La huelga iniciada por 400 médicos hace una semana en Zimbabwe puso en evidencia el derrumbe del sistema de salud pública de este país, en cuyos hospitales faltan camas, medicamentos y personal.
Ya no sorprende encontrar a cuatro niños compartiendo una cama o a varios bebés en una misma incubadora.
En ocasiones los pacientes son dados de alta porque el hospital carece de medicamentos, y a los que ingresan se les pide que traigan su comida. Algunos servicios sanitarios no funcionan, y los depósitos de cadáveres tienen el triple de su capacidad.
La situación empeoró el miércoles 22, con el inicio de la huelga de 400 médicos en demanda de mejores condiciones laborales y salariales. Desde entonces, cientos de enfermos han sido rechazados.
"Antes no se permitía la entrada de cámaras (de televisión) a ciertos sectores, para evitar que se vieran las imágenes, parecidas al holocausto alemán, de los hospitales de Zimbabwe. Es triste ver que la mortalidad del país es más alta (ahora) que durante las guerras", declaró Moses Mvenge, un parlamentario.
La situación ha empeorado cada año desde la independencia del país, en 1980.
El gasto para la salud de los habitantes pobres del país representa la décima parte de lo que se invierte en la de los ricos, según el Grupo de Trabajo Comunitario para la Salud, una red de organizaciones que propicia la participación de la comunidad en la atención médica.
Esto sucede a pesar de que estas comunidades suelen ser la fuente principal de ingresos para el sector de la salud, al que financian con 39 por ciento del total a través del pago de impuestos, 31 por ciento en gastos directos y 12 por ciento en el pago de asistencia médica, según el Grupo.
El Grupo organizó talleres nacionales de trabajo comunitario, que empezaron el lunes y terminaron este miércoles.
"Las comunidades desean contribuir más con la salud, pero de una manera transparente, cuyos resultados se vean en la calidad de la atención, la protección de los pobres y el compromiso de la gente en el proceso de decisiones", explicó Renée Loewenson, del Grupo de Trabajo Comunitario.
El gasto real por persona en salud disminuyó, y la inversión del producto interno bruto en dicho sector pasó de 3,1 por ciento en 1990/91 a 2,2 por ciento en 1995/96, según el Grupo.
El gasto público en salud pasó de 1,51 dólares por persona en 1991 a menos de un dólar en 1990, y siguió cayendo, según un documento preparado por el Grupo de Trabajo.
Según la distribución presupuestal del gobierno, 45 por ciento del dinero se destina a los hospitales centrales y provinciales, utilizados por cerca de 20 por ciento de la población.
Los hospitales y clínicas distritales reciben 37 por ciento del presupuesto de salud, aunque allí se atiende a 80 por ciento de la población, en su mayoría mujeres pobres y niños.
"Tres cuartas partes de las enfermedades se pueden prevenir, pero las instituciones de salud están repletas de gente con ese tipo de afecciones, y el presupuesto para los servicios de prevención disminuyó y es inadecuado", comentó Loewenson en los talleres.
"La deuda externa es uno de los motivos de las restricciones en la salud. Pero también lo son la confusión de las prioridades. Lo que más aumenta (el gobierno) es el presupuesto asignado a la guerra, cuando la guerra que tenemos que luchar en Zimbabwe es contra la enfermedad y la pobreza", sostuvo.
Cerca de 11.000 refugiados de Zimbabwe se encuentran en República Democrática de Congo (RDC), donde luchan con las fuerzas del gobierno contra los rebeldes que intentan derrocar al presidente Laurent Kabila.
"Los políticos deberían ser sensibles a las necesidades de la gente. El sistema de salud está a punto de colapsar, si es que ya no lo hizo, y las autoridades siguen dando prioridad a cosas menos importantes y a veces innecesarias", se quejó Mvenge.
"Quienes distribuyen el presupuesto no parecen darse cuenta de que la guerra interna (por la salud) es más grave que la que hay afuera", en RDC, agregó Mvenge.
El Ministerio de Salud pidió 16,40 millones de dólares más para su presupuesto actual, pero el gobierno respondió que no había más dinero. Sin embargo, el país gasta 1,82 millones de dólares por mes en la guerra de RDC.
Así que 11 meses de tropas en RDC costaron 20 millones de dólares, pero el gobierno aseguró que no tenía los 16,4 millones que pidió el Ministerio de Salud.
Habría que reasignar a la salud los gastos destinados a otros Ministerios, como el de Defensa y el de Relaciones Exteriores, y a ciertas áreas del gobierno, de manera de resucitar el sistema, recomendó Loewenson.
"La principal inversión del presupuesto público que se puede hacer para reducir la incidencia de las enfermedades es incrementar el acceso a servicios de prevención y de curación primaria y secundaria", sostuvo.
El gobierno debería aumentar a 18 dólares el gasto de salud por persona durante los próximos tres años, partiendo de una base de no menos de 15 dólares, según Loewenson. (FIN/IPS/tra-en/lm/pm/ceb/aq/he/99