/BOLETIN-DD HH/ COLOMBIA: La guerra civil también se libra en la universidad

El asesinato de Jesús Bejarano, catedrático de la estatal Universidad Nacional de Colombia, confirma la tendencia a que los combatientes en la guerra civil usen las aulas como campo de batalla, alertaron figuras académicas.

Bejarano, experto en asuntos agrarios y sociales que asesoró al presidente César Gaviria (1990-1994) en materia de paz, fue asesinado el miércoles en la Facultad de Economía, donde tenía una cátedra a su cargo.

El catedrático había escapado el lunes de tres hombres con el rostro cubierto que lo esperaban en el estacionamiento de la universidad para asaltarlo, según las primeras investigaciones de la Fiscalía.

En esa oportunidad, Bejarano manifestó en un mensaje por correo electrónico a un amigo suyo (quien no fue identificado) su temor a ser atacado por sectores de extrema derecha o extrema izquierda.

Testigos del asesinato dijeron a los organismos de seguridad que los atacantes de Bejarano pronunciaron, al retirarse del recinto universitario, consignas de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que nuclea a los paramilitares de derecha.

Pero portavoces paramilitares rechazaron la responsabilidad del crimen y acusaron a su vez a las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Sin embargo, profesores de la Universidad Nacional, la más importante del sector estatal, denunciaron el jueves que las AUC tienen amenazados a estudiantes y docentes de esa institución, de la Universidad de Antioquia (noroeste) y de la Universidad del Sur, en el departamento de Huila (centro).

La directiva de la Universidad Nacional afirmó en un comunicado que el asesinato de Bejarano integra "una cadena ininterrumpida de atentados contra la comunidad académica", a manos de quienes "intentan acallar su voz o someterla a la sinrazón de la fuerza".

Este crimen se produjo un mes después del asesinato del periodista y humorista Jaime Garzón, a quien la Universidad Nacional entregó esta semana el título Honoris Causa en leyes, y dos semanas después del descubrimiento de los restos de Darío Betancur, investigador de la Universidad Distrital de Bogotá.

Informes de prensa atribuyen la muerte de Garzón, una figura muy popular vinculada a las fuerzas de paz, a fuerzas de extrema derecha.

Betancur, quien investigaba el conflicto armado, a la mafia y al narcotráfico, había sido secuestrado el 30 de abril. Sus familiares acusaron a bandas de narcotraficantes.

Las AUC emitieron en julio un comunicado para señalar a un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad de Antioquia por "pertenecer a grupos subversivos", y advirtieron que los asesinarían si "seguían difundiendo ideas insurgentes".

Las amenazas se cumplieron un día después de la difusión del comunicado, con el asesinato de Carlos Marulanda, miembro del Consejo Estudiantil, a quien el líder de las AUC, Carlos Castaño, consideró "vocero de la guerrilla".

Dos hombres y una mujer con el rostro cubierto sacaron el 4 de mayo de su oficina, también en la Universided de Antioquia, a Hernán Henao, quien investigaba el problema de los desplazados a causa de la violencia y otras cuestiones sociales.

Jaime Restrepo, rector de la Universidad de Antioquia, dijo a IPS que en las universidades se vive un "reflejo de lo que ocurre en materia de orden público en el país".

Según Restrepo, "tradicionalmente estos centros son espacios de libre discusión para sectores de distintas ideologías y espacios de libertad, que no deben ser convertidos en escenarios de guerra".

La Universidad de Antioquia ha sido objeto también de varios actos terroristas, como un atentado con explosivos de bajo poder a la rectoría y el asesinato de otro estudiante de filosofía y del administrador de la cafetería.

Para Restrepo, los combatientes "han considerado equivocadamente que la universidad es parte de su territorio y se lo están disputando", como lo hacen con distintas regiones del país.

Al condenar el asesinato de Bejarano, el rectorado de la Universidad Nacional señaló este viernes que "la universidad es el escenario por excelencia del diálogo, del conflicto pacífico y la resolución de las diferencias para garantizar la convivencia" a la que no debe convertirse en campo de batalla.

La Universidad Nacional sostuvo que el trabajo intelectual del Bejarano y su muerte comprometen "hoy más que nunca" a los distintos sectores sociales "con la solución negociada del conflicto armado y con la reconstrucción social y ética de la nación colombiana".

Bejarano, pese a ser reconoocido por su izquierdismo, había asumido una actitud crítica respecto del incipiente proceso de paz del gobierno con las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Según el investigador, el gobierno debía insistir ante las FARC en la adopción de un mecanismo de verificación de los compromisos y de garantías de que no se violen los derechos de los habitantes de la zona desmilitarizada para la negociación.

En diálogo entre el gobierno y las FARC se encuentra detenido por la negativa de los rebeldes a aceptar la creación de este mecanismo de verificación. (FIN/IPS/yf/mj/ip hd/99

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