"Florero", pintura de la cubana Amelia Peláez (1897-1968), aún no fue devuelta al Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, del que fuera robada y puesta a subasta sin éxito en Estados Unidos.
"Hubo un gran escándalo cuando se intentó vender. Enviamos fax de reclamo a Christie's, casa de subastas de Nueva York, y también, aunque con otras connotaciones, protestaron cubanos residentes en Estados Unidos", contó a IPS el presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas de Cuba, Rafael Acosta.
El óleo, cuyo precio de oferta alcanzó entre 120.000 y 160.000 dólares, figuraba en el catálogo de venta de Christie's como parte de una colección privada de ciudad de México, procedencia puesta en duda de inmediato por medios de la comunidad cubana en territorio estadounidense.
La Cuban National Heritage, organización de exiliados cubanos dedicada al estudio y preservación del patrimonio de su país de origen, pidió que se investigara la real procedencia y propiedad del valioso lienzo y responsabilizó del caso al gobierno de Fidel Castro.
Sin embargo, Acosta sostiene que tales acusaciones falsean la verdad y tienen un trasfondo político.
"Cada vez que instituciones y expertos estadounidenses nos consultan en relación con los certificados de autenticidad de las obras de arte, hemos dado cumplida respuesta", aseguró.
"Florero" se retiró de la subasta, pero tampoco volvió a Cuba, al igual que lo sucedido anteriormente con otras obras pertenecientes al Museo de Bellas Artes, poseedor de la más importante colección de óleos y témperas de Peláez, pintora fundacional de la plástica cubana.
La firma de subastas Sotheby's, también neoyorkina, expuso en noviembre de 1994 "Mujeres y flores", óleo del cubano residente en el exterior Cundo Bermúdez, sustraído del mismo lugar, pero la reclamación de La Habana no tuvo respuesta, como tampoco la referida a la pintura "Dos mujeres" de Marcelo Pogolotti.
Acosta indicó que "Dos mujeres" fue también subastada, pese a que Graciela Pogolotti, hija del pintor de los años 30 cuya obra se caracteriza por la crítica política y social, había hecho saber a Sotheby's que la obra en cuestión era falsa.
Tales casos no son los únicos. "Se han detectado otras falsificaciones en los catálogos de subastas y hemos ofrecido los servicios de nuestros competentes expertos y expresado voluntad de colaborar, sin embargo ni siquiera hemos tenido un simple acuse de recibo", se quejó Acosta.
En la falsificación y el robo de obras de arte cubanas están los principales nutrientes de un mercado ilícito que deja ganancias millonarias y que, en el caso de la isla, cobró fuerza con la crisis económica y las reformas encaradas para superarla.
El desarrollo del turismo, como una de las principales fuentes de ingreso, y la promoción de las inversiones extranjeras propiciaron en la presente década la llegada al país de "personas interesadas en adquirir y extraer" bienes culturales, afirman las autoridades.
En 1996, por ejemplo, fueron detectados alrededor de 400 intentos de sacar de manera ilegal del territorio piezas con valor patrimonial, 88 casos más que el año anterior.
Trasladar una obra de arte al exterior requiere en Cuba, obviamente, una serie de trámites legales, pero "cada vez los métodos de fraude son más sofisticados, como la falsificación de sellos y facturas de compra", advirtió una fuente consultada al respecto por la prensa estatal.
Acosta consideró el catálogo "razonado", con nombre de la obra, características, dimensiones, imagen, entre otros datos, una herramienta fundamental para enfrentar las falsificaciones, por lo cual Cuba ya trabaja en el de algunos prestigiosos pintores.
Sin embargo, "tenemos que resolver el tema financiamiento, pues cada catálogo razonado puede costar unos 70.000 dólares", explicó el funcionario, el cual menciona que a principios de año el parlamento cubano introdujo modificaciones en el Código Penal para reforzar el combate a este tipo de delitos.
En breve estará listo el reglamento para la ejecución de las disposiciones legales contenidas en el Código reformado, que sanciona con hasta cinco años de cárcel a los responsables de casos agravados de falsificación y tráfico de obras de arte.
Por otra parte, todos los valores del Museo Nacional de Bellas Artes permanecen bajo custodia del Consejo de Estado y las instituciones armadas mientras se realiza la remodelación de su sede.
"Las obras están en perfecto estado, con la climatización y humedad adecuadas, y se sacan cada vez que hay exposiciones, explicó Acosta, quien resalta que la plástica de su país pasa actualmente por "momentos inmejorables".
"Las obras cubanas se están vendiendo muy bien en el mercado internacional, como nunca antes en los últimos 40 años, en un auge compartido por clásicos y contemporáneos", opinó.
Entre quienes buscan lo mejor de la pintura cubana figuran importantes coleccionistas de Estados Unidos, Europa e, inclusive, de Asia, lo cual hace aumentar los precios y el interés de los traficantes de obras de arte, alertan otros especialistas de la isla.
La casa Christie's pagó 882.500 dólares por "Nativite", obra maestra de Wifredo Lam (1902-1982) y primer lienzo del pintor cubano en la colección del Museo Nacional Reina Sofía. (FIN/IPS/pg/dm/cr/99