/BOLETIN-INTEGRACION/ MERCOSUR: La UE está cerca, mientras no se hable de agricultura

Francia propicia un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, pero cuando se habla de agricultura el idilio se interrumpe y el gesto amistoso se torna una mueca de fastidio que anuncia una dura batalla.

En los últimos cuatro años, Francia intentó evitar que el Mercosur (Mercado Común del Sur) se volcase exclusivamente a la iniciativa estadounidense de crear un Area de Libre Comercio de las Américas, proponiéndole a cambio una alianza de libre comercio con la UE.

Pero en vísperas de la III Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio, que se inicia en noviembre en la ciudad estadounidense de Seattle, el Mercosur endureció sus reclamos contra los subsidios a la agricultura.

El Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, emerge en ese contexto como una mercancía apetitosa que se disputan la UE y Estados Unidos. Cada uno le ofrece presuntos beneficios, aunque la política de protección a la agricultura de ambos le causan al bloque sureño los mayores perjuicios.

La UE es el primer socio comercial del Mercosur y quien le aporta 40 por ciento de las inversiones extranjeras directas.

El canciller de Francia, Hubert Vedrine, de visita en Brasil a comienzos de este mes, dijo que el bloque sureño es "una construcción vital para el equilibrio del mundo" y expresó su deseo de que la actual crisis comercial no afecte los proyectos con la UE.

Los cancilleres del Mercosur y del bloque europeo se reunirán el 15 y 16 de Noviembre en Bruselas para definir un calendario y un sistema de negociación para crear una zona de libre comercio común, que debería entre en vigor en el 2005.

La cita fue fijada a instancias de Francia el 29 de junio en Río de Janeiro, adonde se celebró la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe-UE.

Los presidentes del Mercosur ya adelantaron que en noviembre no negociarán nada si no se discute la política de susbsidios agrícolas.

Los países sudamericanos plantearán en Bruselas los perjuicios que les ocasiona el proteccionismo europeo, en espera que la ansiedad de la UE por ganarle a Estados Unidos el mercado mercosureño la comprometa a ceder privilegios en el sector del agro.

Sin embargo, apenas una semana antes del auspicio del canciller francés a las futuras negociaciones entre sudamericanos y europeos, su par de Agricultura en el gabinete francés, Jean Glavany, justificó en Buenos Aires los subsidios agrícolas con palabras muy duras.

Glavany asumió que su país subsidia y sostuvo que si no lo hiciera "en lugar de 700.000 productores habría entre 100 y 200.000".

Agregó que dar o no protección "es una decisión política, democrática y soberana de cada gobierno" y criticó a Estados Unidos que se presenta como aliado del Mercosur, pero también subsidia.

La idea de los negociadores mercosureños es que los avances en la creación de una zona de libre comercio con la UE deben ir de la mano de una mayor apertura para dialogar sobre agricultura, mientras los europeos pretenden hacer como si los subsidios no existieran.

La política proteccionista, que aplican fundamentalmente Estados Unidos, Japón y la UE, implica una erogación anual de 350.000 millones de dólares señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Esas subvenciones a la producción y exportaciones no sólo restringen los mercados a los países agrícolas eficientes que no subsidian, sino que interfieren en la formación de precios internacionales llevándolos a la baja.

En los últimos dos años, la caída de la demanda por la crisis en Asia y Rusia sumado a los avances en maquinaria agrícola y biotecnología generaron una sobreoferta, que se agravó por la persistencia de los subsidios. Los precios de los productos agrícolas cayeron 40 por ciento en promedio en ese lapso.

Las naciones del Mercosur, con los productos agropecuarios como su principal rubro de exportación, son a su vez miembros del Grupo Cairns, conformado por 15 países de producción agrícola eficiente, que reclama la eliminación del proteccionismo y presionan de cara a la conferencia de Seattle.

Los ministros de Agricultura del Grupo Cairns se reunieron a fines de agosto en Buenos Aires, donde emitieron un documento reclamando el libre acceso a los mercados, el fin de los subsidios a la exportación y a las trabas paraarancelarias basadas en argumentos pseudocientíficos.

Del encuentro participó brevemente el secretario de Agricultura de Estados Unidos, Dan Glickman, como invitado especial. Si bien ese país no integra el grupo, sus intereses hoy confluyen: batallar contra la UE para que retroceda con los subsidios.

Así, una vez más, Washington aparece como aliado de los gobiernos sudamericanos, pese a los intentos de la UE por demostrar que su alianza con América Latina se funda en lazos culturales e históricos más afines que los que tiene la región con Estados Unidos.

Este enfrentamiento entre la UE y Estados Unidos, que por momentos parece tener cautivo al Mercosur, se manifestó a comienzos de este mes en Buenos Aires en la Primera Cumbre de Alimentos y Agroindustria organizada por The Economist Intelligence Unit.

Allí, el presidente de la Sociedad de Economía Política de París y consejero de la UE en materia agrícola, Philippe Chalmin, declaró que el Grupo Cairns no tiene fuerza, que la agricultura no será un tema fuerte en la conferencia de Seattle y que Estados Unidos no apoyará a los países agrícolas como ellos esperan.

A su turno, la representante estadounidense Caroline Brookins, presidenta de la organización World Perspective, criticó el discurso del francés por su pesimismo y acusó a la UE de utilizar la biotecnología en la industria farmacéutica y negarla para la agricultura, como una forma más de controlar el comercio.

Por último, el delgado de la cancillería de Argentina, Jorge Riaboi, adelantó que no habrá resultados en la ronda multilateral de comercio de Seattle si se deja la agricultura para el final.

Las posiciones están fijadas. De aquí al inicio de la conferencia, las negociaciones comerciales entre países y bloques que involucren al Norte industrializado y al Sur en desarrollo se anticipan como un escenario propicio para esta batalla por el fin de los subsidios. (FIN/IPS/mv/dm/if/99)

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