Liberado de amenazas de falsificación y alteración de su química, el tequila, licor emblemático de México, gana tal popularidad que ya se consume más en el extranjero que en su país de origen.
Cincuenta millones de litros de tequila fueron exportados entre enero y junio, informó este jueves la Cámara de la Industria del Tequila. La producción total en el semestre fue de 90 millones de litros, 18 por ciento más que en igual periodo de 1998.
El aumento de la producción y de la venta está ligado al reconocimiento, en gran parte del mundo, de la denominación de origen de la bebida, explicó Carlos Orendain, vicepresidente de la cámara sectorial.
Normas que garantizan que se trata de una bebida mexicana elaborada en base a la materia prima tradicional, el agave, regulan desde hace casi un año la importación de tequila en Europa y en algunos países de América Latina.
Los fabricantes de tequila libraron entre 1991 y 1997 una batalla en múltiples frentes para detener la proliferación de marcas envasadas en el extranjero y limitar el alcance de normas que permitían vender el producto con apenas 51 por ciento de pureza. La batalla aún no ha terminado en Estados Unidos.
Hoy, el tequila mexicano se puede adquirir casi en cualquier parte del mundo o a través de "tequileras virtuales" abiertas en la red mundial de computadoras Internet, donde es posible encontrar decenas de marcas a precio entre tres y 1.000 dólares por botella.
Resultado del mestizaje entre el mundo indígena y la cultura europea, la bebida toma su nombre de la pequeña localidad rural de Tequila, 572 kilómetros al noroeste de la capital mexicana, donde se produce lo mejor del conocido licor.
Las empresas productoras esperan alcanzar a fines de año una producción de 180 millones de litros, un incremento de 15 por ciento respecto de 1998, señaló Orendain.
El historiador José María Muria sostiene que el tequila, más que un producto de la tierra, es un emblema de México, como lo son también el mariachi y los charros.
La famosa bebida se consigue de la destilación del zumo del corazón del agave o maguey, una planta de hojas azuladas y duras que nacen al ras del suelo en zonas rurales.
En muchas regiones de México se obtienen también del maguey otros aguardientes como el mezcal, que usualmente toma el nombre de la ciudad donde se produce, como Oaxaca, Apulco, Tonayá o Tuxcacuesco.
El tequila, cuya producción da trabajo a unas 300.000 personas en México, comenzó a industralizarse y a exportarse a mediados del siglo XIX.
Los historiadores indican que la palabra tequila procede del nahuatl, lengua de los indígenas que poblaron el valle de Anahuac. Sus raíces son tequitl, que significa trabajo, oficio o empleo, y tlan, que se traduce como lugar.
La cultura indígena considera el maguey una creación divina y de poderes mágicos. Ese vegetal es una representación de Mayahuel, diosa que tiene 400 pequeños y alimenta a 400 hijos.
El licor adqurió fama en México y en el extranjero en la llamada época de oro del cine local, en los años 30 y 40, cuando las películas proyectaban un prototipo de hombre sensible, seductor, valiente y bebedor de tequila, sostuvo el antropólogo Alfonso Alfaro.
Otros elementos fueron la música y literatura, además de las películas del oeste y sobre la revolución mexicana producidas en Estados Unidos, en las que el habitante de este país latinoamericano fue caracterizado muchas veces como bebedor de tequila.
Hoy, el renovado éxito del licor radica en batallas comerciales ganadas en México y en el extranjero y en millonarias inversiones para promoverla en todo el mundo. (FIN/IPS/dc/ff/if cr/99