TURQUIA: Pueblo de valor arqueológico será sumergido por embalse

La antigua ciudad de Hasankeyf, que fuera hogar de hititas, asirios, babilonios, medos, persas y armenios, luego ocupada por romanos y árabes, y ahora un pueblo kurdo en Turquía, será inundada por la construcción de una represa.

La construcción de la represa de Ilisu, en el curso del río Tigris (unos 60 kilómetros al norte de la frontera de Turquía con Iraq), causará la inundación de Hasenkeyf, anteriormente llamada Benkif, y el desplazamiento de su población de unos 5.000 habitantes.

El proyecto, financiado con fondos europeos y estadounidenses, provocará un desastre cultural, según una coalición de organizaciones no gubernamentales (ONG) que trata de salvar a Hasankeyf.

La localidad está protegida por dos convenciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), firmadas por Turquía y los países europeos.

Las convenciones de Malta y de Granada de la Unesco establecieron la protección de Hasankeyf por considerarla una reliquia de la civilización.

El abogado Murat Cano, portavoz de la campaña contra la represa, informó que las ONG lanzaron una ofensiva en los medios de comunicación y también apelaron al gobierno turco, la Unión Europea y otras instituciones de Europa, incluyendo al gobierno suizo, para que se modifique el proyecto.

"El gobierno turco firmó un contrato por 2.500 millones de dólares en 1996 con la empresa suiza Sulzer Hydro & ABB Power Generation. El proyecto, que será financiado por el Union Bank suizo, incluye a agencias de crédito para la exportación de Alemania, Austria, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Portugal y Suecia", dijo Cano.

"En consecuencia, todos los gobiernos europeos están involucrados en el desastre ambiental y deberían tomar medidas urgentes para detenerlo. Si no lo hacen, los demandaremos ante tribunales internacionales", agregó.

Unas 100.000 personas ya tuvieron que abandonar sus hogares debido a una serie de represas que se están construyendo como parte de un ambicioso plan del gobierno turco llamado Proyecto del Sureste de Anatolia (GAP)

Las autoridades afirman que el GAP es "el mayor proyecto de la república turca y uno de los más importantes del mundo". Incluye 22 represas en los ríos Tigris y Eufrates, 19 plantas hidroeléctricas, 7.000 kilómetros de canales de irrigación, dos túneles gigantes y una escuela agrícola, la Universidad de Harran.

Se estima que el proyecto, que comenzó en los años 60, generará 27.000 millones de kilovatios de energía eléctrica por año, duplicará la producción eléctrica actual del país y creará 3,5 millones de empleos, con un presupuesto total de 32.000 millones de dólares hasta el año 2005.

Hasta la fecha, sólo ocho por ciento de los trabajos fueron realizados.

Además de la vasta planicie de Harran en la provincia de Sanliurfa, el proyecto también cubre las nueve provincias turcas que conforman la alta Mesopotamia, en la frontera con Iraq y Siria, entre los ríos Tigris y Eufrates, una de las cunas de la civilización.

Siria e Iraq se opusieron al proyecto, que podría reducir el ingreso a esos países de agua llevada por los ríos en los cuales se construirán represas.

La enorme represa de Ataturk sobre el río Eufrates, elemento central del GAP, se terminó de construir en 1992. Río arriba, los valles fueron inundados, dando lugar a un lago de 800 kilómetros cuadrados. Río abajo, la irrigación de Harran comenzó en 1995, y 61.109 hectáreas de tierra árida se tornaron fértiles.

La alta Mesopotamia incluye la mayor parte de la región kurda de Turquía. Noventa por ciento de la población de esa zona es kurda, y la mayoría vive en la pobreza.

La guerra de 15 años entre el insurgente Partido de los Trabajadores del Kurdistán y el ejército turco devastó las actividades agrícolas, y el cierre de la frontera con Iraq desde 1991, por el embargo internacional contra ese país, detuvo el comercio fronterizo, que era una de las principales fuentes de ingresos de la región.

El GAP puso a los habitantes de Hasankeyf ante un dilema, ya que la represa los obligará a dejar sus hogares pero representa una vaga promesa de mejoría para un área en la cual el ingreso anual por persona es de unos 200 dólares.

Como sucede con frecuencia, las ONG urbanas no involucraron a los habitantes del lugar en su campaña, y éstos están confundidos.

"Estamos muy contentos con las campañas lanzadas por los intelectuales en la parte occidental del país, y nos gustaría unirnos a ellas, porque no queremos que nuestro pueblo quede sumergido. Pero somos tan pobres que nos preocupa más el pan que por la historias", dijo Riza Celik, un trabajador local.

"Aquí la tasa de desempleo es de 99 por ciento. Desde 1958, cuando se decidió que el pueblo sería inundado, no hubo inversión pública en el área. Sin embargo, la construcción de la represa todavía no comenzó, y nadie sabe realmente cuando comenzará", comentó a IPS Abdulvahab Kusen, alcalde de Hasankeyf.

"Los habitantes pueden no conocer bien el valor histórico y cultural de Hasankeyf, pero tampoco quieren que su pueblo quede sumergido. Irónicamente, quienes lanzaron la campaña todavía no se contactaron con nosotros", agregó.

"Hicimos algunas investigaciones por nuestra cuenta y averiguamos que si la pared de la represa, que según los planes tendrá 527 metros de altura, fuera 57 metros más baja, Hasankeyf se salvaría", explicó Kusen.

"Esto podría reducir en parte la producción de energía hidroeléctrica, pero los ingresos de la industria del turismo compensarían esa pérdida".

"Dentro de siete años, el castillo, los palacios, un puente monumental, una tumba única de los días del emperador mongol Timour, y las viviendas en cuevas, la más antigua de las cuales es del año 200 AC, se perderán bajo las aguas", aseguró el periodista Celal Baslangic, quien participa en la campaña.

"Hay en el área por lo menos 5.000 cuevas hechas por el hombre. Unas 10.000 personas vivieron allí en el pasado, y es triste que esa arquitectura única se pierda por un proyecto irracional", añadió.

El proyecto de la represa de Ilisu también fue criticado por el grupo ambientalista internacional Amigos de la Tierra, con sede en Londres.

"La construcción de la represa causará estragos en el ambiente y la sociedad, y arruinará la vida de miles de kurdos. Además, el apoyo del gobierno británico a ese proyecto es una intervención directa en una zona de guerra", afirmó Tony Juniper, Director de Políticas de Amigos de la Tierra.

Mientras tanto, un grupo arqueológico encabezado por Olus Arik, del Departamento de Historia de la Universidad de Ankara, reanudó las excavaciones e investigaciones en el área, después de un intervalo de siete años.

Arik señaló que el gobierno turco ha adoptado decisiones contradictorias sobre Hasankeyf. "Primero declaró el área sitio histórico prioritario, y esto significa que los habitantes no pueden siquiera cavar un hoyo, porque podrían arruinar una antigua iglesia enterrada. Sin embargo, ahora está listo a sumergir toda el área".

Algunos monumentos podrían trasladarse, "pero eso no es tan simple como retirar los platos de una mesa. Requiere proyectos enormes", comentó.

"Lo peor de esta triste historia es que las consecuencias del proyecto serán irreversibles. Si se concluyera luego de realizarlo que fue una mala decisión, ya no se podría hacer nada. Sería muy tarde", dijo Murat Belge, un especialista en estética. (FIN/IPS/tra-en/nm/ak/at/mp/cr ip/99

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