COREA DEL NORTE: Estados Unidos deja atrás 46 años de sanciones

Estados Unidos aliviará el embargo que rigió durante 46 años sobre Corea del Norte, a cambio de la promesa de Pyongyang, aún no concretada, de suspender las pruebas con misiles de largo alcance.

La medida, que había sido prevista luego de una reunión de diplomáticos norcoreanos y estadounidenses en Berlín la semana pasada, fue descrita por el principal estratega de Washington respecto de Corea del Norte como "el primer paso hacia la total normalización de las relaciones".

"Durante más de 40 años, la amenaza de otra guerra en la península de Corea se cernía sobre nuestras cabezas como un nubarrón oscuro", dijo el ex secretario de Defensa William Perry, que acaba de finalizar una evaluación de 14 meses sobre las relación bilateral.

"Hoy, ese nubarrón comenzó a desaparecer", declaró Perry.

Robert Manning, analista de asuntos asiáticos en el no gubernamental Consejo de Relaciones Exteriores, el anuncio también debería tener un "efecto tranquilizador" en la región.

Las tensiones en la península y en el área de Asia y el Pacífico aumentaron gradualmente desde que la prueba en agosto de 1998 del misil Taepodong I, con un alcance de casi 2.000 kilómetros, conmocionó a los vecinos de Corea del Norte.

Los informes este verano boreal de que Corea del Norte se preparaba para probar un nuevo misil, el Taepodong II, con alcance hasta Alaska y Hawaii, dieron origen a una campaña de presión sin precedentes de Corea del Sur, Estados Unidos, Japón e incluso China, principal respaldo de Pyongyang.

"Japón y Corea del Sur estaban más preocupados que nosotros por las pruebas de los misiles. A ese respecto, el logro más importante de Perry el año pasado habría sido la buena coordinación entre las posiciones de Estados Unidos, Tokio y Seúl", dijo Manning.

Los republicanos, que acusaron al presidente Bill Clinton de ser demasiado suave en sus relaciones con Corea del Norte, expresaron su escepticismo ante el anuncio del viernes.

"Apreciamos los esfuerzos de Perry para manejar la amenaza norcoreana, pero me preocupa que estamos entrando una vez más en un círculo de extorsión con Corea del Norte", dijo Benjamin Gilman, presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes.

"Esta medida no tiene apoyo en el Congreso (legislativo estadounidense) y no sería sustentable en la próxima administración", agregó Gilman.

El legislador estadounidense advirtió que la anuencia de Pyongyang a suspender su programa de pruebas está "lejos de ser completo" y será difícil de verificar.

Incluso Manning manifestó sus dudas acerca del significado a largo plazo del anuncio del viernes.

"Esto es, en esencia, una operación para ganar tiempo. Aunque Clinton tenga un respiro por el resto de su administración, Corea del Norte no renunciará a sus misiles a cambio del levantamiento de unas pocas sanciones que, de todos modos, son simbólicas", afirmó.

Manning sugirió que sería cuestión de tiempo que Corea del Norte reanude las pruebas o exporte sus nuevos misiles a Pakistán o a Irán para que estos países las realicen.

Se cree que las exportaciones de misiles son una importante fuente de ingresos para Pyongyang.

La economía norcoreana quedó devastada por el cese de la ayuda luego de la desaparición del bloque soviético, una serie de inundaciones y el hambre, que causó la muerte de tres de los 21 millones de habitantes del país en los últimos años.

La decisión de Clinton implica que el embargo comercial de 46 años contra Pyongyang será levantado para la mayoría de los bienes de consumo y comerciales y servicios financieros, con la condición de que no tengan ninguna aplicación militar posible.

Además, se permitirá a compañías y personas estadounidenses invertir en diversas industrias de Corea del Norte, como la agrícola, minera, maderera, turística y de infraestructura.

Por otra parte, Corea del Norte no disfrutará de las preferencias comerciales de que disponen la mayoría de los demás socios comerciales de Washington.

Además, las compañías estadounidenses interesadas en hacer negocios o invertir en el país no serán elegibles para recibir créditos o préstamos respaldados por el gobierno.

Se prevé que, sin esos beneficios, y dada la mala situación económica de Pyongyang, no habrá muchas operaciones comerciales o inversiones.

"Esto es un acto simbólico. No significa mucho en la práctica", dijo Manning. El propio Perry lo describió como "apenas un pequeño primer paso".

"Entendemos que Corea del Norte continuará sin realizar pruebas de misiles de largo alcance de cualquier tipo mientras ambas partes se dirigen hacia la normalización de las relaciones", observó Joe Lockhardt, portavoz de la Casa Blanca.

Perry declaró que esperaba que Pyongyang emita una declaración formal a tales efectos en las próximas semanas y que altos funcionarios norcoreanos viajen a Washington en breve.

El ex secretario de Defensa fue designado por Clinton para diseñar una política completa sobre Corea del Norte luego de que los republicanos acusaran a ese país de no cumplir un acuerdo de 1994 para detener un supuesto programa de armas nucleares.

Perry, que viajó a Pyongyang, expresó su satisfacción de que Washington pudiera verificar el cumplimiento de Corea del Norte del acuerdo sobre misiles.

El funcionario declaró que el programa nuclear, que habría producido suficiente plutonio para construir una o dos cabezas nucleares, había sido, en efecto, detenido, aunque no desmantelado, desde que el acuerdo de 1994 entró en vigencia.

En su informe a Clinton, del que sólo una parte será divulgada, Perry recomendó a Washington dirigirse hacia la normalización en un proceso gradual, si Corea del Norte estuviera dispuesta a renunciar a sus progrmas nuclear y de misiles.

Por otro lado, si esa vía era rechazada, Washington y sus aliados deberían aplicar una "estrategia alternativa" mucho más dura, que dio origen a especulaciones.

Si la prueba del misil Taepodong hubiera seguido adelante, Japón consideraría una serie de sanciones severas, incluso la prohibición a los residentes coreanos de enviar remesas de dinero a Corea del Norte, estimadas en entre 600 millones y 1.000 millones de dólares por año.

Luego de la prueba del Taepodong I el año pasado, Japón retiró inmediatamente su contribución de 1.000 millones de dólares a un consorcio internacional que construye dos reactores nucleares en Corea del Norte, como parte del acuerdo de 1994 para congelar su programa nuclear.

Expertos estadounidenses creen que la prueba del nuevo misil también habría obligado al presidente de Corea del Sur, Kim Dae Jung, a abandonar su política de acercamiento hacia Pyongyang y a presionar a Washington para que suavizara las restricciones actuales sobre el arsenal de misiles de Seúl. (FIN/IPS/tra- en/jl/mk/at/mj/ip/99

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