El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobierna México desde 1929, afronta confiado en sus fuerzas el desafío lanzado por la oposición, que intenta llevar un candidato único a las elecciones presidenciales del 2000.
El presidente del PRI, José Antonio González, sentenció el domingo que cualquiera de los cuatro aspirantes a la presidencia de su partido vencería al eventual frente opositor, al que diversas encuestas dan grandes posibilidades de triunfo en los comicios del próximo año.
González respondió así a los pasos de las dos principales fuerzas que le disputan el poder, los partidos de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda) y Acción Nacional (PAN, conservador), hacia la conformación de una alianza.
Contra todos los pronósticos, el PAN aceptó la propuesta del PRD de comparecer unidos en las elecciones tanto de presidente como de miembros del Parlamento, en el que desde 1997 dejaron al PRI sin la mayoría absoluta con la que cuenta desde su fundación en 1929.
Una alianza del partido de centroizquierda y del conservador permitió el triunfo de la oposición el 4 de julio en el occidental estado de Nayarit.
En esa misma fecha, estas fuerzas políticas se presentaron separadas y perdieron en las elecciones de gobernador en el estado de México, el más poblado e industrializado del país.
Sorpresivamente, el PAN mostró disposición a aceptar la propuesta de alianza planteada por el PRD, partido al que se atribuye la apertura del sistema político y una mayor transparencia electoral.
En el inicio formal de la campaña rumbo a las únicas elecciones primarias celebradas hasta ahora en la historia del PRI, González pronosticó la victoria en las urnas de cualquiera de los cuatro aspirantes a la presidencia que se proponen a los simpatizantes de este partido.
Estos son el ex secretario (ministro) de Gobernación Francisco Labastida, los ex gobernadores Roberto Madrazo (Tabasco, sur) y Manuel Bartlett (Puebla, oriente) y de Roque Villanueva, ex director de la estatal Aseguradora Hidalgo.
"Cualquiera de los cuatro es mucho mejor que el mejor candidato de la oposición. Con cualquiera de los cuatro, el PRI ganará en el 2000", declaró González.
Los cuatro precandidatos del partido gobernante firmaron un pacto de unidad que los compromete a realizar sus campañas por la nominación sin provocar fracturas.
González exigió a los cuatro precandidatos asumir el compromiso de mantener la unidad del partido "por encima de todo" y dio la "bienvenida al debate y la deliberación", pero sin olvidar "dónde está el adversario".
Para los gobernadores de la ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD, y del central estado de Guanajuato, Vicente Fox, del PAN, considerados los más seguros candidatos de sus respectivos partidos, la concreción de la alianza es una posibilidad cierta.
"Yo la veo cercana. Espero que con las pláticas de los dirigentes de los partidos se pueda concretar en los próximos días", afirmó el domingo Cárdenas. Mientras, Fox estimaba que el acuerdo había avanzado 90 por ciento.
Hace pocos días, sin embargo, ambos políticos ventilaban en público sus discrepancias sobre la viabilidad de concretar un frente opositor que termine con siete décadas de dominio del PRI.
El mayor escollo para que la oposición se alíe, en un hecho sin precedentes en el país, radica en la forma de designar al candidato único.
Cárdenas proponía la realización de una elección interna y Fox defendía la encuesta.
La oposición comprendió que desunida encontrará sólo la derrota, aunque todavía falta que los líderes opositores alcancen consenso sobre una plataforma común y el método para designar su candidato.
Manuel Camacho, líder del Partido de Centro Democrático (PCD) y participante en las negociaciones de la oposición, opinó este fin de semana que la decisión del PAN de sumarse a la convocatoria del PRD para la formación de una alianza no garantiza la integración de frente.
En el camino que emprenden los partidos "puede haber conatos de ruptura, pues está en juego el poder del país", dijo Camacho, canciller y jefe de gobierno de la ciudad de México durante la presidencia de Carlos Salinas (1988-1994).
Pero "los pasos que faltan se pueden dar" y "no veo obstáculos insalvables en el camino", agregó.
Camacho, quien luchó por la candidatura del PRI en los comicios presidenciales de 1988, dijo al semanario Proceso que el partido de gobierno ganará si el PRD y el PAN deciden enfrentarlo separados, si el candidato oficialista es Labastida o Madrazo, los más populares.
Los pasos hacia la constitución de una gran alianza nacional de la oposición, sin embargo, "puso a temblar al PRI", que consideraba muy escasas las posibilidades de que la izquierda y la derecha se unieran, declaró Camacho.
El líder del PCD subrayó la importancia de que los partidos construyan confianza mutua, que, ahora, "no existe y eso importa mas allá de las elecciones".
En la determinación de la oposición a aliarse para arrebatar el poder al PRI fueron determinantes las últimas encuestas, según las cuales solo una gran alianza podría ganar al oficialismo.
En medio de una gran incertidumbre, los máximos dirigentes del PRD y PAN se sentaron a discutir una alianza sin precedentes en el país junto con sus homólogos de los partidos Verde Ecologista, del Trabajo y del PCD, además de otras tres organizaciones minoritarias. (FIN/IPS/pf/mj/ip/99