BRASIL: Exportación de aviones salva orgullo tecnológico nacional

La Empresa Brasileña de Aeronáutica (Embraer) asumió el liderazgo en las exportaciones del país, alimentando el orgullo nacional de competir también en un mercado de alta tecnología.

Los aviones sustituyeron así al mineral de hierro como el producto que eleva a una empresa a la condición de mayor exportadora en este país. La materia prima cedió el paso a una producción que exige precisión y capacidad técnica.

Embraer superó a la Compañia Vale do Rio Doce en el trimestre julio-septiembre, cuando sus exportaciones acumuladas en el año alcanzaron los 1.234 millones de dólares, contra 1.185 millones de dólares de la empresa minera.

Las dos firmas fueron privatizadas a pesar de haber sido consideradas estratégicas para el desarrollo económico, en el caso de la empresa minera, y tecnológico, en cuanto a Embraer.

El despegue de Embraer comenzó en 1997, cuando sus ventas ascendieron a 902 millones de reales (casi lo mismo en dólares por el cambio de entonces), el doble del año anterior.

En 1998 la expansión fue de 75 por ciento, respecto de 1997, y este año superará 100 por ciento, aunque menos contabilizado en dólares por la depreciación del real.

Los aviones medianos de transporte internos, a reacción y con capacidad entre 37 y 50 pasajeros constituyeron la base para que Embraer multiplicara por ocho el valor de sus ventas en tres años.

Su mercado es internacional y los mayores compradores así como sus competidores están radicados en el Norte industrializado. Las exportaciones de la empresa brasileña responden por 92 por ciento de sus ingresos.

El vuelo ascendente está asegurado por muchos años, ya que la empresa tiene 17.200 millones de dólares en su cartera de pedidos, con 6.500 millones ya confirmados y el resto en opciones de compra.

En consecuencia, su fábrica en Sao José dos Campos, a 100 kilómetros de Sao Paulo, que produce diez aviones por mes en la actualidad, deberá pasar a fabricar 12 en el 2000 y 16 el año siguiente, anunció el vicepresidente financiero de Embraer, Antonio Pizarro Manso.

Además, incorporó la producción de aviones más grandes, para 70 y 108 pasajeros, en este último caso a un costo unitario de 24,5 millones de dólares.

De esta manera, la empresa avanza en dirección al mercado más jugoso de la industria aérea dominado por la compañía Boeing, de Estados Unidos, y Airbus, de Europa.

La tendencia de esas dos gigantes a fabricar aparatos cada día más grandes es lo que permitió la existencia y el desarrollo de industrias menores, volcadas a aviones medianos para vuelos domésticos, como el caso de Embraer y de su gran rival actual, la canadiense Bombardier.

Embraer y Bombardier se acusan de competencia desleal, por contar con subsidios gubernamentales. La disputa llegó a la Organización Mundial de Comercio, que impuso correcciones en la financiación productiva o comercial de ambas.

La empresa brasileña basa su estrategia en la previsión de que el mercado mundial comprará 4.500 aviones de 30 a 110 asientos en los próximos diez años, lo cual equivale a cerca de 98.000 millones de dólares.

Eso coincide con pronósticos de la empresa Boeing. La tendencia del comercio aéreo es de multiplicación de los vuelos sin escala entre mayor cantidad de ciudades, que exige aviones a reacción de mayor autonomía que los actuales, dice el vicepresidente de comercialización de esa empresa, Randy Baseler.

Embraer buscó para su expansión socios extranjeros que le aseguren el acceso a tecnologías y mercados en los países industrializados.

Para ello vendió 20 por ciento de su capital accionario a las compañías francesas Dassault, Aerospatiale-Matra, Thomson-CSF y Snecma, un negocio de unos 200 millones de dólares.

Además, la empresa brasileña transfirió a la firma alemana Liebherr 49 por ciento de las acciones de su subsidiaria EDE, que construye sistemas de aterrizaje y componentes hidráulicos.

Esas operaciones preocupan a los militares brasileños, que crearon y desarrollaron Embraer desde los años 70, tras objetivos estratégicos, y que con mucha pena aceptaron privatizarla en 1994, cuando enfrentaba una severa crisis.

El gobierno mantiene 30 por ciento del capital de la empresa y una "acción de oro" que le concede poder de veto en las decisiones de la dirección.

El Banco Bozzano Simonsen, socio mayoritario de Embraer, se comprometió a no permitir la desnacionalización, el mayor temor de los militares.

Embraer, que debe su existencia a la Fuerza Aérea y, en especial, al coronel retirado Osiris Silva, llegó a emplear casi 8.000 personas en los años 80, cuando su éxito se debía al pequeño avión de pasajeros Bandeirantes y al de entrenamiento militar Tucán.

Con la crisis y la privatización la plantilla de empleados se redujo a cerca de la mitad, pero hoy ya volvió al nivel anterior y deben ser contratados 3.500 personas más en los próximos dos años.

La empresa Embraer es la gran impulsora de la economía de Sao José dos Campos, donde desarrolló un complejo industrial y de investigación aeroespacial que incluye desde un instituto de previsiones meteorológicas hasta la fabricación de satélites. (FIN/IPS/mo/sm/if/99

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