El Ejército de Brasil envió hoy 250 soldados a proteger la hacienda del presidente Fernando Henrique Cardoso, amenazada de invasión por un grupo de campesinos sin tierra.
El presidente, que se enorgullece de haber asignado predios a más de 300.000 familias en su gobierno, superando la cantidad de los 30 años anteriores, se ve así en la condición de los grandes propietarios que tienen sus tierras ocupadas por el Movimiento de los Sin Tierra (MST) para presionar por la reforma agraria.
Su hacienda, Córrego da Ponte, tiene 1.046 hectáreas en el municipio Buritís, a unos 200 kilómetros de Brasilia.
Cerca de 200 militantes del MST acamparon el martes en la salida del predio para reclamar créditos prometidos para sus siembras de subsistencia en 22 áreas de asentamiento y dos campamentos de los alrededores.
El jueves atacaron un camión que salía de la propiedad, del que retiraron un cargamento de semillas de soja y fertilizantes que será devuelto después de atendidos los reclamos, aseguró un dirigente del movimiento, Gilmar de Oliveira.
Por temor a una invasión, el vicepresidente Marco Maciel ordenó el desplazamiento este viernes de efectivos del Batallón de la Guardia Presidencial, de Brasilia, para ocupar y defender la propiedad.
Cardoso se encuentra esta semana de visita a Italia y al Vaticano.
Los militares permanecerán allí hasta que se solucione el conflicto con los campesinos, afirmó el ministro de Defensa, Elcio Alvares.
También el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) envió a su director de Catastro, Eduardo Freire, para negociar un acuerdo con el MST este viernes. Pero la oferta de liberar los créditos después de la retirada de los manifestantes fue rechazada.
La propuesta "es una provocación", y la desmovilización de la "vigilia" sólo se dispondrá después de garantías de rápida liberación de los recursos, prometidos desde junio y ya aprobados por el Banco do Brasil, respondió Luciano Ravanelo, un dirigente del MST.
Sin el dinero en este mes, los campesinos perderán la época de siembra y enfrentarán la perspectiva de hambre, explicó para justificar la urgencia y el radicalismo de la protesta.
"Pero se abrió un canal de comunicación", observó, y los dirigentes del movimiento se dispusieron a negociar una solución en Brasilia, con la presidencia del INCRA.
Sin embargo, el ministro de Política Agraria, Raúl Jungmann, dijo que "no se reanudarán las negociaciones mientras los manifestantes" no se retiren de la hacienda.
El "asalto al camión" fue un acto "inaceptable" por agredir una institución, la Presidencia del país, que "simboliza la autoridad del pueblo", sentenció el ministro, de regreso a Brasilia tras dejar la comitiva de Cardoso en Italia, la noche del jueves, para buscar una solución al problema.
La liberación del crédito y otros reclamos del MST pueden ser atendidos, pero "no con la afrenta a la dignidad presidencial", añadió Jungmann.
La hacienda del presidente ha sido un blanco preferido para actos políticos del MST, por la repercusión que proporciona y porque el grupo tiene muchos militantes en la región.
Una propiedad vecina, de 4.500 hectareas, fue ocupada por campesinos del MST hace cinco años y, como era improductiva, expropiada por el INCRA. Pero los asentamientos en el predio no se concretan por cuestiones jurídicas, generando tensiones.
Además, miles de familias están asentadas en las cercanías y muchas siguen vinclados al movimiento.
El hecho de que el presidente Cardoso posea una hacienda de más de 1.000 hectáreas representa bien un "atavismo de la elite brasileña" que siente necesidad de poseer extensas tierras sin ser agricultores, suele comentar el líder del MST, Joao Pedro Stédile.
No hay otra explicación para que un intelectual urbano, sociólogo respetado internacionalmente que llegó a la Presidencia del país, sea propietario de tanta tierra, que ni siquiera sirve para pasar los fines de semana, ironizó Stédile. (FIN/IPS/mo/mj/ip dv/99
