La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aumentará su presencia en Sierra Leona para verificar el cumplimiento del acuerdo de paz firmado entre el gobierno y fuerzas insurgentes el mes pasado en la capital de Togo.
El acuerdo de Lomé requerirá que la Misión Observadora de la ONU en Sierra Leona (Unomsil), que actualmente tiene 50 funcionarios, se encargue de nuevas responsabilidades, señaló el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en un informe que envió este martes al Consejo de Seguridad.
La Unomsil deberá controlar el cese del fuego, asistir a las tropas desmovilizadas del gobierno y el rebelde Frente Revolucionario Unido, y coordinar su labor con organizaciones humanitarias y defensoras de derechos humanos.
Para lograrlo, la Unomsil tendrá 210 observadores militares, que operarán de acuerdo con Ecomog, la fuerza de paz de Africa occidental, explicó Annan.
"'Pero debe comprenderse claramente que la presencia y las operaciones de estos observadores por sí solas no serán suficientes para asegurar la aplicación del acuerdo", dijo Annan.
"Para ello es necesario desplegar gran cantidad de fuerzas de paz en el país" africano, agregó.
Annan también propuso incluir en la Unomsil ocho funcionarios de asuntos políticos que verifiquen el cumplimiento del acuerdo de Lomé, y 10 funcionarios de asuntos civiles que ayuden a integrar a los combatientes de ambos bandos en la vida civil.
Funcionarios de la ONU quieren que el foro mundial esté preparado para llenar posibles lagunas de seguridad cuando Ecomog, según las condiciones del acuerdo de Lomé, se retire gradualmente del país.
Pero fuentes diplomáticas también apuntaron a la actitud de reticencia que tienen varios países del Consejo de Seguridad, sobre todo Estados Unidos, a la hora de enviar fuerzas de paz internacionales a Africa.
La organización ya tiene dificultades para enviar al menos 15.000 efectivos para supervisar el cese del fuego en República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), ya que Estados Unidos pretende que se instalen a lo sumo 5.000 fuerzas de paz en ese país.
Como señaló Annan, entre las responsabilidades que le esperan a Unomsil están el desarme de los combatientes, la reposición de la autoridad del Estado en zonas controladas por los rebeldes, la asistencia humanitaria y la repatriación de los refugiados.
El acuerdo de Lomé complica esa tarea porque puso fin a los combates, pero ofreció una amplia amnistía al RUF y a su líder, Foday Sankoh, quien será vicepresidente junto al presidente Ahmed Tejan Kabbah.
La ONU aceptó el acuerdo de Lomé, pero agregó que no reconocerá la amnistía para los crímenes de genocidio, de guerra o contra la humanidad. Annan prometió que el foro mundial investigará las atrocidades cometidas durante los ocho años de guerra civil.
La principal organización de derechos humanos de Estados Unidos, Human Rights Watch (HRW), denunció la semana pasada que más de 100.000 refugiados de Sierra Leona viven en pésimas condiciones, incluso sufren ataques armados, en campamentos junto a la frontera con Guinea.
Niños y niñas fueron violados y explotados sexualmente en esos campamentos, advirtió el grupo.
"Estos niños no sólo sufrieron algunas de las peores atrocidades registradas en el mundo durante la guerra en Sierra Leona, pero siguen en riesgo en los campamentos de refugiados en Guinea donde se supone deben hallar seguridad", dijo Rachel Reilly, de HRW.
"El mundo se comprometió a proteger a los refugiados de Europa. Los niños africanos no se merecen menos", afirmó.
La guerra en Sierra Leona fue especialmente brutal. Grupos de derechos humanos documentaron casos de mutilación en masa, el uso de combatientes menores de edad, el secuestro y la explotación sexual de mujeres y niñas, entre otras atrocidades.
La ONU calcula que se deben desmovilizar entre 33.000 y 40.000 combatientes, a un costo de 45 millones de dólares. Hasta el momento, el gobierno británico prometió contribuir con 10 millones de dólares, y el Banco Mundial con 9,1 millones. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq/ip/99