Sudán contra el régimen fundamentalista islámico del país africano.

"No hemos adoptado una decisión sobre la forma de implementar esa legislación", declaró el portavoz oficial del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores), James Rubin, en respuesta a un artículo en primera página publicado por la prensa el lunes.

Julia Taft, secretaria de Estado asistente para Refugiados y Asuntos Humanitarios, en forma poco habitual, solicitó a través del diario New York Times que el gobierno no brinde ayuda alimentaria directa a los rebeldes.

Además de los legisladores que agregaron la medida a la ley de ayuda exterior del año próximo, especialistas de Africa en el Departamento de Estado y el Consejo Nacional de Seguridad apoyaron el plan como una manera de mantener la presión sobre Jartum para negociar el fin del conflicto.

La guerra civil en Sudán costó la vida a dos millones de personas en los últimos 16 años. El país tiene 27 millones de habitantes.

Taft argumentó que brindar víveres a un bando en la guerra civil viola normas vigentes para los donantes de ayuda en una situación de conflicto interno.

El debate coincide con informes sobre los avances, sobre todo políticos, del gobierno árabe e islámico de Sudán. El fin de semana firmó un acuerdo de paz en Djibouti con Sadek Mahdi, ex primer ministro y jefe del Partido Umma.

Mahdi, que se exilió voluntariamente hace tres años, fue un miembro clave de la Alianza Democrática Nacional, una coalición de opositores exiliados apoyados por Estados Unidos que incluía al Ejército de Liberación Popular de Sudán (ELPS), la facción armada que lidera la rebelión contra Jartum desde 1983.

El acuerdo con Mahdi se agregó a la "campaña de seducción" lanzada por el gobierno sudanés para convencer al mundo de que está dispuesto a negociar la paz.

Jartum aceptó la iniciativa de Egipto y Libia para mediar en las tratativas de paz, pero rechazó el nombramiento del ex representante Harry Johnston por parte del presidente estadounidense Bill Clinton para actuar como "enviado especial" a Sudán.

Washington retiró su embajador de Jartum a mediados de esta década tras incluir a Sudán en su lista de naciones acusadas de apoyar el terrorismo internacional.

Un indicio del éxito sudanés fue que su ministro de Relaciones Exteriores, Alí Osman Mohammed Taha, fue recibido esta semana en Alemania y Francia.

El acuerdo con Mahdi mejorar su posición ante los países europeos, según Salih Booker, un experto de Africa en el Consejo sobre Relaciones Exteriores, con sede en Washington.

La posición de Sudán tambien mejoró en los últimos 18 meses por la guerra entre Etiopía y Eritrea, y por la participación de Uganda en la guerra civil en República Democrática de Congo (RDC). Antes, los tres países brindaban ayuda al ELPS con el apoyo de Washington.

Ahora Jartum es cortejado por Etiopía y Eritrea, los dos países que tuvieron un papel importante en la Autoridad Intergubernamental de Desarrollo (IGAD), un foro regional que negocia con todos los bandos en conflicto en Sudán desde hace años.

La secretaria de Estado (canciller) estadounidense Madeleine Albright trató de apoyar los esfuerzos de IGAD el mes pasado en Kenia, cuando se encontró con John Garang, el líder del ELPS, quien rechazó la iniciativa de Egipto y Libia.

Finalmente, Sudán comenzó a ganar dinero con el desarrollo de sus recursos petroleros en la parte meridional del país. Un consorcio de compañías canadienses, chinas y malayas bombea 150.000 barriles de petróleo por día al Mar Rojo, por un oleoducto de 1.600 kilómetros.

El dinero obtenido está llenando las arcas vacías de Jartum, renovando así su capacidad para llevar adelante la guerra contra el sur y adquirir armas más avanzadas para luchar contra los habitantes de la región, en su mayoría negros, cristianos y animistas.

La Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en un informe de este mes, comprobó que el proyecto petrolero intensificó la guerra civil, lo cual dio lugar en Estados Unidos y en Canadá a una campaña para que Talisman Energy, la firma canadiense, finalice su participación.

Hasta ahora, Estados Unidos proporcionó ayuda indirecta tanto a los rebeldes como a Jartum mediante cientos de millones de dólares en víveres y asistencia humanitaria, canalizados a través de la Operación Salvavidas Sudán (OSS), una iniciativa iniciada hace 10 años por la ONU para aliviar los efectos de la guerra.

Muchos analistas en Washington opinan que Jartum pondrá fin a las actividades de la OSS si Estados Unidos abastece directamente a los rebeldes del ELPS.

Pero partidarios de la nueva ley sostienen que la ayuda alimentaria directa mejorará la capacidad combativa del ELPS y protegerá a comunidades que probablemente sean atacadas por las fuerzas gubernamentales

La ley otorga a Clinton la autoridad de sobrepasar a la OSS mediante la asistencia directa al ELPS si Jartum niega su permiso para brindar ayuda.

También exige que Clinton elabore planes para brindar asistencia no letal a la opositora Alianza Democrática Nacional.

Casi todos los grupos estadounidenses de ayuda se oponen a que se le brinde asistencia directa a uno de los bandos de la guerra civil y varios, incluso el mayor, CARE, dijeron que no participarán en la operación.(FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ego/aq/ip/99

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