CULTURA-ORIENTE MEDIO: Disney en medio de disputa sobre Jerusalén

– El aparentemente inofensivo ambiente de una "exposición del milenio" organizada por los estudios Disney en Orlando, Estados Unidos, es escenario de una nueva confrontación sobre Jerusalén, ciudad sagrada de dos culturas que no saben vivir juntas.

La razón es que el pabellón israelí en la exhibición, que se abrirá el 1 de octubre, tiene como lema "Jerusalén, capital eterna de Israel", en un a interpretación histórica controvertida que reafirma políticamente un t ema que es objeto de intensas negociaciones.

La Liga Arabe amenazó esta semana con un boycot comercial contra los productos de Disney – que incluyen películas, videos, discos compactos, juegos de computador, publicaciones, ropa, juguetes – si se mantiene la presentación.

El posible boycot contra Disney se suma a una amenaza similar contra la cadena internacional de hamburguesas Burger King, que decidió el mes pasad o cerrar una sucursal en Maale Adumim, un asentamiento judío establecido en territorios árabes ocupados por Israel en 1967.

Burger King adoptó la decisión tras una serie de advertencias por par te de la comunidad árabe norteamericana, lo que irritó a los grupos judío s estadounidenses, que pidieron una intervención del departamento de Estado.

Para las comunidades árabes, así como para las israelíes, estos peq ueños gestos son símbolos importantes en la batalla israelí para lograr que lo s territorios tomados por la fuerza se conviertan en una realidad aceptada por todos.

El primer ministro israelí, Ehud Barak, proclamó que Maale Adumim "quedará para siempre dentro de las fronteras de Israel" y que forma "parte de Jerusalén", lo que contradice siete resoluciones del Consejo d e Seguridad de las Naciones Unidas.

El debate histórico se remonta a casi cuatro mil años. Aparentemente fundada por hebreos, Jerusalén (Al-Quds en árabe) fue habitada por una mayoría musulmana aproximadamente a partir de 650 hasta 1917, cuando el ejército británico reemplazó a los ocupantes turcos y se inició una corriente de inmigración judía.

La resolución de la ONU que decidió en 1947 la partición de Palestina y la creación del estado de Israel, determinó que Jerusalén – objeto de culto por parte de judíos y musulmanes- fuese una ciudad bajo administración internacional, lo que nunca ocurrió.

Tras la guerra árabe-israelí de 1948-49, la ciudad fue dividida en do s partes, la occidental bajo control israelí y la oriental gobernada por Jordania. Israel declaró Jerusalén como capital en 1950, y ocupó el se ctor jordano en la guerra de 1967.

Hasta ahora, la mayor parte de los países que tienen relaciones con Israel mantienen sus embajadas en Tel Aviv, reconocida por la ONU como capital del estado judío.

En las actuales, negociaciones entre Palestina e Israel para un acuerdo de paz definitivo, ambas partes reclaman a Jerusalén como sede de sus respectivas capitales, argumentando razones históricas prosiblemente válidas en ambos casos.

Según Cristopher Dixon, analista de mercado de la empresa norteamerican a Paine Webber, a Disney no le asusta un boycot de sus productos en los países árabes, que representan unos 100 millones de dólares de ventas anuales.

Pero el príncipe saudí Al-Walid ben-Talal, propietario de 25 por cien to de las acciones del gigantesco y lucrativo complejo Disney en París, aseguró en días pasados a periodistas españoles que el tema de Jerusal én como ciudad capital no será el lema del pabellón israelì.

En un comunicado, el príncipe aseguró que había tratado el tema con el presidente de Disney, Michael Eisner.

Atrapado entre dos fuegos, entretanto, Disney argumenta que no puede confirmar ni desmentir la presentación del pabellón israelí, debido a compromisos contractuales, probablemente tratando de ganar tiempo.

Pero la cancillería israelí sostiene que el compromiso para participa r se firmó precisamente sobre la base de que "se enfatizaría la centralid ad de Jerusalén como capital de Israel".

Salvo Jordania y Egipto, que firmaron acuerdos de paz con Israel, la Liga Arabe mantiene oficialmente un embargo económico contra el estado judío. Sin embargo, mediante varias estratagemas comerciales, existe un importante nivel de intercambio.

Siria, Líbano y Arabia Saudita son los más firmes en el cumplimiento del embargo, pero "hay países, como algunos del Golfo Pérsico", que son " más receptivos" a aceptar mercancías israelíes, siempre y cuando no tengan marcas de procedencia, declaró a IPS Victor Harel, funcionario de asunto s económicos en la cancillería israelí.

«Vimos el efecto del boycot hace aproximadamente un mes, cuando la compañía israelí de aviación Arkia, compró la línea búlgara Balkan», – dijo Harel – «inmediatamente Siria y Líbano cancelaron los vuelos de Balkan Air a Damasco y a Beirut".

También son objetos de boycot los artículos producidos en los asentamientos israelíes en lot territorios ocupados, incluso por parte de grupos pacifistas israelíes, que coinciden con los palestinos en que los asentamientos constituyen el obstáculo central para la paz.

También la Comisión Europea (CE) había advertido a Israel acerca de posibles sanciones económicas si continuaba presentando productos de los asentamientos, como «hechos in Israel».

Según la CE, el acuerdo de libre comercio vigente con Israel se refiere únicamente a las fronteras previas a las existentes desde la Guerra de 1967, en la que Israel ocupó Cisjordania y la Franja de Gaza, construyendo en dichos territorios 144 colonias en las que viven hoy aproximadamente 200.000 personas.

Tras el reconocimiento mútuo en 1993 de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina, numerosas corporaciones transnacionales comenzaro n a reforzar sus vínculos comerciales con Israel.

Ese fue el caso de la japonesa Daihatsu, la coreana Samsung o la holandesa Phillips, que jamás habían invertido en el país. Llegaron atraídas no sólo porque se reducía la posibilidad de un embargo, sino también por la prometida estabilidad.

En 1995 las inversiones extranjeras en israel llegaron a 1.250 millones de dólares y en 1997 a 1.500 millones.

Pero analistas y funcionarios consideran difícil estimar el verdadero costo del boycot árabe, en parte porque – como aliado estratégico – Isra el es el principal beneficiario de los fondos de asistencia al desarrollo de Estados Unidos. (FIN/IPS/mm-ce-ie-hd/ab/ak/99)

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