El Ministerio de Medio Ambiente de Brasil prohibió por 60 días a partir de hoy las "quemadas" de preparación de tierras para la agricultura, ante la proliferación de incendios por casi todo el país.
Una prolongada sequía y la tradicional técnica de usar el fuego para eliminar restos de la siembra anterior o bosques provocaron el desastre que, con mayor o menor intensidad, se repite todos los años en Brasil.
La falta de lluvias y la baja humedad del aire, factores del agravamiento del problema este año, azotan desde el sur a algunas partes del norte del país. En las regiones más afectadas, el sudeste y el centro-oeste, no llueve hace más de 70 días.
En agosto, el satélite meteorológico estadounidense NOAA registró 30.213 focos de incendios, siendo el estado amazónico de Mato Groso, en el centro-oeste, el más afectado con casi la mitad de los incendios.
Sao Paulo, con más de 10 millones de habitantes, sufre en la actualidad la más fuerte sequía de los últimos 24 años, al caer en agosto sólo 1,4 milímetros de lluvia contra un promedio usual de 40 milímetros, lo cual pone en riesgo el suministro de agua potable.
En consecuencia, también se agravó la contaminación. La mayoría de las unidades de seguimiento ambiental señaló una calidad inadecuada del aire y declaró una situación de pre-emergencia en algunos barrios.
La grave situación del ambiente hizo que aumentaran en los hospitales las internaciones por enfermedades respiratorias.
Los incendios destruyeron el fin de semana pasado por lo menos 10 kilómetros cuadrados de bosques en la Serra da Cantareira, una de las pocas reservas forestales cercanas a Sao Paulo. Otras áreas de bosques nativos también registraron pequeños focos ígneos.
La humedad del aire bajó a un mínimo de 10,7 por ciento en algunos momentos de la semana pasada. Brasilia, que en esta época registra sequedad similar a la del desierto del Sahara, presenta un índice entre 12 y 20 por ciento, crítico para la vida según la Organización Mundial de Salud.
Los responsables de prevención y combate a incendios del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama, órgano ejecutivo del Ministerio) admitieron que la situación está fuera de control en algunas áreas del centro-oeste.
Aviones que el gobierno decidió enviar al noreste del estado de Mato Groso para ayudar a los bomberos no pudieron volar a causa del humo que cubre una larga faja del este y sudeste de la región amazónica, lo cual impide la visibilidad desde el aire.
Fueron comprobados 2.736 focos de incendios en ese estado en los cuatro primeros días de septiembre, sumándose a los 13.268 registrados en agosto.
En el vecino Mato Groso del Sur, las llamas amenazan los bosques de la Sierra de Bodoquena, que el gobierno pretende convertir en área de protección ambiental.
Los focos en el estado se cuadruplicaron respecto del año pasado. El gobierno estadual está empleando aviones agrícolas para combatirlos y divulgó un teléfono para denuncias sobre "quemadas".
En Pará, otro estado amazónico del norte donde son numerosos los incendios provocados por los agricultores que tratan de expandir sus siembras o la ganadería, se contabilizaron más de 5.000 focos en agosto.
El ministro de Medio Ambiente, José Sarney Filho, calificó de "irresponsables y bandidos" a los hacendados y agricultores que siguen usando el fuego en sus actividades, pero eximió de culpa el gobierno de la situación generada por una sequía mucho más grave que en años anteriores.
Las autoridades reconocen la imposibilidad de poner fin inmediato a la costumbre de los agricultores y tratan de someter las "quemadas" a autorizaciones, que ahora están suspendidas por 60 días, mientras los permisos ya concedidas quedaron anuladas .
La medida se adopta tarde y tiene eficacia limitada, porque la mayoría de los incendios se provocan sin conocimiento del Ibama, que además dispone de recursos humanos y materiales insuficientes para ejecutar la política ambiental definida por el Ministerio.
La esperanza son las lluvias. En Paraná, el estado más afectado en el sur de Brasil, llovió este lunes, extinguiendo los incendios que se diseminaban por su región oeste, cerca de la frontera con Paraguay.
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales prevé la persistencia de la sequía en la mayor parte del país hasta este jueves por lo menos. (FIN/IPS/mo/dm/en/99
