Casi la mitad de los trabajadores indígenas de México perciben como única paga platos de comida o provisiones y el salario de los otros es ínfimo, reveló hoy un informe oficial.
Los datos del gobierno indican que el desempleo es irrelevante entre los trabajadores nativos, pero la Encuesta Nacional de Empleo en Zonas Indígenas, realizada con apoyo del Instituto Nacional de Estadística e Informática, puso en evidencia la extrema explotación a que se les somete.
En efecto, sólo están desocupados 0,59 por ciento de los 1,4 millones de indígenas incorporados a la población económicamente activa de México, frente a un promedio nacional también bajo, de 2,4 por ciento, que es exhibido por las autoridades como resultado exitoso de su lucha contra el desempleo.
Pero los nativos no tienen derechos laborales, 48,5 por ciento de ellos sólo reciben pago en especie y entre los demás, pocos obtienen más del salario mínimo, que equivale a tres dólares por día.
El empleo en el mundo indígena es únicamente de subsistencia. Los aborígenes trabajan mucho, son poco productivos y ganan aún menos, señaló Alejandro Tuirán, autor del informe.
Las peores condiciones de trabajo para los indígenas se registran en el norte, en la llamada zona tarahumara, en el centro, o zona huasteca, y en el sureño estado de Chiapas.
Uno de los motivos para que los indígenas trabajen en condiciones tan difíciles es su escasa instrucción, precisó Tuirán.
Sesenta y dos por ciento de los aborígenes adscriptos a la población económicamente activa no completaron su educación primaria, según la Encuesta Nacional de Empleo en Zonas Indígenas.
El nuevo estudio se suma a decenas de investigaciones que identificaron a los 12 millones de indígenas como el grupo de población más pobre de México.
Los descendientes de las desarrolladas y ricas culturas prehispánicas son ahora víctimas de un "apartheid" de facto, advirtió la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía.
Treinta y cinco por ciento de los 803 municipios mexicanos de mayoritaria población indígena presentan "muy altos" niveles de marginación, 48 por ciento "altos", 12 por ciento "medios", cuatro "bajos" y apenas 0,12 por ciento eluden la exclusión social, de acuerdo con informes oficiales.
La Secretaría (ministerio) de Desarrollo Social reconoció en septiembre el fracaso de las políticas del gobierno para los pueblos indígenas.
Sólo 10 por ciento de los nativos del sureño estado de Oaxaca reciben agua corriente, en algunos municipios de Chiapas el analfabetismo llega a 60 por ciento y en cientos de zonas indígenas no existen vías de comunicación.
La irrupción hace cinco años en Chiapas del gerrillero Ejército Zapatista de Liberación Nacional, una organización mayoritariamente indígena, recordó al mundo que los nativos están apartados de los procesos económicos, de los avances políticos y de los beneficios del llamado progreso, señaló el obispo de ese estado, Samuel Ruiz.
A pesar de los siglos de marginación, 56 etnias y 70 lenguas vernáculas aún sobreviven en México, un hecho que, según los observadores, demuestra la fuerza de las culturas ancestrales.
Mayas, mazatecos, mixtecos, nahuas, otomíes, totonacos y mazahuas son los grupos más numerosos y con mayor presencia cultural.
El territorio del actual México albergaba a más de cinco millones de personas, que hablaban 200 lenguas y dialectos, cuando a principios del siglo XVI llegaron los conquistadores españoles.
Casi cinco siglos después, la población indígena se ha duplicado, pero varias de las 70 lenguas originales que sobreviven parecen encaminarse a la extinción.
Los indígenas mexicanos que no hablan español sólo pudieron conocer en 1993 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, gracias a que la Organización de las Naciones Unidas tradujo su contenido a los idiomas nativos.
Pero los derechos de los indígenas todavía son letra muerta en muchos casos, señalan las organizaciones humanitarias. (FIN/IPS/dc/ff/99
