BOLIVIA: El retorno triunfal del escritor Paulo Coelho

El brasileño Paulo Coelho, quien es hoy el segundo escritor más vendido del mundo, estuvo en Bolivia hace 30 años como hippie mochilero, cuando salió por primera vez de su país. Ahora volvió como principal invitado a la IV Feria Internacional del Libro.

Hace tres décadas, el joven Coelho andaba en una permanente búsqueda espiritual, intentando explicarse todo en tiempos de sexo, drogas y rock and roll. Ahora piensa que ese intento era una tontería, porque "la vida en sí misma es un misterio".

En 1969, acompañado por su novia, Coelho visitó las ruinas de la milenaria cultura preincaica de Tiahuanacu, a una hora de La Paz, donde la gente dice respirar una atmósfera mística cuando se pasea entre monolitos y puertas pétreas que reciben los primeros rayos del sol en el comienzo de cada estación, con precisión milimétrica.

Ahora, con 52 años cumplidos el 24 de agosto al pie de la Virgen de Copacabana, ubicada a orillas del Lago Titicaca (a 100 kilómetros de La Paz), Coelho es una celebridad.

Sólo uno de los varios días en que visitó la Feria Internacional del Libro, que concluyó el domingo, el escritor dedicó cuatro horas ininterrumpidas a firmar sus obras, ante interminables filas de lectores bolivianos.

Este hombre bajito, delgado y de pelo blanco, siempre de negro y elegante, es un fenómeno de ventas sólo superado por John Grisham, un autor estadounidense de novelas.

Hace tres semanas, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton apareció en la primera página del diario estadounidense The Washington Post con el libro "El alquimista", de Coelho, en sus manos, y el presidente de Francia, Jacques Chirac, condecorará al escritor en septiembre con la Legión de Honor.

"El alquimista", que narra la historia de un pastor que deja su rebaño, viaja por el desierto y se descubre a sí mismo, vendió más de 25 millones de ejemplares en más de 100 países del mundo, y fue traducido a 42 idiomas.

Coelho no oculta su orgullo ni su convencimiento de que él es la verdadera vanguardia literaria, porque hace "literatura para el pueblo".

Los seguidores del autor afirman que en su obra hay fórmulas para hallar la felicidad y la paz interior, como en los libros de autoayuda y de la tendencia "New Age" (que propone un retorno a la espiritualidad individual, vinculado con diversas tradiciones milenarias ajenas a la llamada "cultura occidental").

Coelho dice que muchos intelectuales lo quieren encasillar en esa categoría para descalificarlo.

"No veo que mi obra sea la de un religioso. Hablar de la espiritualidad no me hace distinto. Yo soy un ser humano como cualquier otro. Uno no necesita ser espía para escribir de espionaje", dijo una y otra vez a los periodistas que le preguntaron si se consideraba un consejero espiritual.

El escritor opinó además que las experiencias son intransferibles y que los consejos no sirven para nada.

"Lo que hago es escribir las inquietudes de mi alma, como una persona que busca algo y logró traducir (esa búsqueda) en un lenguaje que las demás personas entienden. Soy un escritor de ficción, un peregrino", añadió.

Coelho subrayó que no escribe para ayudar, sino para acompañar, y que no se le puede considerar un integrante de la tendencia "New Age" porque fuma, bebe, come carne, es 'políticamente incorrecto' y no busca a los elegidos y puros, sino que trata de llegar a la mayor cantidad posible de gente.

Tampoco admitió que se le considere una moda: "¿Moda? No. ¡Son doce años de éxito!", se apresuró a responder.

Cuando se le preguntó a qué escritores leía, señaló al argentino Jorge Luis Borges, el estadounidense Henry Miller, el británico William Blake y el brasileño Jorge Amado como sus mayores influencias literarias.

Ese es Paulo Coelho, un hombre nacido en Río de Janeiro que tiene la certeza de que en cualquier momento del día muchas personas están leyendo algún libro suyo en alguna parte del mundo.

Quizá como una forma de agradecer tanta popularidad, el escritor no quiere perder el contacto con sus lectores, y viaja constantemente para firmar sus libros allí donde se lo pidan.

"Creo que el hecho de ser el segundo escritor más leído del mundo me permite no alejarme de los problemas, sino acercarme a ellos. En mis viajes por Europa, Sudamérica o Africa intento no perder el contacto con mis lectores. Para mí, un lector boliviano es tan importante como uno estadounidense", aseguró.

Coelho estuvo una semana en Bolivia, y el interés de difundir aun más su obra hizo que renunciara a cobrar derechos de autor en este país, para que el costo de sus libros sea accesible e incluso más bajo que el de las ediciones ilegales.

Libros de Coelho como "El alquimista", "El peregrino" o "La quinta montaña" circulan ahora en Bolivia en ediciones legales cuyos precios equivalen a unos seis dólares. (FIN/IPS/ac/mp/cr/99

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