La depreciación de la moneda de Guatemala, en el marco de la crisis económica y financiera en curso, llevó al gobierno a disponer medidas de austeridad en rubros tales como los viajes de funcionarios al exterior.
La ministra de Finanzas, Irma Toledo Peñate, dijo que todos los ministerios deberán realizar su trabajo con los recursos de los que disponen ahora y que deberán suspenderse los programas que no puedan ejecutarse sin fondos adicionales.
Toledo informó que aún se negocia con distintas dependencias del gobierno los ahorros de cada una y anunció que en las próximas semanas se dará a conocer el monto de la reducción.
"Lo que sí puedo adelantar es que el déficit fiscal será bastante menor que el 3,5 por ciento previsto cuando se incluyó la ampliación presupuestaria" de 200 millones de dólares solicitada al parlamento en junio, dijo la ministra.
Una de las primeras medidas fue suspender todos los viajes de funcionarios al exterior, excepto los indispensables, y reducir gastos en la cancillería, uno de los ministerios que gasta más dinero.
El Poder Legislativo había autorizado un aumento de 400 millones de dólares al presupuesto en el primer semestre del año, pero después de la renuncia del ministro de Finanzas Pedro Lamport y de severas críticas de los economistas, el gobierno pidió derogar esa ampliación.
Luego, envió otro proyecto de menor alcance al parlamento, que se prevé reducir de nuevo.
Manfredo Chocano, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), dijo que las autoridades deben ser concretas en materia de recorte presupuestario para dar señales claras a los agentes económicos y no causar mayor incertidumbre.
El presupuesto de este año es de unos 3.000 millones de dólares, sin contar la ampliación solicitada, por lo que aún con el próximo recorte el déficit fiscal será de más de tres por ciento del producto interno bruto, muy alto si se lo compara con el promedio de la década, menos de dos por ciento, dijo Chocano.
Para hacer realidad lo que dijo la ministra de Finanzas, la reducción del gasto debería plantearse al Congreso como recorte presupuestario, "así quedaría cerrada la puerta a cualquier tentación de gastar, ya que cualquier acuerdo de austeridad de palabra dentro del gobierno sería menos creíble", afirmó.
El presidente Alvaro Arzú acusó a los especuladores financieros por la crisis económica que sufre América Latina, incluida Guatemala, así como a la caída de precios de los principales productos básicos de exportación, como los agropecuarios, petroleros y mineros.
"Vivimos un mundo de papel que se apodera de las riquezas al tiempo que vacía las arcas de los ahorradores", dijo Arzú.
Arzú lanzó una fuerte crítica a los inversionistas de las bolsas de valores, al inaugurar el viernes el X Congreso de la Unión de Partidos Latinoamericanos.
Agregó que, sin embargo, el principal problema es la especulación financiera a manos de quienes juegan lotería con el dinero de millones de ahorradores, lo que contribuye a la continua depreciación de las monedas nacionales.
"Los países latinoamericanos nos preocupamos por atraer inversiones, ofrecemos estabilidad política, democracia e infraestructura, pero no podemos competir con los especuladores", indicó.
Sin embargo, Willy Zapata, economista que presidió el Banco de Guatemala (central) hasta 1997, dijo que el punto debe ser analizado con los números a la vista, los cuales "dicen que el problema es de déficit de balanza comercial".
Según Zapata, si la gente se da cuenta que el ingreso de divisas es menor por la caída de precios de los productos de exportación, toma sus precauciones, y si tiene dinero ahorrado en quetzales los convierte en dólares porque es previsible que haya una depreciación por la escasez de dólares.
"¿Será que está persona está especulando o protegiéndose?", se preguntó el economista.
Por otra parte, Zapata aseguró que las carteras de créditos de la mayoría de los bancos fueron cerradas y el problema fue ocasionado porque, con el afán de detener la depreciación del quetzal, el banco central ha vendido demasiados dólares, con lo que redujo las reservas que el sistema tenía para préstamos.
Sin embargo, el Banco de Guatemala, por el momento, ha podido cantar victoria. El viernes, el precio del dólar en las ventanillas bancarias y en el Sistema Electrónico de Negociación de Divisas bajó por primera vez en la semana, situándose en 7,80 quetzales contra los 7,82 del martes 24.
La demanda también se redujo al extremo de que el banco central solo tuvo que colocar 200.000 dólares de los 1,1 millones negociados.
Edín Velásquez, presidente del Banco de Guatemala, dijo que la institución continuará abasteciendo la demanda insatisfecha real y recortará la liquidez con negociaciones de títulos públicos, aunque ello repercuta en alzas de las tasas de interés de corto plazo. Sin embargo, aseguró que las medidas son temporales.
Según Velásquez, el alza en los precios del petróleo, de 12 a 20 dólares el barril, y la caída de los precios del café y del azúcar son los principales factores externos que presionaron el tipo de cambio.
Pero el analista Edgar Gutiérrez dijo que el control de la devaluación tiene costos altísimos y que los 72 millones de dólares comprometidos en el mercado financiero apenas lograron recuperar 10 de los 35 centavos del valor que perdió el quetzal en un solo día de la semana anterior.
"La idea puede ser sobrevivir agosto, un mes de alta demanda de divisas, pero a ciencia cierta no se sabe cuán estacional o estructural es el fenómeno, y cuál es el impacto psicológico entre los agentes económicos de la sensación de debacle financiera", apuntó Gutiérrez.
La economía corre el riesgo de caer en recesión, según este experto, quien entiende que la tendencia alcista de los intereses bancarios y la tremenda debilidad financiera del Estado no traen buenos augurios, mientras agricultores, empresarios y pequeños deudores siguen engrosando la lista de morosos. (FIN/IPS/cz/mj/if/99


