El futuro de las Fuerzas Armadas de Honduras es incierto, luego del intento de golpe de Estado abortado el viernes pasado por el presidente Carlos Flores, alertado por su servicio de contrainteligencia.
Un grupo de militares disconformes con la subordinación al poder civil, concretada en enero mediante una reforma constitucional, gestaba un golpe de Estado desde mayo, según informes proporcionados a IPS por oficiales moderados y otras fuentes vinculadas al ejército.
Según las fuentes consultadas, oficiales pertenecientes a las promociones 11, 12 y 13 había gestado el intento de golpe, y que el 24 de mayo, cuando el presidente Flores se encontraba en Estocolmo, tropas del ejército se concentraron en el primer batallón de Infantería, con sede en Tegucigalpa.
Flores asistía entonces en la capital de Suecia en una conferencia para definir junto con la comunidad internacional la ayuda a los países centroamericanos víctimas del huracán Mitch a fines de 1998.
Los movimientos intimidatorios de mayo fueron planeados por el actual comandante general del ejército, coronel Rodolfo Interiano Portillo, y el también coronel Oscar Hernández Chávez, opuestos a decisiones del ministro de Defensa, Edgardo Dumas, el primer civil en la historia de Honduras en conducir las Fuerzas Armadas.
Dumas había anunciado investigaciones presupuestarias, reacomodado partidas en los batallones y denunciado irregularidades.
Eso causó molestias a los militares, que vieron amenazado las actividades económicas, que, por la autonomía de la que gozaron las Fuerzas Armadas hasta enero, desarrollaron al amparo de la imposibilidad legal de ser fiscalizados por organismos de contralor.
Cuando se produjo ese movimiento, sólo tres batallones se negaron a acatar el llamado de los coroneles Interiano y Hernández Chávez, pero ello no mermó la gestación del intento de golpe, dijo a IPS un coronel que pidió reserva sobre su identidad.
"En el fondo están en juego los intereses económicos" de "un grupo privilegiado de las Fuerzas Armadas", dijo a IPS un coronel que pidió no ser identificado.
Los insubordinados llegaron a consultar hace dos meses a intelectuales hondureños, que rechazaron la posibilidad de un golpe, agregó el informante.
El analista político Víctor Meza dijo a IPS que la intentona de golpe en Honduras fue real. "Lo que sucede es que al presidente Flores le alertaron a tiempo, y logró abortar el movimiento a cambio de negociar y ceder algunas cuotas a los militares", agregó.
"El verdadero alcance de esa negociación se desconoce. Lo único que podemos deducires que el poder civil se vio intimidado y Flores debió negociar para evitar una crisis mayor", dijo.
El presidente Flores, según un grupo de militares, fue alertado por su propio servicio de contrainteligencia. Si bien movió dos importantes piezas del tablero militar, dejó, en la práctica, intactas las estructuras de las que se sirvieron los golpistas.
Flores sustituyó al jefe del Estado Mayor Conjunto, coronel Eugenio Romero Euceda, por el coronel Daniel López Carballo, quien se desempeñaba como jefe de guardia presidencial y de su aparato de seguridad personal.
A Carballo se le achaca falta de liderazgo interno y es visto como un oficial "desleal".
Mientras, los coroneles Interiano Portillo y Hernández Chávez siguen en sus puestos y, de acuerdo con varios oficiales relegados de la institución armado, cuentan con poder y liderazgo sobre la tropa.
La crisis de las Fuerzas Armadas no concluyó con los relevos dispuestos por Flores, quien, si bien logró abortar el golpe, dejó al poder civil en una posición de debilidad frente a la intimidación militar.
Además de tener las armas, los militares cuentan con gran poder económico. (FIN/IPS/tm/mj/ip/99