El ex líder rebelde del sur de Sudán, Riak Machar, amenazó con abandonar el gobierno fundamentalista islámico del país, lo cual debilitaría el acuerdo de paz firmado en 1997 para poner fin a la guerra civil.
Las siete facciones del sur que firmaron el Acuerdo de Paz de Jartum decidieron retirarse del gobierno islámico, declaró este lunes a IPS Makwac Yak, un alto asesor de Machar.
Pero Yak no anunció la fecha en que Machar y sus correligionarios, que suman más de 100 en los gobiernos estatales y federales, se alejarán del gobierno.
"El gobierno pone obstáculos a la aplicación del acuerdo, (por eso) ahora decidimos retirarnos", manifestó Yak, que acusó a Jartum de tener una actitud poco seria para terminar la guerra civil del sur, que ya lleva 16 años.
Más de 1,9 millones de personas murieron desde que el Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) lanzó una guerra de guerrillas en mayo de 1983, según las agencias de ayuda humanitaria.
El SPLA lucha para conseguir la autodeterminación del sur del país, donde la población, que comprende a 35 por ciento de los 30 millones de habitantes de Sudán, es mayoritariamente cristiana y negra, mientras el resto de los sudaneses son principalmente árabes y musulmanes.
El partido político de Machar, el Frente de Salvación Unido y Democrático, aprobó el sábado una resolución según la cual todos los miembros de dicha agrupación política presentarán su renuncia.
Machar preside el Consejo de Coordinación del Sur de Sudán, una agrupación que incluye a los diez estados del sur.
Machar, que también es asesor del general Omar al Bashir, jefe de Estado desde el golpe militar de 1989, se quejó en repetidas ocasiones de que el gobierno federal de Jartum margina a su sector.
El ex líder rebelde se queja de que Al Bashir nombra comisionados, gobernadores y directores en los 10 estados del sur sin consultarlo, lo cual viola el acuerdo de paz de 1997.
Las diferencias entre los ex rebeldes y el gobierno se agravaron porque el Consejo de Coordinación del Sur no pudo pagar los salarios de sus empleados durante tres meses. Jartum suspendió además los incentivos prometidos a los ex insurgentes, de alrededor de 50.000 libras (unos 29 dólares).
Al Bashir impone su punto de vista sobre el sur, según Yak. Ya hace varios meses que el Ministerio Federal de Finanzas se niega a brindar fondos, lo cual obliga al Consejo a suspender la mayoría de sus actividades.
Los comités políticos y de seguridad conjuntos que se crearon con el fin de implementar el acuerdo no se reúnen con regularidad, por lo cual los miembros del gobierno federal decidieron retirarse y dejar a los ex rebeldes trabajando solos.
El comité político designado para aplicar el acuerdo de paz, que prevé la realización de un referéndum para que el sur decida su independencia o la permanencia en Sudán, tampoco se reúne hace meses.
"El acuerdo de Jartum es una pérdida de tiempo, el gobierno sólo desea hacer tiempo para dar batalla al SPLA, liderado por John Garang, y tiene la intención de luchar después contra la Fuerza de Defensa del Sur de Sudán", agregó Yak.
La Fuerza, que constituye el ala militar del Frente de Salvación Unido y Democrático, se separó del SPLA en 1991, luego de acusar a Garang de establecer una dictadura en el grupo insurgente.
Joseph Marial, un legislador que fue comandante de la Fuerza de Defensa del Sur de Sudán, alegó que el gobierno lucha ahora contra los guerrilleros del grupo en el sur.
La Fuerza debe defenderse de los ataques del gobierno, cuyas tropas bombardean ahora la región del Alto Nilo, que está bajo su control, aseguró.
Un alto funcionario del gobernante Congreso Nacional, Ali Tamin Fartak, exhortó al ex líder rebelde a abandonar el Frente y unirse al Congreso, como forma de conseguir que se implemente el acuerdo de 1997.
Machar no debería estar en el gobierno mientras su partido integra la oposición, y en cambio debería unirse al partido gobernante para lograr que se implemente la paz, sostuvo Fartak. (FIN/IPS/tra-en/nb/mn/ceb/aq/ip/99