La Conferencia de Desarme compensó, en parte, su inactividad de casi un año con la decisión de incorporar a cinco nuevos miembros, Ecuador, Irlanda, Kazajstán, Malasia y Túnez, que elevan a 66 el número de estados parte.
La ampliación de la Conferencia, con un nuevo estado miembro por cada región, había sido propuesta por el coordinador designado el año anterior, el representante suizo Erwin Hofer.
Pero la oposición de tres países, Irán, Pakistán e India, determinó que hasta este jueves esa iniciativa sucumbiera ante la paralización que aqueja a todas las negociaciones.
El foro de negociación multilateral atraviesa un período de estancamiento que algunos de sus miembros atribuyen al clima internacional de irritabilidad originado por los ataques de la OTAN a la ex Yugoslavia y por las pruebas nucleares de India y Pakistán.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) bombardeó territorio yugoslavo desde el 24 de marzo y durante 11 semanas, con la justificación de proteger a la población albanesa mayoritaria en la provincia serbia de Kosovo.
India y Pakistán, los dos vecinos asiáticos que libran periódicos enfrentamientos por la región de Cachemira, anunciaron en 1998 la realización de ensayos nucleares.
El aumento del número de integrantes era el último de los puntos del orden del día de la Conferencia, que hasta ahora no ha podido avanzar en el examen de los demás asuntos debido a las discrepancias por la concertación de un programa de trabajo.
El primer punto de la agenda, sobre el desarme nuclear, sigue contraponiendo de manera irreconciliable al Grupo Occidental con el Grupo de los 21, que representa a los miembros del Movimiento de Países No Alineados.
En el plano multilateral, los occidentales solo favorecen un enfoque exploratorio de la cuestión del fin de la carrera armamentista nuclear y de la reducción de los arsenales existentes.
El bloque occidental deposita sus expectativas en el resultado de las negociaciones bilaterales que realizan las grandes potencias nucleares, en particular Estados Unidos y Rusia.
En cambio, los no alineados reclaman un plan que comprometa a todos los países en un programa efectivo de desmantelamiento del poderío nuclear.
Las diferencias entre los bloques se perciben también en otros asuntos pendientes de la Conferencia, como la iniciativa de un tratado de prohibición de fabricación y exportación de material fisible y y el debate sobre la prevención de la carrera armamentista en el espacio ultraterrestre.
La Conferencia concluirá su período anual de sesiones el 8 de septiembre próximo con el único resultado manifiesto de la ampliación del número de sus miembros.
El presidente de turno de la Conferencia, Guillermo González, de Argentina, justificó que la Conferencia "no es una isla" en medio de una "difícil coyuntura internacional".
Para aumentar el número de sus integrantes, la Conferencia debió superar primero la oposición de Irán, que reclama del foro negociador parámetros claros sobre los requisitos para que los estados puedan incorporarse o para que sean excluidos.
Pakistán objetaba a Ecuador porque el ministerio de Relaciones Exteriores de Quito emitió una fuerte declaración crítica cuando se realizaron el ano pasado los ensayos nucleares paquistaníes.
India bloqueaba también la ampliación, pero a último momento modificó su posición y presentó en nombre del Grupo de los 21 la iniciativa de incorporación que fue aprobada por consenso.
Estados Unidos advirtió que no prestará consenso a otra ampliación de la Conferencia mientras no se verifiquen progresos en la cuestión del tratado sobre material fisible.
A su vez, Pakistán replicó que el avance en el tema del desarme nuclear multilateral debe ser la única condición para el aumento del número de miembros. (FIN/IPS/pc/mj/ip/99