La reorganización de poderes públicos decretada por la Asamblea Constituyente de Venezuela entró en su fase crítica esta semana, provocando la agitación de una escena política ya cargada de enfrentamientos y acusaciones.
El presidente de la Asamblea, Luis Miquilena, calificó este miércoles de "alevosa" la súbita decisión del parlamento de interrumpir su receso y convocar a una sesión bicameral para el viernes, pues rompe un acuerdo entre legisladores y constituyentes.
La Constituyente analizaba este miércoles los términos de una emergencia en el Poder Legislativo, tras haber iniciado un proceso similar en el Poder Judicial que tuvo una consecuencia dramática cuando renunció la presidenta de la Corte Suprema, Cecilia Sosa.
"La Corte Suprema de Justicia se suicidó para evitar ser asesinada", denunció Sosa este martes, en un ataque contra el máximo tribunal por haber decidido avalar el proyecto de la Constituyente, al que ella consideró intervencionista.
La Asamblea Constituyente de Venezuela, convocada para redactar una nueva Constitución en un plazo de hasta seis meses, proclamó su carácter de "originaria" apenas se instaló el 3 de agosto, una condición que la colocaría por encima de los poderes constituidos.
Hace una semana, los constituyentes venezolanos decretaron la reorganización de los poderes públicos argumentando que era urgente actuar contra una crisis generalizada.
El primer paso fue decretar la emergencia judicial y nombrar una comisión encargada de evaluar en 20 días la Corte Suprema y otros organismos, con el fin de definir acciones para enfrentarse con un sector inundado por denuncias de irregularidades y de atraso procesal.
Sosa ha manifestado estar de acuerdo con la redacción de una nueva Constitución y con la necesidad de enfrentar la crisis judicial, pero cuestionó la atribución constituyente para adoptar medidas de intervención.
"La Corte se ha autodisuelto", insitió la magistrada al criticar a su propio tribunal por considerar que se había sometido a los "designios" de la Asamblea al reconocer la validez de la emergencia judicial.
La ahora ex presidenta de la Corte también se refirió a "la traición del Congreso y de los partidos políticos", entre otras cosas por "abandonar sus responsabilidades" y permitir la desparición del parlamento.
Horas después fue convocada la sesión bicameral del parlamento para el viernes, lo que implica un drástico cambio de actitud después de haber aceptado entrar en receso al menos hasta octubre para facilitar el trabajo de la Asamblea Constituyente.
El parlamento incluso facilitó sus instalaciones y parte de su personal para el trabajo constituyente.
La sesión bicameral "no va a ser otra cosa que una declaración de guerra", advirtió el propio presidente del Congreso legislativo, Luis Alfonso Dávila, al criticar la decisión de sus pares.
Dávila forma parte del oficialista Polo Patriótico, que tiene una absoluta mayoría en la Asamblea Constituyente y que brinda un total respaldo al carácter originario del proceso.
El Congreso legislativo, por su parte, alberga una mayoría opositora perteneciente a los partidos tradicionales que el actual presidente, Hugo Chávez, considera responsables de la profunda crisis venezolana.
La nueva situación de enfrentamiento con el Congreso se produjo justo cuando la Asamblea Constituyente iniciaba el debate sobre emergencia legislativa este miércoles.
La principal propuesta para un decreto de emergencia fue elaborada por una comisión que estudia el Poder Legislativo en la Asamblea, que propuso alargar el receso parlamentario y mantener la comisión delegada que cumple algunas de las funciones del parlamento durante los recesos.
La Asamblea también considerará si otorga a la comisión delegada algunas atribuciones legislativas que ahora no tiene para abordar medidas urgentes.
Además, se consideraría suspender las atribuciones especiales e incluso los sueldos a todos los parlamentarios que no participen en la comisión delegada.
El presidente de esa comisión de la Constituyente, David de Lima, pidió este miércoles no caer en provocaciones de "los dinosaurios de la vieja política", en alusión a los partidos tradicionales que controlan el Congreso.
Además sugirió evitar la tentación de disolver el parlamento como respuesta a la sorpresiva convocatoria a sesiones para el viernes, mientras pedía concentrarse en aprobar una nueva Constitución cuanto antes.
La nueva Constitución, recordó, debería permitir la emergencia de "un poder legislativo nuevo y vigoroso".
Todo el proceso de instalación de la Constituyente estuvo signado por pronósticos sobre un fuerte choque de poderes, que incluso podría generar acciones drásticas de disolución por parte de la Asamblea.
Sin embargo, la directiva de la Asamblea y algunos de sus expertos jurídicos lograron imponer un tono más moderado, cuyo objetivo es producir fórmulas de "coexistencia" con esos poderes.
Chávez, principal impulsor del proceso constituyente, ha destacado el esfuerzo de coexistencia, pero en varias oportunidades sugirió que los poderes no deben interferir con las tareas de la Asamblea. (FIN/IPS/lc/mj/ip/99