Las "ciudades dinámicas", como la capital de México, serán las protagonistas del crecimiento económico en el próximo milenio, según el informe anual sobre desarrollo del Banco Mundial.
El Informe sobre Desarrollo Mundial, que el organismo financiero multilateral divulgó el miércoles, asegura que "a medida que los países se desarrollen, las ciudades contribuirán con una parte cada vez mayor del ingreso nacional".
Para fundamentar esta aseveración, el informe explica dónde se concentra actualmente el producto nacional bruto (PNB) en cada país. "Las zonas urbanas generan 55 por ciento del PNB en los países de bajos ingresos, 73 por ciento en los de medianos ingresos, y 85 por ciento en los de altos ingresos".
"La liberalización comercial y la integración financiera" subrayarán la importancia que tendrán los centros urbanos en el futuro, agrega.
El informe elogia a la ciudad australiana de Sydney porque representa el tipo de logro dinámico que los funcionarios del Banco Mundial prevén impondrá la hegemonía de las urbes.
"La transformación de Sydney en una ciudad mundial entre 1971 y 1991 se tradujo en un aumento de 25 por ciento en la creación de empleos, así como en el vuelco radical hacia los servicios financieros y comerciales", explica.
Ese crecimiento se debe a la economía de aglomeración, o sea la concentración de las industrias manufactureras y de los servicios que se benefician de amplios mercados de "insumos y mano de obra, y donde se transmiten rápidamente las ideas y el saber".
Varios estudios revelaron que la aglomeración aumentó la productividad de diversos tipos de actividades económicas en zonas urbanas.
"La productividad aumenta con el tamaño de la ciudad, tanto que la productividad de una firma tipo trepa entre cinco y 10 por ciento si se duplican el tamaño y la escala de la industria local", asegura el Banco Mundial.
En lo que refiere a los salarios, los sectores urbanos resultan más atractivos que las economías rurales. En algunos casos, los sueldos son entre "dos y cuatro veces superiores en los países de medianos ingresos", señala.
Pero Gustavo Garca, investigador del Colegio de México, sostiene que hacer hincapié en "las ciudades dinámicas como motores de crecimiento" es reciclar una idea vieja.
"La idea apareció a mediados de los años 80 y fue bien recibida a nivel teórico. A las ciudades se las reconoció por tener potencial de crecimiento", dijo Garca.
No obstante, apoya la iniciativa política del Banco Mundial y señala que México es un caso de ciudad dinámica.
La capital mexicana, con 19 millones de habitantes, es la mayor ciudad del mundo en términos de población, y contribuye con 48 por ciento del producto interno bruto del país, 30 por ciento más que en 1930.
La economía se ha sostenido por el sector industrial y manufacturero y por el nuevo, aunque creciente, sector de los servicios.
"Si la base económica de esta ciudad sigue creciendo, habrá más beneficios. Los gobiernos locales y federales tendrán una función importante que cumplir", agregó el especialista en estudios demográficos y de desarrollo urbano.
El Banco Mundial también reconoce la necesidad de mejorar la infraestructura para que las grandes ciudades sean sedes hospitalarias del desarrollo y para que puedan atraer y mantener las inversiones.
Así mismo, los gobiernos urbanos deberán reforzar la capacitación de sus habitantes. El informe menciona iniciativas de este tipo en Francia, Italia, Malasia y Pakistán.
La capacitación vocacional está descentralizada en Francia e Italia, donde los "gobiernos locales son los más aptos para cooperar con las firmas locales".
En el caso de Malasia, el Centro de Desarrollo Técnico, de Penang, congrega a representantes de la industria, de los gobiernos estatales y locales, y de la educación para "cerrar la brecha entre la educación formal y la técnica que requieren los inversores".
En Pakistán, los consejos de desarrollo de Karachi y Lahore, integrados por representantes de los gobiernos provinciales y federales, de empleadores y de trabajadores, son "vínculos entre la industria y los capacitadores".
Los gobiernos también deberán prestarle atención al crecimiento demográfico. El Banco Mundial prevé que las ciudades recibirán 2.400 millones de habitantes más en los próximos 30 años y que 60 por ciento de la población mundial vivirá en zonas urbanas.
En los años 70, una ciudad de mediano tamaño tenía entre 250.000 y 500.000 habitantes, según el Banco Mundial. Entonces había 163 ciudades con más de un millón de personas, pero menos de 40 por ciento de la población mundial vivía en zonas urbanas.
Hoy una ciudad mediana alcanza el millón de habitantes y habría más de 350 de este tamaño en el mundo, según las últimas estadísticas.
Estas señales de migración económica deben verse en otro contexto, según David Dunham, del Instituto de Estudios Sociales de La Haya. El impulso de las microempresas y del autoempleo de la última década rara vez produjo "la cantidad suficiente de empleos remunerados para hacer una diferencia sustancial" en la lucha contra la pobreza.
En algunos pequeños países asiáticos, "es sumamente difícil apreciar cambios en las zonas rurales a menos que tengan tasas de crecimiento mucho más altas en actividades que no son agrícolas y que generen empleos", dijo.
En la actualidad, la "gente (de esos países) depende de pequeños terrenos familiares para su existencia porque no tienen nada más".
Además, el énfasis en lo urbano del informe del Banco Mundial es una clara indicación de que la descentralización económica, tan popular en la última década, tuvo un "éxito limitado", sostuvo.
Dunham y Garca concuerdan en que quienes se beneficiarán a corto plazo con el cambio del Banco Mundial hacia el crecimiento económico urbano y concentrado serán las clases media y alta de las ciudades.
En la ciudad de México, por ejemplo, comprenden aproximadamente 60 por ciento de la población, o sea 11,4 millones de personas.
A la vez, ambos se expresaron con cautela con respecto del otro factor de esta ecuación económica, la pobreza rural.
La estrategia del Banco Mundial para combatir la pobreza rural se "parece a los viejos modelos neoclásicos de economía para el desarrollo" que dependían de la creación de empleos urbanos para resolver los problemas rurales, opinó Dunham.
Pero por el momento, esa estrategia "quizá no sea tan errada", reconoció. (FIN/IPS/tra-en/mmm/mk/aq/dv/99