Un escándalo bancario estallado en Tailandia amenaza la credibilidad de la administración de Chuan Leekpai y en especial de sus afirmaciones sobre la recuperación económica de este país.
La controversia estalló en agosto debido a la filtración de un informe interno que demostraba que el banco oficial Krung Thai (KTB) tenía 84 por ciento de deudas incobrables y no 59 por ciento, como aseguró siempre el gobierno.
Todavía más perjudiciales fueron las conclusiones del informe, elaborado por la firma internacional de auditores Price, Waterhouse y Coopers, sobre que gran parte de las dificultades del banco se debían a la concesión imprudente de préstamos e, incluso, a un probable fraude.
En los últimos siete años, hasta enero pasado, el banco estuvo bajo la administración de Sirin Nimmanhaeminda, ex titular de la entidad y hermano del ministro de Finanzas, Tarrin Nimmanhaeminda.
A raíz de la amplia publicidad dada al informe, el gobierno formó una comisión para investigar cualquier malversación por parte de funcionarios actuales o pasados.
Mientras los partidos tailandeses de oposición aprovecharon el escándalo para juzgar y censurar al gobierno en el parlamento, algunos funcionarios del banco denunciaron que la filtración de la auditoría interna era un intento de "destruir al país".
"La publicación del informe provocará malas interpretaciones y confusión entre los inversores, ahorristas y socios comerciales del banco", advirtió Singh Tangtaswas, actual presidente del KTB. Según Singh, el informe filtrado era incompleto y los datos que contenía estaban basados en cifras inexactas.
Aparte de la posible implicancia del hermano del ministro de Finanzas en cualquier escándalo dentro del banco, lo que preocupa al gobierno de Chuan es que el KTB fue una parte vital de sus esfuerzos para recuperar el maltrecho sector bancario tailandés.
Como uno de las cuatro principales entidades de crédito del país en términos de tamaño y operatividad, el KTB fue usado por el ministerio de Finanzas, su mayor accionista, para absorber pequeñas instituciones financieras que estaban al borde del colapso.
Como parte de un gran paquete de restructuración financiera anunciado en agosto de 1998, el gobierno tailandés decidió fusionar el First Bangkok City Bank (FBCB), en manos privadas y con serios problemas, con el KTB.
El banco oficial, cuya privatización estaba prevista para el 2000, también iba a absorber los llamados "activos buenos" del Banco de Comercio de Bangkok, otra institución financiera fracasada.
Otros objetivos de la reestructuración fueron resolver la cuestión de los préstamos impagos, adecuar un aumento de su relación de capital a los requerimientos del Banco Central, convertir a la organización en un banco eficiente y reformar su gobierno.
Para ayudar al proceso de recuperación, el KTB recibió una inyección de capital equivalente a 4.870 millones de dólares procedentes del fondo de emergencia del Banco de Tailandia, llamado Fondo de Desarrollo de Instituciones Financieras (FIDF), que ahora posee 90 por ciento de las acciones de la entidad.
El informe filtrado, al cuestionar la verdadera amplitud de los préstamos morosos del KTB, sumergió en la duda los beneficios de esa inyección de capital y también la futura viabilidad del banco.
Antes de la crisis económica estallada en julio de 1997, el KTB era, al menos en el papel, uno de los bancos más rentables del país y se lo puso de ejemplo como una excelente empresa estatal.
"Incluso basándonos en la versión oficial, según la cual los préstamos morosos del KTB ascienden a 60 por ciento, el porcentaje es más alto que el promedio nacional, de 47,5 por ciento", señaló un analista en Bangkok.
Tambien indicó que si el informe de auditoría interna es verdadero, entonces serán necesarias nuevas dosis masivas de capital para salvar al banco.
Las dificultades del KTB ya tuvieron un impacto negativo en el mercado bursátil tailandés que, junto con otros en la región, ha experimentado una ligera alza respecto a su peor época el año pasado.
Tras superar una caída de 250 puntos el año pasado y alcanzar 500 puntos en mayo, la bolsa tailandesa descendió a 400 puntos debido a los temores sobre el futuro del sector bancario del país.
Los analistas advirtieron que un fracaso en el rescate del desastrado KTB podría causar una hecatombe en todo el sector financiero, el cual depende pesadamente de los préstamos del gobierno como último recurso para mantenerse a flote.
Según un informe reciente de la agencia calificadora de riesgo crediticio Moody's, el monto total de las préstamos incobrables en el sistema bancario tailandés alcanzó 69.000 millones de dólares, y la situación sigue empeorando.
"Ningún gobierno puede hablar de recuperación económica a menos que pueda decir qué planea hacer para resolver de una manera viable los préstamos morosos en el sector bancario", dijo Virabonga Ramangkura, ex ministro tailandés de Finanzas.
Tras registrar un crecimiento negativo de casi ocho por ciento el año pasado, la administracion de Chuan prevé un aumento positivo de 2 a 3 por ciento este año para la economía tailandesa.
Esto, combinado con la estabilización de la moneda local a razón de 38 baht por dólar, y la mejoría del mercado bursátil, esta siendo usado por el gobierno para proclamar que está en marcha la gran recuperación económica.
"El caso del KTB ha sembrado semillas de duda en la mente de los inversores, que no pueden confiar en las cifras y afirmaciones del gobierno sobre la economía, y eso es una mala señal", dijo un analista bancario de Bangkok.
Otro hecho que perjudicó la posición del gobierno, a raíz del episodio, fue el precipitado despido de todo el consejo directivo del banco por parte del ministerio de Finanzas, excepto al nuevo presidente.
Aunque las exoneraciones se debieron aparentemente a "mala administración" del banco, la verdadera razón fue, al parecer, el deseo oficial de vengar la filtración del informe de auditoría que le causó tantos problemas.
Entre los despedidos figura el conocido tecnócrata y activista social Mechai Veeravaidya, titular del KTB, quien fue nombrado el año pasado y estaba en malas relaciones con el ministro de Finanzas, Tarrin, debido a la recuperación del banco.
Mechai trató de agregar actividades de desarrollo social a la política del banco, mientras Tarrin pretendía privatizar el KTB y convertirlo en una entidad comercial.
"Simplemente no pueden conseguir banqueros capaces para que trabajen en el KTB porque no hay garantía contra la interferencia política", expresó un comentario editorial en "The Nation", el diario inglés de Bangkok.
Sin embargo, la interferencia en los asuntos del banco estatal podría resultar políticamente muy costosa al gobierno de Chuan. (FIN/IPS/tra-en/bs/js/ego-mlm/if/99