Mario Benedetti y Julio César Da Rosa nacieron en 1920, en dos pequeños pueblos del interior de Uruguay, un origen humilde que no permitía prever entonces el reconocimiento que recibirían ambos por su labor intelectual.
El Ministerio de Educación y Cultura uruguayo les entregó esta semana su Gran Premio, el principal galardón con que el Estado premia, cada tres años, la trayectoria intelectual en diversas áreas, pese a que apenas está dotado con el equivalente a casi 4.000 dólares.
«El premio no es una distinción administrativa sin contenido, sino que distingue a quien se ha destacado notoriamente por su trabajo a lo largo de los años», dijo a IPS el ministro de Educación, Yamandú Fau.
El funcionario destacó que este año se dio la coincidencia de que los dos escritores nacieron el mismo año y en el interior, donde el terreno para destacarse en la literatura es poco fértil.
Benedetti nació en Paso de los Toros, en el departamento de Tacuarembó, y Da Rosa en Costas de Porongos, en el departamto de Treinta y Tres.
El crítico Wilfredo Penco señaló a IPS que, aun cuando ambos escritores nacieron en el interior, desarrollaron sus principales obras en la capital, pero con diferencias notorias.
Benedetti es el escritor montevideano por excelencia. Sus cuentos y novelas «representan claramente el modo de ser de la clase media uruguaya instalada en la capital», dijo Penco.
Da Rosa, en cambio, escribe como un desarraigado, agregó. Se instaló y trabajó en Montevideo, pero extraña su lugar de origen.
Esto surge claramente de sus obras «Juan de los Desamparados» y «Mundo Chico», una novela en la que describe el mundo rural.
Su obra «Buscabichos» es un clásico de la literatura infantil que forma parte de la educación formal de los niños uruguayos, recordó Penco.
La obra de Benedetti, tanto en prosa como en poesía, es conocida internacionalmente. Su novela «La tregua» fue la base de una película argentina candidata al premio Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera, que tuvo como protagonistas a Héctor Alterio y Ana María Piccio.
Varios de sus poemas han sido musicalizados por artistas de renombre, entre otros, por el español Joan Manuel Serrat, y también reproducidos en afiches juveniles.
Benedetti, quien también ejerce el periodismo, básicamente en el semanario Brecha, de Montevideo, y en el diario El País, de Madrid, alterna su residencia entre Uruguay y España.
El escritor estuvo ausente de la ceremonia en la que se premió su labor intelectual en Uruguay porque ese mismo día recibió en el Palacio Real de España el VIII Premio Reina Sofía a la poesía iberoamericana.
La distinción, entregada por la Reina de España, reconoce la calidad del conjunto de su obra, compuesta por más de 70 títulos publicados entre 1950 y 1998.
Como parte del premio, dotado con 40.000 dólares, se editó su antología poética «Los espejos y las sombras».
En cambio, la obra de Da Rosa ha tenido escasa proyección internacional.
El escritor, que entre 1963 y 1966 fue diputado por el gobernante Partido Colorado de Uruguay, también trabajó como periodista en el desaparecido diario El Dia, portavoz de esa colectividad política desde 1896 y hasta su cierre en 1991.
Da Rosa, conocido como bromista incansable, fue asimismo director de la División Cultura del municipio de Montevideo y presidente de la Academia Nacional de Letras.
«No puedo menos que compadecer a todos y cada uno de los ciudadanos (del jurado) que por unanimidad nos adjudicaron este premio. No tengo dudas de que, también por unanimidad, hace días que vienen recibiendo los consabidos tirones de orejas de tirios y troyanos», dijo Da Rosa al recibir el premio.
Fau indicó, en el caso de Da Rosa, el galardón tiene carácter de consagración, porque en Uruguay ya había obtenido el Premio Nacional de Literatura. (FIN/IPS/rr/mj/cr/99