MEDIO ORIENTE: Atentados reflejan fragilidad de proceso de paz

Los coches bomba que explotaron en las ciudades israelíes de Tiberíades y Haifa el domingo, un día después de la firma de un nuevo acuerdo de paz entre Israel y Palestina, subrayan la necesidad de controlar el terrorismo y de resolver las frustraciones árabes.

Palestinos e israelíes firmaron el sábado en el balneario egipcio de Sharm-el-Sheikh un acuerdo para implementar una versión modificada del acuerdo de Wye, suscripto con la intermediación de Estados Unidos en 1998.

Diversos medios expresan la opinión, extendida en el mundo árabe, de que las negociaciones actuales son más beneficiosas para Israel que para Palestina, y que constituyen un motivo de frustración para millones de refugiados palestinos que probablemente nunca puedan regresar a casa.

"La represión de los movimientos palestinos opositores islámicos, nacionalistas o de cualquier otro tipo sólo alimentará más problemas, causará más violencia y más represalias", advirtió en un editorial el periódico Al-Sharq, de Qatar.

"Reprimir a un movimiento como la Resistencia Islámica Palestina (Hamas) no sólo generaría una reacción de sus miembros, sino también de un gran número de sectores (sociales) que simpatizan con ellos", agregó el periódico qatarí.

El líder de Hamas, Ahmed Yassin, dijo el sábado que el nuevo acuerdo de paz era inaceptable. "Digo basta a estos retrocesos palestinos y a esta serie de concesiones a las presiones israelíes y estadounidenses que sólo sirven a la seguridad israelí", sostuvo Yassin.

"Lo que fue tomado por la fuerza, sólo puede ser recuperado por la fuerza", agregó este clérigo musulmán de 63 años, que sufre cuadriplegia y está casi ciego tras pasar largos años en cárceles israelíes.

Tanto el primer ministro israelí, Ehud Barak, como el presidente palestino, Yasser Arafat, se comprometieron a combatir el terrorismo en una conversación telefónica luego de los atentados del domingo, que causaron la muerte de tres personas. Dos de los fallecidos serían los propios atacantes.

La prensa siria, a su vez, expresó dudas el lunes acerca de la disposición de Israel a respetar el último acuerdo de paz, haciendo eco de un escepticismo similar en Egipto y otros países árabes.

Al ser el anfitrión de la ceremonia en la que se rubricó el acuerdo, Egipto marcó su regreso como mediador entre palestinos e israelíes, luego de haber quedado a un lado mientras el ex primer ministro de derecha de Israel, Benjamin Netanyahu, estuvo en el poder.

Para la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Madeleine Albright, el acuerdo de paz fue una buena oportunidad para ser nuevamente el centro de atención con un logro, ya que su última intervención pública, en las negociaciones de Kosovo, terminó con el bombardeo a Yugoslavia.

Para Barak podría tratarse de la manera más fácil de demostrar su buena voluntad, mientras los palestinos parecen haber perdido otra vez.

El acuerdo, llamado Wye II, marca el relanzamiento oficial del proceso de paz y pide que las conversaciones sobre los asuntos relacionados con la posible constitución de un estado palestino independiente comiencen como máximo el día 13, cuando Barak y Arafat se reúnan de nuevo.

Se fijó en 350 el número de palestinos presos que serán liberados. Inicialmente, Palestina pidió la liberación de 400 detenidos. El primer acuerdo de Wye fijaba 750.

El acuerdo prohibe, de manera significativa, la toma de medidas unilaterales por cualquiera de las partes, cláusula que apunta de manera específica a impedir que los palestinos declaren un estado independiente respondiendo solo a su propia iniciativa.

"Barak puede estar feliz. Pudo imponer nuevas bases a las negociaciones sobre el estatuto final", dijo Alí Jarbawi, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Bir Zeit, en Palestina, en un artículo publicado por el periódico Al Ayyam, de Beirut.

Los asuntos relacionados con la constitución eventual de un estado palestino se refieren al futuro de Jerusalén y de los refugiados, los derechos al uso del agua y los asentamientos judíos en territorio palestino.

Se trata de asuntos espinosos que se prevé causarán problemas en las negociaciones.

Según el acuerdo de Wye II, israelíes y palestinos tienen un plazo de cinco meses para elaborar un borrador, y hasta septiembre del 2000 para firmar el acuerdo final.

Barak se comprometió a completar la retirada israelí de 13 por ciento de la ocupada Cisjordania antes de fin de año, de conformidad con el acuerdo de Wye. Las retiradas habían sido congeladas en dos por ciento en diciembre por Netanyahu, debido a supuestas amenazas terroristas.

"Los palestinos renunciaron a tanto desde Oslo (donde se acordó el marco para las conversaciones de paz en 1994) que Arafat básicamente está intentando resolver los principales problemas antes de verse aislado por un acuerdo entre sirios e israelíes", dijo el analista político Michael Young en Beirut.

"Albright, que fue duramente criticada desde Kosovo, intenta lograr algo resolviendo la parte fácil y dejando que las partes involucradas manejen los temas más difíciles", agregó.

"Los estadounidenses no quieren ser criticados si no hay salida, pero quieren el crédito si todo sale bien", comentó Young.

Albright comenzó a recorrer la región el miércoles, en Marruecos. También visitó Egipto, Siria y Líbano antes de partir hacia Vietnam.

La secretaria de Estado, cuya visita a Líbano no fue anunciada hasta el último minuto, se reunió una hora con su homólogo libanés, Selim Hoss. En una conferencia de prensa conjunta, ambos funcionarios hicieron declaraciones contradictorias.

Mientras Albright recalcó la importancia de la calma en el sur de Líbano y pidió el mayor control a todas las partes, Hoss reiteró que Líbano tenía derecho a luchar contra la ocupación israelí.

Luego de que Albright dijera que el problema de los refugiados palestinos deberá ser tratado en las conversaciones entre israelíes y palestinos sobre la eventual constitución de un nuevo estado, Hoss afirmó que Líbano esperaba ser parte de cualquier negociación referida a los refugiados.

Pero "los sirios no querrán a los libaneses sentados con ellos mientras hacen un trato a sus espaldas", dijo un funcionario libanés que pidió reserva sobre su identidad.

Con una fuerte presencia militar en su territorio, un delicado equilibrio interno entre cristianos y musulmanes y un gran número de refugiados palestinos, Líbano tiene poco lugar para negociaciones separadas con Israel.

Israel anunció reiteradamente el retiro unilateral de la franja de territorio que ocupa en el sur de Líbano, que Siria quiere sea parte de un acuerdo combinado que incluya la devolución de las Alturas del Golan, anexadas por Israel en 1967.

"Esperábamos que la señora Albright nos trajera buenas noticias. Todavía tenemos esperanzas de que las buenas noticias lleguen más adelante", dijo el canciller de Siria, Farouk el Shara, en una conferencia de prensa conjunta con su homóloga estadounidense, que se reunió dos horas y media con el presidente Hafez Assad.

En su confernecia de prensa en Líbano, Albright se negó a decir si se habían fijado fechas para la reanudación de las conversaciones entre Israel y Siria, o si cualquiera de las dos partes había fijado precondiciones específicas.

"En los últimos meses, a pesar de algunos incidentes trágicos, el clima para la paz mejoró. Lo que importa ahora es si los líderes regionales pueden desarrollar propuestas concretas que sean flexibles y creativas y que posibiliten que el proceso avance", dijo.

Pero la "luz que iluminará a toda la región", como dijo Albright, todavía deberá resistir algunos vientos fuertes. (FIN/IPS/tra-en/kg/ak/at-mj/99

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