/BOLETIN-DD HH/ HONDURAS: Policías implicados en la ejecución de menores

La policía de Honduras fue acusada de ejecutar a menores de 18 años, cuyos cuerpos torturados aparecen fotografiados en las portadas de los diarios. Todos muestran un tiro en la frente, múltiples fracturas y las uñas de las manos extraídas.

Estas ejecuciones extrajudiciales ocurrieron en la costa atlántica, en particular en las ciudades de El Progreso, La Lima y San Pedro Sula, donde los familiares de las víctimas no han conseguido que la policía investigue los casos denunciados.

La noche del 18 de agosto, Wilmer Alberto Bonilla, de 17 años, conversaba con unos amigos en la colonia Centroamericana, en El Progreso, 270 kilómetros al norte de la capital, cuando fue secuestrado por dos hombres en un vehículo sin matrícula.

Dos días después, Bonilla fue hallado muerto entre unos matorrales, con un balazo en la frente, sus pies y manos atadas. Otros cinco jóvenes fueron asesinados ese día.

Todos pertenecían a una pandilla conocida como "La 18" y se los acusaba de haber dado muerte dos semanas antes a Melvin Geovanny Velásquez, otro supuesto pandillero hijo de un sargento de policía.

Según informes en poder de la Dirección General de Investigación Criminal, ese sargento estaría detrás de la muerte de Bonilla y sus amigos.

Porfirio Escobar, jefe de la policía preventiva en El Progreso, dijo que, como todavía no se ha determinado el sitio exacto donde fueron asesinados los jóvenes, la "investigación se vuelve confusa", pero prometió encontrar pistas.

Bertha Oliva, del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), dijo a IPS que las respuestas de la policía son "las mismas" que los agentes daban en la década pasada, "cuando mataban gente, no hacían nada por esclarecer los casos y se amparaban en la impunidad".

Este año han sido ejecutados más de 25 jóvenes, presuntamente pandilleros, de acuerdo con los registros de Cofadeh.

"Sabemos que existen grupos policiales encargados de ejecutar a estas personas, como parte de una limpieza social", señaló Oliva, quien añadió que esos escuadrones de la muerte operan también en la zona central y en el sur del país, y se han presentado denuncias ante la Fiscalía del Estado y el Ministerio de Seguridad.

En Honduras, el fenómeno de las pandillas apareció hace cuatro años. Operan al menos 150 grupos, que se reúnen para escuchar música rock, cometer robos y asaltos o practicar ritos satánicos, según un estudio en poder de organismos que se ocupan de niños y adolescentes.

El asesinato de jóvenes, que comenzó con niños de la calle, se ha atribuido siempre a grupos policiales, pero existía la esperanza de que esa práctica desapareciera con la nueva policía civil, que comenzó a actuar a principios de este año, luego de tres décadas bajo autoridad militar.

Pero los organismos humanitarios sostienen que esta nueva policía civil mantiene las viejas prácticas de violación de los derechos humanos y de impunidad, al no haberse logrado la depuración de sus miembros. (FIN/IPS/tm/ag/hd/99

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