COLOMBIA: Pastrana, un primer año con pocos avances

El presidente de Colombia, Andrés Pastrana, cumple este sábado su primer año de gobierno en medio de una profunda crisis económica y social, y con una opinión internacional que comienza a tornársele adversa a causa del conflicto armado interno.

Las promesas de su discurso de toma posesión, en el que planteó que sus prioridades serían iniciar un proceso de paz con la guerrilla, reactivar la economía y mejorar la imagen internacional del país parecen difíciles de cumplir.

El ex canciller Augusto Ramírez Ocampo, miembro de la Comisión Nacional de Conciliación, que promueve la solución negociada del conflicto, dijo a IPS que el mayor logro del gobierno ha sido su persistir en el diálogo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor fuerza guerrillera del país.

Haber llevado a la mesa de negociaciones a las FARC "después de siete años de infructuosos intentos, aún arriesgandose a un alto costo político, es muy positivo", afirmó.

Pastrana logró en la recta final de la campaña electoral el apoyo indirecto de las FARC, que descalificaron a su más inmediato competidor, el liberal Horacio Serpa, y el 9 de julio, una semana después de ganar las elecciones, se reunió con el líder de ese grupo guerrillero, Manuel Marulanda, "Tirofijo".

En esa histórica reunión Pastrana anunció que en los 90 días siguientes iniciaría el diálogo con las FARC.

Al mismo tiempo, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda fuerza guerrillera de Colombia, firmaba en Maguncia (Alemania) el "Acuerdo de la Puerta del Cielo", con el que también daba inicio a su proceso de paz particular con participación de organizaciones de la sociedad civil.

Pero un año después, el diálogo con las FARC se encuentra en su peor momento, por las discrepancias existentes para la constitución de una Comisión Internacional de Verificación del proceso de paz, y con el ELN está suspendido.

Ramírez Ocampo consideró que la intransigencia de los jefes del ELN, que mantienen como rehenes a cerca de 80 personas que el gobierno pide sean liberadas para reanudar el diálogo, y "algunos desaires oficiales" conspiran contra el acercamiento.

En el plano económico, Pastrana reconoció hace un año que recibía el país con sus indicadores "gravemente averiados y sus finanzas públicas destrozadas", y anunció un Plan de Desarrollo que sería "la carta de navegación" para llegar a una sociedad con crecimiento y mayor igualdad.

El esfuerzo macroeconómico estaría dirigido a "la urgente generación de empleo" y a la creación de mayores estímulos a la inversión privada para reactivar la producción.

Pastrana recibía un país con 16 por ciento de desempleo y una inflación de 20 por ciento, y el crecimiento de la economía había descendido de 3,05 por ciento en 1997 a 0,6 por ciento.

Un año más tarde, la situación en lugar de mejorar, como había pronosticado el presidente, ha empeorado.

Oscar Arcos, del no gubernamental Centro de Educación y Cultura Popular (CINEP), aseguró que la aguda crisis que ha vivido Colombia durante los últimos cuatro años está estrechamente relacionada con la forma como se llevó a cabo el proceso de apertura económica.

Los analistas coinciden en que la creciente inseguridad generada por la escalada de la guerra y la falta de resultados en el diálogo de paz tanbién inciden en el deterioro actual de la economía.

Al cierre del primer semestre de este año, las cifras muestran un desempleo de 19,8 por ciento, el más alto de la década, y según la privada Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo), no se prevé mejoría.

La inflación en este primer semestre bajó a 10 por ciento, pero mientras el gobierno explica la caída por las medidas macroeconómicas adoptadas, sus criticos la atribuyen a la recesión y el alto desempleo.

Con la intención de revertir la situación, el gobierno ha llevado a cabo una reforma tributaria, dos devaluaciones, un plan de salvamento para el sector financiero y firmado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que envió señales de confianza a la comunidad internacional.

No obstante, este acuerdo, que le permitirá al país recibir un préstamo de hasta 5.000 millones de dólares, conlleva el compromiso de adoptar reformas estructurales y un plan de ajuste fiscal que han incrementado el malestar social.

El movimiento sindical, que ya recibió el anuncio del congelamiento de salarios en el sector estatal para este año y una reforma laboral que consideran afecta los intereses de los trabajadores, anunció para el día 31 un paro que sería el segundo que afronta el actual gobierno.

El ex ministro de Hacienda Rudolf Hommes criticó la ausencia de política social del gobierno de Pastrana y advirtió el peligro de estallido social si continúa "indiferente a las necesidades de los más pobres".

Según Luis Valencia, de la privada Universidad de los Andes, la llamada "Diplomacia para la Paz" le dio en sus inicios buenos resultados a Pastrana.

El mandatario realizó el año pasado dos visitas a Estados Unidos en las que recibió total apoyo del gobierno y el Congreso de ese país para su política de paz. También recibió el respaldo de los miembros de la Unión Europea y de sus vecinos latinoamericanos.

Si se consolida la paz, el apoyo de la comunidad internacional vendrá, "pero si fracasa, las presiones de los gobiernos para evitar que el problema de la violencia traspase sus fronteras se acentuarán", dijo Gustavo Zafra, de la privada Universidad Javeriana.

La creciente presencia de militares y asesores estadounidenses en el territorio colombiano y las reiteradas declaraciones del jefe de la oficina de la política antidrogas de ese país, Barry McCaffrey, sobre los vínculos entre la guerrilla y el narcotráfico, avivaron rumores sobre una posible intervención.

El ex canciller Rodrigo Pardo, actual director del diario El Espectador de Bogotá, cada vez hay mayor debate en la comunidad ionternacional sobre el problema colombiano y sus consecuencias sobre los países vecinos y la seguridad de la región.

No obstante, Pastrana aseguró reiteradamente que Colombia no constituye una amenaza internacional y que confía en la voluntad de paz de las FARC para lograr un acuerdo que ponga fin al conflicto armado interno. (FIN/IPS/yf/ag/ip/99

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