— A casi un mes de la muerte del rey Hassan II, aumentan en Marruecos las voces que demandan la "modernización" de la monarquía, un paso fundamental para superar un sistema político feudal c on raíces centenarias y difíciles de extirpar.
La "modernización", sin embargo, es un paso en el vacío para un pa ís habituado al absolutismo, en que el Parlamento y el Primer Ministro tienen apenas poderes formales frente a los de la Corona, ahora en manos del hijo de Hassan, el rey Mohammed VI, de 36 años.
En los 38 años de reinado de Hassan se registraron masivas violaciones a los derechos humanos y una enorme concentración de la riqueza alrededor de l rey, cuya fortuna personal se estima en 40 mil millones de dólares, casi e l doble de la deuda externa del país, de 22 mil millones de dólares.
"Es urgente darle un carácter moderno a la monarquía en la encrucija da actual", estimó Mohammed Sassi, profesor de derecho en la universidad Mohammed V de la capaital marroquí, en una entrevista publicada esta seman a por el diario Al-Ittihad al-Ichtiraki, cercano a la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) del primer ministro Abderrahmane Youssoufi.
Sassi propuso empezar con un gesto simbólico: eliminar prácticas serviles empleadas en la corte, como la que obliga a funcionarios y empleados a besar las manos del rey. "Contrariamente a lo que algunos creen, empanciparse de esos ritos heredados de la edad media no afectará l a identidad marroquí", dijo Sassi.
En los últimos años del reinado de Hassan hubo algunos tímidos camb ios considerados significativos, como el nombramiento de Youssoufi – un viejo opositor varias veces encarcelado y una vez condenado a muerte – como primer ministro.
Pero ahora partidos políticos y activistas de la cosiedad civil exigen más. "El nuevo rey debería adherir con decisión y valentía al nuev o ambiente… Cualquier posición adversa, o un paso atrás podrían ser fatales", estimó Sassi.
El 30 de julio, en su primer discurso, Mohammed sugirió que las instituciones del país deberían reformularse al estilo de las monarquí as europeas, en especial la de España, donde el rey Juan Carlos jugó un pap el decisivo en la estabalización del sistema democrático tras la muerte del dictador Francisco Franco, en 1975.
Hassan mantuvo al heredero lejos de las actividades políticas, en particular las represivas. El príncipe era conocido por sus actividades caritativas y filantrópicas y hasta ahora su apego al sistema de monraqu ía constitucional no pasa de las declaraciones iniciales.
Pero "el sólo hecho de que el rey ascendió al trono según las norm as constitucionales y no según el voto tradicional de lealtad es en sí una señal positiva", comentó Rachid Laasri, un conocido analista local.
La mayor innovación política que se espera en Marruecos es la reforma de la Constitución, para abrir paso a un cambio político. "Tenemos que avanzar hacia una genuina monarquía parlamentaria, con un parlamento eficiente, que tenga atribuciones legislativas y presupuestarias", dijo Sassi.
Esta propuesta, obvia en muchas otras partes del mundo, causó controversia en marruecos. Una reforma constitucional ordeneda por Hassan en 1996 instituyó un parlamento bicameral integrado por 325 diputados elegidos por sufragio popular y una cámara de 270 consejeros, elegidos por mecanismos indirectos.
Pero el Rey mantuvo para sí el presupuesto del Palacio real y de la defensa, mecanismos clave de la conducción del país y del conflicto con el Frente Polisario por el control del Sahara occidental, que Marruecos ocup ó militarmente en 1975, cuando España lo abandonó.
Las organizaciones no gubernamentales también han demandado la separación de los poderes del Estado y el reconocimiento de la independencia del sistema judicial.
"La aplicación de las convenciones (internacionales) de derechos humanos, en especial aquellas relacionadas con la mujer deberían sobreponerse a la anticuada legislación interna", Mohammed Narjissi, un abogado de Rabat dijo a IPS.
También el papel del primer ministro es ensombrecido por el del Rey. "Las prerrogativas del primer ministro deberían extenderse e incluir la dirección del consejo de ministros, en lugar del Rey", subrayó Laasri.
Aunque el primer ministro debe corresponder a la fuerza con primera mayoría en el Parlamento, su papel real es de mera coordinación.
Esa limitación ha reducido el campo de acción de Youssoufi, duramente criticado por algunos de sus compañeros de partido, que lo acusan de vende r los principios partidarios y aceptar un papel secundario frente al ministro del Interior, Driss Basri, uno de los leales de Hassan.
Basri ha mantenido la poderosa cartera del Interior por más de 20 año s, durante los cuales ha sido señalado como el autor de la formación de partidos políticos "administrativos" -sin base real – utilizados en la lucha política para reducir la acción parlamentaria de los grupos nacionalistas, islámicos e izquierdistas de oposición, que cuentan con apoyo popular.
Uno de esos partidos, la Unión Constitucional, exigió al primer minis tro Youssoufi que explicase por qué el diario de su partido había publicado la entrevista con Sassi, que según ellos convertía al jefe del gobierno en un agente de la discordia y de los antimonárquicos.
En la entrevista, Sassi no sólo demandó la moderbización del régi men monárquico, sino tambien una reforma del sistema de privilegios burocráticos, incluída la administración pública y los casi 600 parlamentarios.
Aunque el nuevo monarca no se pronuncia, los críticos asumen que cuenta n en él con un aliado. La reducción de la buroracia estatal y parlamentari a sería "un primer paso en la reducción de la siempre creciente brecha en tre los ricos y los pobres en Marruecos", dijo Laasri.
Una cuarta parte de los 27 millones de marroquíes vive en situación d e pobreza, mientras 23 por ciento de la fuerza de trabajo está oficialmente desempleada, según Naciones Unidas. El gobierno marroquí fija la cifra d e pobreza en 13 por ciento.
Más de la mitad de la población marroquí es analfabeta y la tasa de mortalidad infantil es de 60 por cada mil nacidos vivos. Marruecos ocupa el puesto número 125 en el Indice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, muy por debajo de Argelia y Túnez, sus vecinos del Maghreb.
Para muchos, el rey Mohammed VI no podrá ser un jugador independiente y desinteresado en esta escena, pues el no sólo es heredero del trono y su inmenso poder, sino tambien de la riqueza que trae consigo.
Pero las demandas y críticas del presente eran impensables en el tiempo de Hassan. "La oportunidad para Marruecos de modernizarse está ahora a la mano y quien ama al Rey debe decirle la verdad", sentenció Sassi. (FIN/IPS/na/ak/af-hr/99)