EEUU: Clinton cede ante presiones de la industria siderúrgica

El último esfuerzo de Estados Unidos por proteger a sus productores de acero de la competencia extranjera desbarató las esperanzas de alivio de las restricciones a las importaciones de países con problemas financieros.

El presidente Bill Clinton anunció esta semana que aprobará préstamos especiales para firmas estadounidenses, adoptará duras medidas "antidumping" (para contrarrestar prácticas desleales de comercio) en la OMC y bloqueará créditos internacionales que incluyan subsidios para el acero de otros países.

No están claros todavía los detalles de las propuestas y su impacto preciso, pero hicieron recordar a anteriores intentos del gobierno para satisfacer a electores nacionales convirtiendo al comercio multilateral y las instituciones financieras en chivos expiatorios, señaló un funcionario de una agencia internacional.

En particular, el endurecimiento de la postura antidumping "podría ser un tema muy importante de la reunión de ministros de la OMC" (Organización Mundial del Comercio), programada para noviembre en Seattle, opinó Gary Hufbauer, un experto del Instituto de Comercio Internacional, con sede en Washington.

"La administración (Clinton) está poniendo en juego una posición de status-quo al sostener acuerdos antidumping. Eso ocurre mientras otros países esperan usar la próxima ronda de negociaciones sobre comercio global para limitar esas medidas", declaró Hufbauer.

"Washington ofrece señales de que hará, por lo menos, oídos sordos a Brasil, Corea del Sur y cualquier otro con proposiciones reformistas", advirtió el analista.

Clinton no ha sido capaz de ignorar la presión de los productores de acero y los principales sindicatos obreros de la industria, que han acosado a la administración por no detener un torrente de importaciones desde 1997.

Esto ocurrió cuando el colapso de las monedas asiáticas afectó al mercado con crecimiento más rápido del mundo para el acero, creando una saturación global y obligando a los productores a recortar los precios.

A su vez, fabricantes de acero locales buscaron mercados fuera de Estados Unidos para exportar y quitarse el problema. Para naciones como Brasil, Corea del Sur y Rusia, esa estrategia fue parte de una vía de escape financiera orquestada por el Tesoro estadounidense y el Fondo Monetario Intrernacional (FMI).

Los productores estadounidenses, afectados por una creciente competencia global desde los años 60, se quejaron de que las importaciones de acero barato alcanzaron niveles récord el año pasado. Esto llevó a la bancarrota por lo menos a tres firmas y dejó en la calle a más de 10.000 trabajadores.

El profundo descontento imperante entre los grupos laborales perjudicó al vicepresidente Al Gore en su intento para que apoyaran su candidatura a la Casa Blanca el año próximo.

Las acerías están concentradas en circunscripciones electorales claves del noreste y medioeste de Estados Unidos, y los 700.000 miembros del Sindicato Unido de Trabajadores del Acero (USWA) hasta ahora han vuelto la espalda a la campaña de Gore.

Las relaciones mejoraron un tanto después del anuncio de Clinton, si bien empresarios y sindicalistas se muestran cautos.

La iniciativa "no garantiza que la crisis del acero quede automáticamente solucionada, pero brinda una oportunidad para desarrollar políticas comerciales que aseguren que otros países jugarán de acuerdo a las reglas", declaró George Becker, el presidente de USWA.

La propuesta de Clinton incluye una rápida aprobación de un proyecto presentado al Congreso que otorga garantías federales por 1.000 millones de dólares en préstamos a las acerías (y 500 millones a compañías de gas y petróleo).

Así mismo, el plan comprende una amplia revisión del Departamento (ministerio) de Comercio de los subsidios gubernamentales vigentes de industrias foráneas "y otras barreras comerciales destructoras de mercados".

La propuesta también incluye el estricto cumplimiento de las leyes antidumping que penalizan a los productores que venden a precios inferiores a los niveles de mercado, además de la amenaza de sanciones contra Japón, que mantiene sus exportaciones de acero a Estados Unidos a precios de antes de la crisis.

Por último, el plan de Clinton comprende una conferencia internacional de alto nivel sobre "prácticas desleales que respaldan la capacidad económicamente injustificable del acero".

El gobierno anunció también que el Departamernto de Comercio deberá aumentar la vigilancia sobre las importaciones de acero, establecer su dumping potencial y adoptar medidas para prevenir los problemas en vez de esperar a que la industria o los sindicatos se quejen de que otro embarque con precios desleales llegó al país.

USWA y las acerías habían planteado que el proceso de presentación de quejas era engorroso y sólo podía iniciarse con posterioridad al hecho, lo cual tomaba mucho tiempo y debía ser gestionado con un tipo de acero a la vez.

Ni bien un país reduce sus exportaciones de cierto tipo de acero, los demás se precipitan a aumentar los embarques, arguyeron.

En los últimos años, se plantearon quejas contra Argentina, Brasil, China, India, Indonesia, Japón, Rusia, Eslovaquia, Sudáfrica, Corea del Sur, Taiwan, Tailandia, Turquía y Venezuela.

El sindicato estadounidense buscó una solución amplia al problema mediante una legislación federal que imponga cuotas globales a los embarques de acero.

La Cámara de Representantes aprobó la medida en marzo, pero el Senado, con el respaldo de altos funcionarios de la administración, incluida la representante comercial Charlene Barshefsky, la anuló en junio.

Funcionarios del gobierno se opusieron a la ley porque provocaría una tormenta en la OMC y, al reducir importaciones de economías emergentes claves, les impediría recuperarse de la crisis financiera e importar bienes estadounidenses.

En todo caso, "las leyes antidumping existentes favorecen decididamente a los peticionantes locales y, en primer lugar, verdaderamente fijan cuotas, por lo cual el proyecto de ley es innecesario", dijo Hufbauer.

"Lo importante… es el programa de préstamos, lo cual es una concesión notable para compañías con problemas financieros", destacó.

En cambio, es mucho menos apremiante la promesa de bloquear préstamos del Banco Mundial y el FMI que puedan subsidiar acero extranjero, opinó el veterano analista.

"Es pura retórica. El FMI no hace eso y la participación del Banco es limitada. Si esto fuera un problema, entonces ya tiene cinco años de edad", señaló.

Funcionarios de instituciones financieras internacionales admitieron privadamente que algunos préstamos de emergencia recientes a países afectados por la crisis podrían haber beneficiado, indirectamente, su producción local de acero.

Además, la industria del acero podría haber sido indirectamente ayudada por préstamos de infraestructura del Banco Mundial, pero ningún dinero fue aportado directamente a la producción, dado que en los últimos años la agencia puso énfasis en las privatizaciones y reformas industriales.

"No es la primera vez que tratan de usar al Banco Mundial como chivo expiatorio para satisfacer demandas domésticas con fines electorales", dijo una fuente. "En verdad, no hará ninguna diferencia". (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/ego-mlm/if/99

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